lunes, 25 de febrero de 2013

MI AMOR [7]






MI AMOR [7]

Encontré de nuevo la melodía,
el dulce panal de tus labios regresó.
Llegó a la memoria todo el raudal de besos y caricias,
las escondidas y carreras del caminante chismoso
donde amarte era un pecado,
y verte una agonía.

Recordé el cielo, todo,
cada estrella, cada roca,
la visión de tus labios en los míos,
las palomas mensajeras que volaban en mi pecho,
las estrellas luminosas en nuestros ojos
que al cerrarlos, dejó  al mutismo de compañía.

En tus brazos me sentí prisionera y a la vez libre.
Era en el capullo de tu cuerpo donde buscaba vivir.
¡Me elevé tanto!, volé tan lejos en mis sueños
que siempre permanecías a mi lado,
pegado de mí eras mi alma,
copiado en mí eras el cielo
en esa laguna mágica de nuestros paseos.

Me pareció un traje de novia la cascada.
¡Divino ser, divino estar!...
Correr pareciendo una gacela, de tu mano,
buscar los verdes más intensos;
Los diamantes mojados en esmeraldas, dulces como tu boca.
Los gorriones, los sinsontes, la lluvia, las rocas, una pequeña hoja;
todo en el universo tan bello, ¡tan amado!, ¡tan de los dos!...

Me exalté ante tu silencio, pero sólo buscabas el mío…
Me llamó la cuesta, esa enorme cima donde estaba el águila.
En esa majestad del amor, abrí mis alas y volé contigo
sobre la inmensidad de un lago plantado en las estrellas,
más allá de todo, más lejos que el infinito,
y fuimos al fin los dos ese mágico número

que te dejó por siempre en mi corazón.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 25/13

SIÉNTATE Y HABLEMOS [8]

SIÉNTATE Y HABLEMOS [8]

En cualquier banca del camino,
vamos a conversar de aquéllos días,
de todas esas navidades sorprendidos en carcajadas,
de todas las miradas, donde un brillo parecía una estrella
y nuestras manos sólo tocarse buscaban.

Ven, tal vez no recuerdes el primer roce,
tengo en la memoria un atardecer
los rojos encendidos invitaban,
y estar a tu lado tan cerca, sabía a sorpresa,
para en un instante, con esos arrebatos de la juventud,
ya no podía callar que te amaba, y tomé tu mano.

¡Qué bien sentí tu tibieza!, ¡lindo el roce de tus dedos!
Hubo un gran silencio y seguía observando el cielo
con esos nubarrones grises que corrían veloces,
despejando el poco sol que aún quedaba.

Allí, en esos arenales corría un manantial,
los peces se hacían invisibles para jugar conmigo,
y mis pies tocaban las ramas acolchadas.

Pude saber que eras ese todo que buscaba,
pero el tren pasó veloz, antes de que anunciaras,
que también tu amor era así, limpio como el mío.

Escucho el cantar de la brisa;
un violín llora en otras manos,
una dulce melodía busca tus labios.
Aquí las rosas perdieron su brillo
y las luciérnagas se quedaron viendo a mis ojos.

Semejan dos naves vacías,

donde ya no estabas…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 25/13

LA MÚSICA [9]

LA MÚSICA [9]

Ser músico es un don de Dios,
un regalo del cielo
al igual que tus ojos,
tu boca, tu piel morena…

Este melodrama diario
de querer amar lo que no debo,
éste vicio de enamorarme de las flores,
del verdor de las montañas,
del azul infinito del mar,
querer abrazar las olas
desear  fundirme con la arena
imaginando eres tú.

Por éste don maravilloso de existir,
inicio mi día y doy gracias a Dios,
sin pensar que llegará una espina nueva.
Lluvia de tesoros son los que tomaré,
labios tuyos en los míos
y esa oración de canario prisionero
colgado en una cárcel
en un gajo de mi árbol.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 25/13

DE LUTO [10]

DE LUTO [10]

Empeñada en seguir aquí
de luto por tu ausencia de amor,
llorando cada árbol caído,
cada paso de caminante indiferente,
cada rosa clavada en su espino.

Me empeño
en que eliminen lo que escribo,
por ladrona, por mala gente...
Porque la tecnología
Es un dragón inclemente.

No me importa llorar cada segundo,
me duele no ser escuchada
y a veces para hacerme oír
mejor me quedo callada.

Que mis niños cantores
no tengan una rama
para armar sus nidos,
¡eso duele!, más que nada.

Que se critique a quien desea construir,
que rían de quien espera ver crecer un árbol,
ver nacer un manantial.

Me empeño,
pero continúo de luto.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 24/13 

¿QUÉ PASÓ CON LOLITA? [11]

¿QUÉ PASÓ CON LOLITA? [11]

Lolita era la única hija de mi tía Severa, según mi madre, tuvo un accidente en un carro que mis tíos le compraron, el timón quedó en su vientre, pero ella se salvó.
Estudiaba en el colegio Bethlemitas, allí era obligación hacer aseo, ahora también, pero ella estaba resentida todavía de su accidente.

Empezó a llover, la chica se mojó, enfermó grave, y según cuenta mi madre, adquirió tuberculosis, en una época terrible. Todos sabemos que ésta enfermedad se puede contagiar por la saliva y hay que separar cosas, imagino el dolor de mi tía, una hermosa dama muy querida por todos sus sobrinos.

Su última mirada fue cuando me vine a vivir a Barranquilla, y con un abrazo empezó a llorar, nunca la había visto llorar, pues siempre se escondía y se arruchaba como un bebé, con los pies fuera de la cama, como si le diera temor ensuciarla. Me anunció que no me volvería a ver.

Así fue, al mes falleció en un asilo.  Ella no soportaba que la llevaran a un sitio así, lejos de su familia. Me dolió más, pues me asignaron ésta tarea, ya que ella no quiso venir con nosotros a Bucaramanga. Deseaba estar con su hermana María, pero ella había cogido otro rumbo, y mis padres necesitaban tomar otro, a donde ella no estuvo dispuesta pues su vida era Zapatoca.

De Lolita, pues bien,  Lolita una chica joven y hermosa que terminaba su bachillerato, falleció, y mi tía perdió el sentido.

Conservo una carpeta rosada tejida por sus lindas manos, que mi tía me regaló con todo el amor con que la conservó, y un pocillo antiguo, que tiene los bordes pelados de los tantos cafés que el tío tomó, pues era el pocillo de Simón /me dijo,  además, que  yo sí lo conservaría, y ahí los tengo guardados, espero que cuando pasen a otras manos, los guarden  con el mismo celo y amor con que lo hago.

Su otro hijo adoptivo que no recuerdo su nombre, también falleció en su juventud.

Siempre dijo así: "La vida es un zurronado de mierda", por eso dejo sus palabras aquí pues las recordé ahora.

Vestida de negro, con sus falda casi hasta el piso, una manta negra sobre sus hombros o un abrigo negro de lana y un gorrito tejido. Su cuerpo delgado y caminar triste, así la veía por las calles de Zapatoca con un camino marcado por todos los siglos y las nostalgias, sobre su cabeza otras veces llevaba un trapito de seda negro, los llamaban rebozos, bordado de flores, un pequeño canasto lleno de panes frescos y calienticos, sabía que iba de visita y nos alegraba mucho, pues ya sabíamos que su canasta nunca estaba vacía y su mirada siempre tenía un brillo especial para nosotros, mi tía María tuvo que marchar para Bogotá con sus hijos,  pero ella se quedó en nuestra casa, con una habitación especial para ella junto a y sus pocas pertenencias que tenían guardado su olor a vino añejo.

Le gustaba que leyera la Biblia, ante todo, salmos, y muchas veces me entretuve con esos amores viejos, ahora, la vieja soy yo.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 24/13

DÍAS [12]

DÍAS [12]

Sigo hablando de días
los Díaz Quirico,
los Díaz Cabeza de Guara
los Sapo de Verano
los Palo Blanco...

Díaz de esos que les dicen Iguanas
y Díaz Cabeza de Diablo,
días de días, éstos caramba,
pero no me achanto,
¡no me cogerán de ruana!

Porque con Díaz como los Díaz,
he pasado buenos días y semanas.

Pero días como éstos...
¡Ah Dios!... 
Me pongo como una cerbatana.

¿Qué hago?


¿Hacer enojar la rana
hasta que bote su leche,
por  aquéllos días no muy buenos
aunque alguno se me arreche? 

Raquel Rueda Bohórquez