domingo, 31 de mayo de 2015

A GRITOS [1]

Domingo, 31 de mayo de 2015


A GRITOS [1]

¿Pensaba acaso el roble que una fuerte brisa desnudaría sus brazos?

Pasa y pasa la quebrada, dicen que el agua se acaba, pero es una gran mentira, la envasan y venden tan cara como el oro y se desvían los ríos, roban la sal de las aguas del mar y si pudieran también lo harían con nuestras lágrimas.

Dicen que no hay energía para encender nuestras máquinas, pero el sol la provee en abundancia para mover nuestros corazones con gracias, más silencian como búhos necios, esperan que se calmen todos, y mientras, se inventan otro cuento, para asustarnos.

¡Cuidado!, ¡es mentira!, el agua jamás se acabará, va y viene como la vida, resucita en el cielo y muere en la tierra para retornar fría y hermosa, brillante como joya sobre las hojas, besan todo, iluminan los rostros, para viajar de nuevo como bruma de un cigarro entre la brisa perfumada.

Y te vi, pero nada me dices, pareciera que todo se esfumara en un instante, aroma a rosas viejas no consuelan, pero sí abre un botón, ¡qué bien se miran!, ¡qué rico aroman!, ¡qué dulces se ven cuando abren sus pétalos y el colibrí las penetra con su pico, para alejarse hacia otra y enriquecerse con su miel, para desaparecer feliz, en tanto ellas se deshojan y desaparecen entre la tierra sin perfumar más.

A gritos, el silencio nos sacude, todos callan, se miran en medio de las sombras, y continuamos viviendo como si morir no fuera una certeza, ¿acaso importa?, para morir tenemos una eternidad, ¿acaso conocemos el tiempo de vida?, es un azor en la punta de un árbol, esperando pase veloz una golondrina.

A gritos me di cuenta que el agua jamás se acabará, pero los hombres están en vía de extinción.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, mayo 31/15








¿A DÓNDE?/Familia Araújo Mondragón [2]


¿A DÓNDE?/A Familia Araujo Mondragón [2]

¿A dónde iremos?
No hay cofre que guarde mi dolor
Ni campanas que pueda escuchar.

Quedarán recuerdos,
pero, ¿me enteraré?
Un cúmulo de voces...
¿Serán escuchadas?

¿A dónde iré?
Hay un espejo bajo la nieve
por donde pasará mi sombra.
Un árbol ha perdido una hoja
pero brotará otra nueva.

¿Seré yo?
¿Y esa blanca flor?
Huele a miel mi bosque,
me hallo en un jardín de sueños,
¡era mi sueño!

Nieve y rocío, ¡espuma de colores!
y con la brisa me alejo
con ella desaparezco
sin que nada puedas hacer.

Tuve un sueño de pájaros oscuros,
picoteaban mi piel y había dolor,
¿soñé conmigo en algún tiempo?

Desperté,
mis ojos eran esmeraldas
se veían en tus ópalos azules
y corríamos como dementes felices.

No había dolor,
fue suficiente para reír,
bastó para despertar,
fantástico para comprender
que era real el sueño de vivir,

tan real como el sol de colores
que me hizo ver un más allá
en otro espejo conmigo,
y en otra nave contigo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 31/15