miércoles, 12 de agosto de 2015

DE ROCÍO [50]

Miércoles, 12 de agosto de 2015

DE ROCÍO [44]

Humilde es una gota de rocío sobre una flor, su grandeza está en su transparencia, es un espejo donde cabe el mundo, se deja ser en medio de mis ojos, y profundiza aún más, éste mar interior que baña mi vida de sueños.

No sabe lo que es, pero nosotros sí, creemos adivinar en una gota de rocío, que su grandeza no está en lo que ves, sino en lo que representa para todos.

Cierta vez, alguien tenía mucha fiebre, no podía levantarse de su lecho y sentía que se desprendía el alma, pero una mano tocó su lengua y humedeció con un copo de algodón, abrió sus ojos, y esa lágrima que de los suyos brotó, era la fuerza que necesitaba, para saber que nada somos ante los hombres, si no tenemos la  humildad de aceptar que somos un antojo del viento, que nacemos por un suspiro y poe otro, nos alejamos.

Siempre queremos estar por encima de los demás, no importa si ricos o pobres, siempre estará quien tus sueños pisotee, pero hay un camino tan extenso, que en todos encontraremos flores y aromas, y veremos que de nada sirve la soberbia, si no tenemos a Dios en nuestro corazón.

¿Qué soy acaso ahora?, parezco a veces  arrogante, llena de muchos vacíos,  pero en el rincón más oscuro donde nadie escucha, soy lo que realmente siento, un frágil globo que tiene sus brazos abiertos a la voluntad del sol.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 12/15


RECUERDOS [51]

RECUERDOS [51]

Y en la sábana blanca pinté tu nombre, 
te declaré mi amor con timidez, 
llegó el mirlo ahora y alegró mi estancia, 
se fue mi águila y lloré otra vez.

Quise cantar como las aves, 
y en ésta locura me enredé, 
sus plumas fueron cárcel,  
su vuelo fue mi jaula, 
y entre tanto amor, 
prisionera me quedé.

Te amé creyendo que lo hacías, 
fui risa si a tu lado estaba,
 fue primavera cada día, más ahora, 
¿de ti que me ha quedado?,
 ¡ésta nostalgia tan solo vida mía!

Se volvieron blancos los cabellos, 
mis arenas deseaban tu inquieto mar, 
más ni de tus azules me hice dueña, 
ni de las gaviotas que te ven pasar.

Fue entonces cuando dije: 
¡Le he de olvidar!...

 Se casó con la estrella más brillante, 
y lo mío fue tan solo una escritura en rojo, 
que el tiempo destiñó.

¡Ay amor!... ¿por qué regresas ahora?... 
¿Qué necedad te trae a mí?... 

Negros ojos de caballo libre:
¡Si pudiera verte antes de partir!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 14/15
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