VIENDO AL MAR
Adivinando
entre sus joyas tus ojos
es un embeleso sus aguas,
seda que se vuelve magia
al besar mis pies llegando a la orilla.
Así deseo algún día
como sus olas tocar tu piel
amor, mi lejano amor,
envueltos como un pentagrama
entre los silencios de sus notas
siendo blancas gaviotas,
o negras águilas en la inmensidad.
Y te sueño, ¿lo sabías?
Cada mañana al despertar estás aquí
eres del madrigal, el poema más fresco
y de la noche, las estrella más brillante.
Pero viendo al mar, así bullicioso
imagino que son potros corriendo en la llanura
que eres tú, que soy yo
en las ancas de las olas
desapareciendo entre risas y cantos
cuanto más elevado el pensamiento,
y más locos los inventos para hallarnos.
Soy en ti como el mar
caudales de letras y proverbios,
atrapada en tu corazón
navegando en tus púrpuras aguas
mi lindo amor en éste adviento,
pareciendo una promesa inalcanzable
pero fija como perla,
dentro de la ostra de mi alma.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 7/14