martes, 24 de febrero de 2015

EN LA PARCELA [100]

EN LA PARCELA  [100]

Viendo tan solo caer la nieve, lejana y ajena a  la tibieza de mis manos, un poeta se entretuvo, dejando su telar para que otros escribieran.

Hay un amor que muere de frío ante sábana tan extensa... ¿será una flor?, o tal vez un oso que decidió dormir para siempre, olvidando tal vez, que los inviernos pasan, al igual que las primaveras.

¿Están locos?, ¡que no duerman!, el sol estaba jugando un rato, entre brazos dorados bañados de miel del cielo, en otro bosque, y pronto serán hallados quienes cierran los ojos y no esperan... ¿quién dice tal tontería?, y a lo lejos se escucha el cantar de un búho, mimetizado entre la blanca tela que cubría un árbol.

Adiviné que el frío interno hace morir  la piel, y que la providencia guarda grasa para el mañana, cuando caen y caen los copos de nieve, para llenar las páginas del bosque de telares níveos, a donde el poeta escribirá su nombre y el mío.

Eso espero… que se nos bendiga con amor, que se armen muñecos con sonrisas que prometan mañanas, si acaso llegan…

Una barca de cristal anhela retorne el ruiseñor a mi ventana, que no encuentre rocas disfrazadas a su paso, y el mar esté sonoro, la música sea compuesta por las enormes ramas de palmera, y un sortilegio sea el cañaduzal seco, acompañando tan divina comparsa con pompa y alegría.

Se borró su voz… nadie la grabó… el video donde cantaban los pastizales y pensaba en ti. Pero regresaré otro día, si el reloj del tiempo no se detiene para mí, y sabrás de qué melodía te hablo.

Caminé un rato y visité la tumba olvidada de mi Nena, los pajaritos estuvieron cantores al amanecer, y cuando el ocaso disfrazó su señal de viaje con payasitos de colores, retornaron las aves que se habían ido, y todos los árboles fueron orquesta antes de mi regreso.

Una oración callada y muda… te vi danzar muchas veces… parecías corretear una paloma perdida en el bosque, y tu luz llenó de mágicos sueños mi alameda, cuando un adiós se predijo, y un poema parió la vida, ante imagen tan divina.
¿Viste poeta?, ahora somos padres, entre tú y yo, en silencio, llenaremos bosques blancos de pequeñas letras.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 28/15
© 10-491-97




EL RELOJERO Y YO... [99]

EL RELOJERO Y YO... [99]

Está cansado el relojero, sufre de ahogo... lleva un pequeño barril para tomar aire, y me pidió que dejara llevar el reloj para arreglarlo en casa, pero sentí temor, porque la vez pasada el otro tipo casi lo pierde, y ahora él, necesita mucho tiempo, tiene sus mañas el equipo, de estar tantos años estacionado...

Ahora me siento mal... ¡vaina rara somos los humanos!
Pensé: ¿si en el camino como lo ven abuelito se lo roban?... es horrible pensar así, pero es una gran realidad.

Mañana, si hay un mañana, haré lo correcto... ¿qué será lo correcto?, ¿permitiré que se lo lleve?, o le digo que descanse un rato, ya se lo dije, en la pequeña alcoba donde hay seres que van y vienen, en medio de las sombras.

Lo vi muy cansado... la brisa no llega a sus pulmones y habla agitado, es angustioso, a veces despierto en la noche así, me ahogo, no sé qué problema tengo, despierto con mucha tos, pero el relojero está anciano, temo que no regrese, y el reloj se quede atorado en el rincón del tiempo.

Necesito que marque más minutos y segundos para mí, por todos los años que estuvo casi muerto, que suenen sus campanas, que el abuelo pueda respirar sin esa pequeña ayuda, sería bonito, pero lo vi caminar muy lento con el bordón a tiro, y esto me hizo sentir muy mal, debí dejar que se llevara ese viejo reloj... ¡no puedo creer que algo tan simple me haga sentir como una estúpida desconfiada!, él no necesita de mi viejo reloj, sino de la brisa, es lo único que le falla porque tiene una mente lúcida, y es un genio que guarda mucha sabiduría, en el fondo, deseo que esté aquí unos días más, para escucharlo hablar.

Es el recuerdo vivo de un hombre sabio que pasó alguna vez por aquí... no es el reloj, ni es mi doble moral, ni es el viejo reloj... es algo más, lo sé...

Y recuerdo que me trajo 4 libros que guardaba con celo, tienen olor a tiempo, a lágrimas, y eso no tiene precio, es verdad, soy una vieja estúpida, él sin conocerme me hizo un regalo y yo… ¿qué hice?... es  lo malo de ser humano, vivimos de error en error y no aprendemos la lección, merezco la condena del infierno, porque él ya se ganó el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla 26-01-15
© 10-491-97






POR LA NIEVE [98]

POR LA NIEVE [98]

Para lo que dura la nieve, se vale un beso de brisa entre los desnudos gajos...
Acierto es una gaviota tibia anidando en la esquina más olvidada de un acantilado, ¿acaso ella piensa en el intenso frío que cala las rocas?
¿Conoce el hombre el lugar donde el mago inventa el poema de la vida?
Si pudiera viajaría ahora que estoy cansada, un segundo me regala el pentagrama para hacer mutis por alguien que despertó temprano, y en ese abrir intenso de la mirada, halló un jardín pleno, y  las orugas no tenían cárcel, ni el águila poseía garras.

Hay un algo invisible que vuelve grises las nubes, pero la distancia le da color al cielo, y la cercanía conjuga mi amor en un aroma, como un raro prodigio, que al pasar la mano nada toca, adivinando el viento un beso en azules gajos, y copia el lago lo mustio del bosque para dejar un sueño vencido y pasajero, enredando hilos de cometa en tranquilas aguas.

Por la nieve mis pisadas y las tuyas, el hogar que bendice tu mirada al retornar de largo viaje,  y el poema que componemos los dos, aun sabiéndonos ajenos, pero pegados del mismo pensamiento.

Se ha quebrado el río… pasó un alcatraz y fue copiado en su cristal, cayó la última hoja seca y ahí se quedó, sin tener frío pudo soñar que era un ermitaño buscando una casita blanca, como un préstamo, en medio de todas las almas que habitaban bajo la colcha blanca de un largo invierno.
Se vale todo, por la blancura de la nieve… hasta saber que me amas, como yo a ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 26/15
© 10-491-97



MI LUNA LLENA/A Karen [97]

MI LUNA LLENA/A Karen [97]

Cuando mi luna se llenó, sentí que mi alma se multiplicaba, pero cuando algo en mí se movió, comprendí de la grandeza del Creador en mí ser, su iglesia, y el reloj de mi tiempo frenó, para ser mi tiempo con el otro reloj que palpitaba a mil por segundo...

Entonces te sentí en mí, como una cometa pequeña que se asía de mi carne y de mis entrañas, para elevarse, y salir de lo profundo de mis aguas tibias...
Un sonajero canta ahora, un motivo bendice mi existencia, y el caminar es más lento, porque debo guardar mis energías para sus prisas, que son las mías.

Mi luna ahora se vuelve morena, un hormigueo asiste dos montañas en mi pecho, se crecen los ideales, se brillan los ojos y mi don de mujer semilla, hizo fértil mi existencia en un mundo donde el amor equivoca el camino, pero tú no equivocaste el sendero de mi carne, para volverte lirio bendecido en mi propio valle.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 26/ 15

10-491-97



CAMPANADAS [96]

CAMPANADAS [96]

Y se quedó el mar llorando,
Golpeó con fuerza las rocas en su orilla...

¿Qué hago aquí tan triste, en vez de reír?
¡No entiendo!, puede ser que me falta el hilo de tu cometa
Para enredar mi corazón en el tuyo
Volviendo campanario la iglesia del alma
Para que suene la partida de alguien.

No estemos tristes, ¿para qué?
La pesadumbre es como probar amarga hiel
Pues en medio del dolor bulle la vida,
Los niños abren la flor que los guarda
Y resucitan cantares en el jardín
Al caer de las gotas de lluvia.

Van y vienen los colibríes
Se quedan besando la rosa olvidada,
Una  mirada busca la tuya
Y jamás serán halladas.

¡No llores!... otro día ha llegado
Nuevos afanes y prisas
¿Para qué correr?

Descansa... brindemos por hoy
El café huele a bosque
Parece un aroma campesino
Que invita a contemplar los colores
Y a doblar las rodillas por otros.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 26/15

 10-491-97

MI ESTRELLA [95]

MI ESTRELLA [95]

La estrella que buscas está en mis ojos, y la que persigo, habita en los tuyos...

Eres de éste día y de ésta noche el acierto más claro.
Amanece, y sigo pensando en ti... pero la tarea aguarda los brazos que se cansan, ¿tan temprano?... es que llevamos caminando un largo trecho sin llegar a ningún puerto...

Me gustaría anclar mi barquita de papel en tu corazón...
Siempre la melancolía, como la flor que más resucita en mi bosque, siempre esa tristeza que no comprendo...

Más volteo a ver a tu frío bosque, y el blanco, como un traje de novia, despierta las ganas de ti, los árboles se cubren de ese velo y se desnudan en un rato para el sol.

Amor, mío amor... y yo aquí pensando en ti, sin saber si hago bien o mal, pero me siento como algo que se usa, y la piel está hambrienta de caricias, pero huyen, mi cuerpo es sólo un trozo de algo para derramar la hiel de un árbol fuerte, que busca en mi descanso...

¿Cómo será tenerte como nieve sobre la piel de un árbol?
¿Cómo será besarte, como besa el frío las alas abiertas de una gaviota?

Me abrazo a ésta locura, una mueca se dibuja tan solo, la obligación espera, corro por la tarea, hoy me duele un poco la vida, pero me alegra el dolor si puedo verte, y ese algo indescifrable que me une a ti en un suspiro, se queda en mi corazón, como un pequeño lago inalcanzable... donde sólo nadan mis sueños
Y tus ojos, son la estrella que se queda en los míos...


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, enero 26/15  
© 10-491-97

LA VOZ DE LA MAÑANA [94]

LA VOZ DE LA MAÑANA [94]

Me habla la mañana,
Recitan las aves prisioneras versitos blancos
Una paloma pequeña se recupera de múltiples heridas
Pero la libertad es incierta ante negros pájaros
Que desnudan su piel, y se beben el río de sus venas.

Hay una canción enredada entre las palmeras
Calla... no grites para que la escuches...
Dice: ama... ama más a quien te desprecia
Quiere más a quien te odie,
Y no quemes las hojas secas.

El árbol ha orquestado una fiesta
Pájaros van y vienen, pero son pocos
El amado mirlo no regresa
Tal vez se ha olvidado de mí,
O encontró en el camino una enredadera
Con flores rosadas y aroma fresco.

Hojas secas de mi vida,
No las quemes en mi despedida
Que el fuego no abrase la piel
Que sean tus brazos a mí alrededor
Como una cobija para un largo invierno.

No digan adiós a nadie,
El adiós no existe…
El tiempo es una melodía que transita
Cual pálida nube empujada por la brisa.

Di muchas veces: te quiero, te quiero…
Que tu rostro regale una sonrisa a tiempo o a destiempo
Si no regreso ahora, no es una despedida
Es que mi reloj continúa marcando un paso de continuo
Un algo irreal, como éste divino sueño de existir.

Espera… debes perfumarte un poco
Que huelas a lirios frescos
Asoma la primavera cuando abras los ojos
Las hojas secas, siguen cayendo
Las nubes locas… siguen viajando
A pesar del verano intenso
Sin importar el  invierno y la nieve
Que vuelve anciana una montaña,
Más ella nunca envejece
Sólo muda, cambia, se transforma
Y las aves que se fueron
Retornan cuando la lluvia aparezca
Al aparecer brotes de flores nuevas
Entre poemas y sinfonías,
Retozando musicales notas
Como el vaivén de las olas
Al besar las rocas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 25/15
© 10-491-97


A GERMAN ALONSO [93]

A GERMAN ALONSO [93]

Soy como la hoja danzarina,
Que al besar el aire más se anima...

El cantor de palabras enredadas, en todos los idiomas
Tronco en el camino, veredita callada a donde cantan las aves
Soy el sitio preferido de un ángel, que conoce mi voz y mis ansias.

Quiero un amor... ¿en dónde estás linda mía?
Es la sonrisa que me llamaba, los labios que me besaban
El abrazo nunca negado, la canción preferida
La más perfecta sinfonía entre mi vida y la voz de una flor.

Pero se fue y no sé a dónde... ese aroma
¿En dónde estará la princesa cantora?
Sus manos como seda por mi rostro
Sus pechos cual nido de alondra en invierno
Su corazón... el juguete que me hacía sonreír
Ella mi rosa perfumada por siempre.

Ahora... soy la voz de Dios cerca de ti
Escucha... hay un sonido que no percibes
Mira a mis ojos cuando estoy dolido
Porque me lastimas cuando eres indiferente conmigo.

Ahora, me encierro en el mundo de imágenes
Para mí, la música es la palabra más esperada
Y reír, el camino más buscado
Déjame abrazarte, es lo único que tengo para dar
Si no tienes nada para mí, no tengo la forma de enojarme
Pero voltea a verme sin enojo…

Al enmudecer para siempre
Sentirás mi voz, como un río caudaloso
Que se pierde en el azul del mar
Y ahí, también me hallarás
Cuando resbalen perlas mudas por tus ojos
Parecidas a mí.

Raquel Rueda Bohórquez

25-01/15
© 10-491-97


CUANDO TE VI [92]

CUANDO TE VI [92]

El amor hace florecer lo pálido de cualquier bosque,
Y podemos descifrar los códigos secretos del alma.

Desde que te vi, un algo nació en un muerto corazón
parecía que los sueños se habían esfumado,
la melancolía recurrente como las gotas de lluvia
inundaron mi pecho de sales marinas.
Llegaste como un milagro lleno de luz
Para quedarte dentro de mis ojos…
Había atrapado al fin la estrella viajera
Que huía ante mis deseos.

Desde que te vi, un grito me llamó la atención
¿eras acaso un caballo de nieve?
¿En dónde estabas?, tenías tantos códigos secretos
que nada podía adivinar para mí.

Desde que te vi, sentí deseos de correr
parecía que la juventud había retornado,
mis piernas recobraron el impulso de la primavera
las hojas secas se volvieron humedad,

Y ansiosa como una flor sin consentir te esperé...

Frágil como el cristal que se congela sobre las arenas
Así parecías, más una imagen colocada en un estante
Me volvía prisionera de los sueños,
Como una flor vencida ante la voluntad del sol,
Esa verdad  aceptaba.

Doblo el cuello... ¿en dónde estará la providencia?
Quería un amor como tú, con tus ojos y tu boca,
Siempre lo añoré… caballero, poeta, enamorado de la vida.

Más todo lo que deseo tiene dueña
No puedo tocar lo que no me pertenece,
Pero cosa rara, el viento me regala un suspiro tuyo
Que se mezcla junto al mío,

Cuando al cerrar los ojos el silencio me acompaña
Me desdoblo, para estar contigo cualquier día,
En medio de la calidez de una lámpara violeta
Abrazada alma con alma,
Como en las mañanas heladas
La gaviota viajera besa la nieve
Y con ella se acompaña
Conjugando un verso amor
Entre sábanas blancas.

Raquel Rueda  Bohórquez
Barranquilla, enero 24/15
© 10-491-97















¿Y EL CALEIDOSCOPIO? [91]

¿Y EL CALEIDOSCOPIO? [91]

Estoy cansada de parecer, tan solo quiero ser la hoja que danza con la brisa, y el perfume que ora con el viento.

¿Y el caleidoscopio?... primero se agotan mis manos levantadas que él de regalar una imagen, tan divinas que parecen hechas a mano, tan hermosas, que sólo les falta un colibrí para besar el arte de su mago interior.

Quise buscar la mejor para ti, más un jardín tras otro aparece, un sueño se dibuja en medio de un largo camino, donde el final es una fronda  llena de promesas que no tiene fin.

Pienso que la muerte es el sendero más dulce porque el dolor termina, la ansiedad, esa angustia que forma una roca espinosa en el corazón, y a veces quiero orar por quienes sufren, pedir a Dios su mano para salvar la piel o atrapar el alma, en medio de un mágico túnel lleno de promesas y esperanzas.

¿Y el caleidoscopio?... ¡es tan lindo!, siempre un jardín oculto en el trono donde un rey habita… Él está en medio de cada punto que gira y gira, y hace mover todo lo que vemos.

Ahora pienso que angustiarnos de nada vale, y de nuevo recurre mi niña a ver por ese pequeño hueco donde cabe el universo,  ¡si mis brazos no se cansaran!, pero nos agotamos a veces, busco a través de las sombras una silla vacía y un soporte… ¡sí!, soy un pequeño genio, una dama vestida de colores que inicia a danzar, cuando de nuevo aparecen en medio de la nada, otras mágicas flores entre verdes hojas de cristal.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 24/15
© 10-491-97


EL RELOJ [90]

EL RELOJ [90]

Cuando el reloj viejo deja de funcionar, es porque tiene el paso de los años en su interior, y puede ser que ni el relojero sea capaz de revivirlo, hay que limpiar y aceitar, quitar la corrosión, mirar el engranaje que empieza a fallar, se desgasta como nuestra piel y huesos…

Cuando el reloj viejo deja de sonar, es porque su voz se cansa, más hay algo en su interior que descansa, para tomar la fuerza de un segundo más, y cantar en su propio funeral.

Cuando el reloj descansa sus brazos, y ni la brisa mueve ese péndulo de días y de años, es porque su tiempo se acorta, y toca poner mucho cuidado al sonido de su corazón, ese lento caminar, ese compás, que se vuelve como un dispar aliento, que musita versos del silencio donde habita la paz.

Cuando el reloj se olvida, y nada importa, ni el sonido de su corazón… él trae un cajón mortuorio que recibirá sus despojos, y en algún lugar escucharemos otras campanas prestadas en el ambiente, en medio de solares grandes y casas  sin tejado.

Pon mucho cuidado a los relojes viejos… hablarán por ellos…  por los que tocaron algún día el minutero y palpitaron de alegría al escuchar los sonares de su alma.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 24/15
© 10-491-97


¿POR QUÉ NO QUIERO SER ABUELA? [89]

¿POR QUÉ NO QUIERO SER ABUELA? [89]

Estamos en una época difícil para criar a nuestros hijos, y creo que ha sido la peor de todas, pues la libertad mal concebida nos dejó sin herramientas para educar, ¿qué se puede esperar de una abuela?, será el sillón abandonado en la historia, la cosa que está por ahí estorbando, ¿qué respeto se puede esperar de mis nietos, si no lo recibo de mis hijos?...
Tan solo preguntas sin respuesta, pero los padres "sabios" que abundan, tendrán la respuesta, una gran mentira, no hay mejor padre en ésta época, lo que hacemos en casa, se desbarata en la calle.
No quiero ser abuela por muchas razones:
1. No quiero niños para vivir en un mundo lleno de mentira, vanidad y guerra, corrupción, falta de amor y respeto por los demás iniciando por la naturaleza...
2. No quiero nietos que me enreden en vez de darme una mano si necesito su ayuda, cuando ya mis pasos estén cansados...
3. Si ahora, cuando abro la puerta para recibir a un hij@ el saludo es: ¡Qué mira!, ¡chismosa!... ¿qué saludo me esperaría si acaso llego a una mayor edad?
4. Nos convertimos en porteras nada más, sabemos que ellos no son nuestra propiedad, pero si viven en casa deben respetar y seguir ciertas normas de conducta, pero los jóvenes de ahora no quieren reglas, se pasan por la faja la autoridad de los padres, y quieren vivir a su antojo sin que nadie advierta siquiera de los peligros a los que se exponen, ya que ellos se las saben todas.
 5. ¿Serán nietos sanos?... ésta pregunta me asalta, cuando las jóvenes salen a la calle, viven sus vidas con tal libertad, que se olvidan del respeto que merece nuestro cuerpo, inician el uso de pastillas anticonceptivas, pruebas de embarazo, hasta abortos escondidos, pues muchos casos vemos a diario, y el temor de una madre es: después de que se abusa tanto del cofre donde se deposita la vida y se aniquilan bebés antes de que lleguen a la profundidad del mar, ¿cómo serán aquéllos, que tal vez por aquello de “ahora sí quiero tener un hijo”, ¿llegue a vivir?... ¿será apto el cofre para él desarrollarse?... lo dudo mucho, es una de las razones por las que muchas mujeres no pueden ni parir ni tener hijos, después de tanto abuso con el tesoro más preciado de todos: nuestro propio cuerpo.

Y que nadie se haga santo, ni me hago santa, ellos imaginan que en nuestra época fuimos peores… pero qué equivocad@s están… antes que todo hubo algo muy importante y se llamaba: Temor de Dios, que ahora es una carcajada enorme, y una mirada despectiva cuando nos llaman ignorantes.

El amor está ligado con el respeto, la responsabilidad y el acierto, que es la fortuna recibida en una época tan difícil para traer niños al mundo, donde la violencia es el caldo que se cultiva y es uno de los temores: ¿Mis nietos para la guerra?, ¿nietos para la calle?, lo mundano, lo incierto… ¡qué intranquilo es cruzar la esquina!, sabemos que la vida no le pertenece a los padres, pero nuestros hijos siempre serán ese hilo que los mantiene prendidos de nuestro ombligo y corazón hasta la muerte, sin importar qué clase de hij@s seamos, ¿y la abuelita en dónde queda?... por ahí está la vieja, huele a orín… ¡llévele un café y que no joda!  

¿Hemos sido mujeres libertinas?... la juventud cree que libertad es hacer lo que les da la gana, ser irresponsables y abusivos, pero después, cuando deban parir a sus hijos, conocerán de los dolores de madre, y como madre no deseo que ninguno de mis hijos sufra éstas angustias.

¿Por qué no quiero ser abuela?... es una manera de pedir a los jóvenes de ahora un poco más de cuidado y respeto, con ellos mismos, pues toda libertad mal concebida tiene una consecuencia que duele, pero no ahora, en el camino cuando la semilla esté débil y agotada, y el cofre no esté apto para recibirla, conocerán las razones de ésta vieja estúpida y torpe.

¿Qué mujer no desea tener un bebé en sus brazos?...

Sería como decir que una flor carece de semilla en su interior, nacimos para traer vida al mundo, para llenar el planeta de flores y sonrisas, pero con responsabilidad, ¡no quiero nietos!, no ahora… los quiero cuando las aves conozcan en qué nido parirán sus perlas, y comprendan de los riesgos que tendrán que soportar, cuando el viento sea adverso… y esto deben aprenderlo de las águilas como mi madre, y creo que ésta vieja es sólo un gorrión mojado, que intenta ser halcón…

¡Qué difícil es volar como águila!, cuando nuestras alas siempre están mojadas.

¡No quiero ser abuela!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 24/15

 10-491-97






DICE EL RELOJERO [88]

DICE EL RELOJERO [88]

Entre charla y charla copiando cositas que dice El relojero y Dora María que está emocionada, descubrí un remedio de mi madre cuando nos dolía el oído, y era echar unas gotas de orín tibio y al rato pasaba… ahora escucho al relojero la misma historia.

El orín sirve para dolores musculares, dolor de oído, cólicos, tos, 3 cucharadas o 4… para hongos en los pies, dolor de estómago, picadura de culebra y aguamalas, /ésta me la sabía, y ahí tiene usted, me dice… lo transmito, pero ojo, no son vasos de orín… es poca cantidad, lo probaría en dolores musculares…

Ojo con los dolores en las rodillas… dice que estaba muy mal de la rodilla y no quiso someterse a cirugía, dobló un papel higiénico, hizo una almohadilla y la puso en la rodilla, aplicó orín en el papel tibio y envolvió bien, al otro día recuperado y siguió hasta que se alivió… me parece excelente probar, ésta sabiduría no se puede perder, ni es para venderla tampoco, como decía mi madre, debe pasar como los besos de lluvia, de hoja en hoja…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 24/15
10-491-97




URGENTE [87]


URGENTE [87]

Me urge saber amado mío,
Si mis balas son se salva,
O pueden llegar al profundo lago de tu alma...

¿Me lo dirás en un verso?,
Te has convertido en la musa de mis letras,
Eres de la primavera, la flor más dulce,
Y del verano, el sol más intenso...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 17/15


 10-491-97

AMOR ES... [86]


AMOR ES… [86]

El amor es un sentimiento que nos llena de paz y felicidad,
Y nos permite conjugarnos con la creación...

Yo soy todos... es mi idea  y todos soy yo... estrella pasajera,
Luz del mediodía, cielo estrellado, pájaro en vuelo...

Rocío en el pétalo de una flor,
Todo, todo es amor
Porque Dios es amor y somos su obra.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 17/15

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IMÁGENES EN LA NIEVE [85]



IMÁGENES EN LA NIEVE [85]

Así, pareciendo una pared siendo camino,
Las huellas del caminante marcan el estero de la vida
Y contempla en un sillón vacío, el alma de un poeta...

No importa que mis aguas sean frías,
Ni que la mar traviesa me enamore,
Ni que los azules como sábana me arropen,
Ni importa que surque el cielo triste una golondrina,
Si entre más cerca parecieras, más te alejas de mi vida.

Todas hermosas,
Muchos poemas nacen de tus imágenes...
Me sorprende el azul y adivino un cóndor  en el aire,
Donde también muchos sueños florecen
Y los aromas de la vida se quedan.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 17 enero/15
© 10-491-97


  



RECUERDOS 3 [84]

RECUERDOS 3 [84]

Visité mi pequeño jardín, una cárcel se abrió, mi dulce reina, si les cuento, tenía ojos verdes y sus alas amarillas, más cuando el sol en pleno rostro le besó, las rosas blancas fueron su aroma y mi perfume junto a ella, amor de mis amores, con sus alas tan abiertas como mi corazón para ti... y en un parpadeo, como las olas al besar las rocas que con pasión llegan y con devoción se desvanecen, así fue su vuelo, blanco y translúcido, perla de mar, ¿y ahora?... ¿qué será del mundo sin ti?... ¿y qué será de mi jardín sin la mariposa que siempre se lució?

Y recuerdo de la alcoba pequeña un trazo, tan solo ese íntimo velo de complicidad que para nada otros adivinaban, ese terciopelo de la nieve anunciando copetes blancos en las montañas, como si fueran gorriones, y sus almas en alocadas fiestas de bosque y río, de pétalos y aromas de montaña.

Luego, cuando sonaban las cascadas, el repiqueteo de su alar escondido, a oscuras, en silencio, sin gritar, los dos amantes se entrelazaban, parecían anacondas en el bosque, cometas que se enredaban entre bocas y brazos, y hacían resurgir blancas palomas pasados nueve meses, que absorbían sus energías, pero también los motivaba a fabricar estrellas para todos.

¡Qué contentos se ven!, ahora de la mano… ni siquiera lo vi acariciar sus pechos en público, pero ese coqueteo de toques que van y vienen, de rostro en rostro, de mano en mano, como gotas de rocío entre sus rosas, ¿quién puede olvidarlo?

¡Bonita!, ¡cómo le luce ese vestido de flores!, mi señora, sí… mi dama, mi esposa, mijita… ¿qué otro cariño merecía tan bella mujer?, y con eso se contentaba, le donaba al cielo todas las flores del jardín, y en los cumpleaños acertaban los gajos en tener 15 rosas, que ofrecía desde sus ramas, a la mariposa de turno.  

Así eran los días y las horas, olvidando que a veces se quebraban los gajos, muchas veces, pero en medio de la palidez de un día, las sombras se disolvían con el rosario en mano, como un milagro vivo, y la fe sostenía la casa a punto de caer, con sus miradas llenas de angustia ¿y ahora?... ¿con qué dinero levantaremos de nuevo?... aquí fue cuando nos sorprendió la vida con sus acertijos,  y ellos regresaron a Bucaramanga, los pocos hermanos que habían quedado en casa, el tío Isaías con su locura senil,  German, Dorita, Sonia, Cesitar… a su hermosa casa grande, pero tan enorme y vacía, ¡qué raro!, tan poco la disfrutamos, alguna razón había para ello, y las fiebres iniciaron… los nuevos golpes, las caídas… las mariposas azules y blancas se fueron cualquier día, Isaías, Severa… Agustín, Pablo, Nohema, Hilda, Ricardo, y tantos primos y tíos, que nos sorprendió la aurora llorando, y un nuevo día esperando el regreso de los viejos, ahora todo sería diferente a ese siempre, estábamos adultos, y necesitábamos a los abuelos para otras historias en los pequeños libros de la vida, de cada uno de sus hijos, y tocaba llenar las páginas que faltaban, el árbol se deshojaba poco a poco, las flores del presente no eran tantas, eran tiempos más difíciles, y la tarea de educar en medio de una libertad mal concebida, ensombrecía la tarea de los nuevos padres, nosotros, que iniciábamos a recordar que todo tiempo viejo fue mejor, pero que nos llegaba el turno de superarlos, y sólo llegó una palabra a mi boca: ¡jamás!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 21/15

10-491-97


EN MI VENTANA [83]

EN MI VENTANA [83]

Al cerrar los ojos, ahí estabas… quise seducir tu alma, y una bata negra me coloqué, por aquí ni una mirada, me perfumé un poco, miré hacia mi ventana siempre abierta para hallar algo tuyo en el viento...

Luego, las juguetonas estrellas que se desprendían me hablaban al oído con ese brillo mágico, en medio de esa luz que se pegaba de mis pestañas, y pensé que respirabas de mi aire y yo del tuyo, que veíamos a la vez otras estrellas y otros luceros en el mismo cielo, y que la luna tuya, era la mía...

Un sueño apacible contigo, acarició mi mente tu cabello escaso, me tocaste toda con delirio, y nos confundimos... como las olas en el mar, nos abrazamos tanto y tanto, que desperté al fin sin saber hacia dónde nos conducen los sueños, y de nuevo mi ventana abierta, el mismo gajo seco de limonar, las mismas aves que siempre me visitan, el mirlo no ha regresado, y pensé que está anidando tal vez en cualquier árbol olvidado en el camino.

Detallé que unas palomas se besaban y una oración se promulgó en el tejado, cuando un doblar de rodillas fabricó el sueño de la vida con perlitas blancas en otro nido...

Amor... y de nuevo estabas en mi corazón, otra vez adiviné que había juego de luces en el cielo, nubes correlonas, azules y blancas formando imágenes nuevas, y Él, el mismo sol nuestro alumbrando con pasión éste nuevo día...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 22/15

 10-491-97

EL AMOR [82]

EL AMOR [82]

Dulce poema, el amor siempre nos lleva por los mismos caminos que la aurora, ¿los conoces?, nadie evitará que la providencia nos regale flores en cualquier instante, y bien perfumadas.
A veces creemos que todo nos será negado, que los aires de princesa se van con el tiempo, y sólo quedan muertas flores en el huerto, pero es mentira, el tiempo templa el rostro y bendice la mirada, nos vuelve frágiles niñas en espera de un cantor en la ventana.
Ya no esperamos nada del hombre para iniciar a contemplar el bosque, la belleza de un gorrión en la orilla de un andén, o la majestad de un águila cuando inicia a volar.
El amor bendice nuestro caminar, con el tiempo lo hacemos despacio, hay temor a quebrar el cristal donde el Creador depositó su obra, que somos nosotros mismos, dejamos de pensar en el otro para masticar lo que esté más suave al paladar, para no atragantarnos con las cosas amargas de la vida, y lo salobre, lo tomamos como regalos para que el viaje final sea tan suave, como el aleteo de un colibrí sobre una flor y se torne la mirada en un brillo especial de estrella viajera.
¿Nos preocupa el amor?... lo tenemos frente a nosotros y a veces olvidamos… cuando al despertar lo divino penetra las rendijas olvidadas de mi vieja puerta, y la ventana se abre, para que un frío beso alivie de pesares,  y seamos amantes de la brisa mañanera, y del sol ardiente que nos espera.
Es verdad, el  amor es un poema por construir cada segundo, el verde de las praderas que semejan los ojos de mi princesa, el negro de la noche parecido a los de mi rey, el café de las montañas tan parecido a los de mi potrillo que se fue a jugar balones blancos y azules en ese planeta a donde regresaremos, cuando nuestras pisadas nadie sienta y nuestra voz se acompañe del compás divino de ese hálito, que rezongará un poco antes de abandonar el estuche que en préstamo se nos dio.
Libre, como el águila azul, como las nubes viajeras en ésta mañana fría de enero 21, así seremos en cualquier segundo, y entonces no sé si olvidaremos éste sueño de vivir, que vale la pena, demasiado; éste cerrar de ojos para tocar una guitarra y sentir la música de un árbol cuando el cantor pasa la voz de rama en rama, y se repite de hoja en hoja, ese te quiero, que adivinamos se mezcla y se comparte por igual.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 21/15
10-491-97

A TI [81]

A TI [81]

A ella, mariposa divina
Que llenó mi jardín de alegrías
Y ensombreció cualquier día
El lago de una flor blanca,
Al volar sin haber inventado el sol
Su primer poema dorado,
Cual cobija virtuosa y abrigadora
En éste tiempo de lenta agonía.

A las garcitas blancas y morenas
Que desde el amanecer inundan el valle
De blancas flores cual eterna primavera,
Se van y regresan sin saber a dónde anidan,
Acomodando el bosque a sus picos de oro
Donde se juntan soportando sus dolores,
En un solo pie, aferradas del gajo bondadoso
Que guarda sus heridas.

Al mar, varón por siempre
Que regala al marinero  un estero de sal
Donde se quedan las aguas de mis ojos
Al recordar ese amor que se fue
Para nunca regresar.

Al bosque, a la montaña, al árbol
Que adivina tristes tardes
Entre el lodo de la indiferencia,
Con buitres de hierro que devoran con saña
Siendo  infieles a la tarea del amor
Y el respeto debido a la creación.

Al manto celeste y blanco que se mueve
Arriba con gracia y hermosura,
A la luna y las estrellas.
Planeta divino por donde desees verlo
¿Otro sitio mejor hallaremos?
Ni volviendo a nacer lo encontrarás
Por ti se dobla mi  frente y mis rodillas
Para engrandecerme un tanto.

Por tal motivo, al amor que le debemos
Canto una oración, cual paloma en pastizal,
Esperando la bondad del amor entregado
De la mies como semilla que se esparce,
Y del aroma de una flor  que bendice el valle
A la vez con el don de la vida.

Amigos, a Él… mi invisible amor
Por quien todo lo apuesto ahora y siempre
Por los siglos de los siglos,
Soñando  que habrá otro tiempo
Mejor que ayer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 20/15

10-491-97