jueves, 19 de diciembre de 2013

PASA EL TREN [46]


Eliseo Rueda Bohórquez

PASA EL TREN [46]

Que nada nos detenga
Si pasa el tren…

Cualquier día iniciaremos el viaje
Sin comprar boleto,
Sin saber siquiera a donde iremos.

¡Cómo brillan los ojos en la cabina!
Es mi primo Eliseo quien lo dirige.
El paisaje se presenta bello,
Y a lo lejos, sobre la colina,
Un potro salvaje anuncia
Que cuando pasa el tren,
Todo se agita en el bosque
Y el ruido que acecha los caminos
Vencerá al desprevenido,
Y su carga llevará nuevo destino.

Pasa el tren de la vida…
A veces entre agitadas primaveras,
Tantas, si los inviernos incansables
Bordean los ojos, y enmudecen los labios.

Tomo mi boleto mañana…
Cuando todo se haya resuelto;
Cuando Verónica llegue a casa
Con una sonrisa y un ramo de rosas.

¡Qué hermoso sonar tiene!
Pero el mío no hará ruido,
Será el tren victorioso
Que me llevará a descubrir montañas
Entre verdes claros,

Y amarillos encendidos.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 12/13





MI PINTOR [47]


MI PINTOR [47]

Me quedo con las obras de mi pintor favorito, la que llena lágrimas de sal con su misterioso encanto, y las convierte en azul mar.

En cada gota cabe el mundo, son ese riego eterno inigualable, que baña montañas y llena ríos, se oculta en nuestra piel para brotar de entre los poros, aliviando el calor y deseando un toque de sus manos.

Me quedo con el lago que dibujó su mano invisible, y lo llenó de todos los colores vivos que van y vienen dentro del tiempo...

Mi pintor amado se entretiene jugando con niños caminantes, les coloca pecas en su rostro, los convierte en rojos encendidos, como si del fuego de sus ojos sólo brotaran lirios y diamantes.

¿Qué más deseo?...
¿Puedo acaso tener el privilegio de no morir?
¿Acaso las joyas que le robé a la madre tierra me pertenecen?

Desnudo mi piel de trajes prestados, me baño en la cascada, abro mis alas de pájaro herido, me convierto en niña feliz entre sus aguas claras.

Dejo que la corriente dibuje círculos vivos, lágrimas parpadean sobre las hojas, y abro mi pico para enredarme en el tuyo, mientras la corriente pasa...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 17/13






ADIVINA [48]

ADIVINA [48]

En un oscuro valle, mis ojos viéndote…
Adivina mi cantor, que entre gajos de lirios me llamas,
Y éste amor se vuelve más puro, en medio de tus alas.

Adivina si alguien como yo te ha querido
Si entre mi piel de negros tormentos,
Desearas cualquier día penetrar en mi aposento,
Y apaciguar en mi cuerpo tus ganas.

Si el daño de tus manos,
No ha dejado honda melancolía en sus vaivenes…
Suben las tristezas y bajan los caudales,
Y entre todos ellos, me has donado vida.

Adivina si al primer parpadeo de tus ojos
Donde el azul fue copiado del cielo,
No pude siquiera enamorarme de él
Pues cuando decía amarme, me creía tuya



Ha pasado el tiempo sin adivinar siquiera
Que no habrá reemplazo a tus amores viejos.
Nadie obliga al corazón amante
A desdeñar el amor en sus  antojos,
Y se queda entre todas las ausencias
Un recuerdo que nunca fenece.

Adivina mi amor si te he olvidado.
Si en el roble de mi cuerpo te has quedado
Y tu nombre es un recuerdo,
Que como un viejo, desnuda su voz,
Para rogar un beso.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 17/13

BUSCANDO A DIOS [49]

BUSCANDO A DIOS [49]

Cansada buscando a Dios sin encontrarlo.
Agotada de las prisas, sin llegar a ningún sitio.
Aburrida sin saber qué hacer, además de soñar,
Desmayada de estar subiendo siempre la cuesta
Y nunca ser capaz de llegar.

Un alto en el camino… me siento derrotada…
Cierro los ojos y te escucho…
¿Eres un violín llorón entre las ramas?
¿O eres una madre, que bailotea cual mariposa
Y se descansa en una espiga dorada?

Mi niño Dios, tan lejano, ¿en dónde estarás escondido?
Éste año guardo como siempre uno de plástico,
El de aquéllos años, donde la juventud me encontró
Buscando caracoles entre las rocas y orquídeas para ti…

¡Qué rendida estoy!...
De nuevo observo a las palomas en mi alar,
Las hojas secas de mi árbol caen sin cesar
Y un vacío grande habita en mí,
Como si nada me alegrara, y nada se acomodara
A éste sin sentido diario, de correr y correr

Sin unos brazos a donde pernoctar.

Entonces enciendo una vela bendita
Me acomodo sobre una roca inmensa
Y cierro los ojos…

¿Eres acaso, la golondrina que me observa al pasar?
¿Quién te acompaña hoy?, cada día una estrella se viste de plumas
Alguien cierra los ojos y te alcanza,
Y por andar en mis afanes,

Nunca me detuve a contemplar.

Entreabro la mirada para ungirme de colores
Y arriba, casi tocando al cielo los veo.
Sus hojas verdes, rojas, naranjas…
Está lleno todo de ángeles que danzan con la lluvia,
Se embelesan en los rayos del sol,

Para iniciar una trova.

Busco una gran palabra, pero se enredan las simples,
Dejo de lado el diccionario, me aplico en escuchar tu voz.
¿Eres ese mirlo negro empeñado en alabar fuerte?
¿O el pequeño colibrí de azules alas,
Que parece rogar un beso a una flor?

¿En dónde estás que deseo tocarte?
Una brisa fría besa mis labios, el olor a poesía inunda la estancia
Huele a pino fresco, se mezclan los azahares con las rosas
Y un hada blanca busca grillos, entre los cetrinos pastizales…

¡Oh Dios!... Tan cerca que hasta puedo oler tu pecho.
Tan suave, que hasta acariciar tu cabellera blanca.
Tan poco amado, que hasta hieren a tu madre y la asesinan
Si un roble en flor cae sin ventura alguna,
Cuanto más enorme, ¡si más extendidas sus ramas!
Y un lago de lágrimas lo acoge, una semilla germina,
Aparece un brote pintado de lozanía,

Nuevos y mágicos destellos con sus aromas,
Y ahí está tu mano prodigiosa e invisible.

Me dejo llevar del sonido del violín
Repito que te acabo de encontrar
Entre el bosque, donde la novia es la cascada,
Y la cabellera blanca,

Es la nieve que cubre de esplendor a las montañas,
Y luego, con su pálido edredón
Arropa de caricias al mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 18/13




EN BLANCO [50]

EN BLANCO [50]

Como ésta pared
Así es la página de mi vida:
Nívea, clara… transparente…

Me has regalado alas
Mi pensamiento vuela,
La ortiga ya no quema,
Y la miel es mi sabor preferido.

¡Qué blanco traje de novia!
¿Se ha quedado en el umbral?
¡Asoma niña que espera tu amor
Animado en mi balcón!

Y no equivoca el cielo sus nubes
Cuando de blanca espuma
Se copia entre las olas,
Y danza con las gaviotas
Por el ancho mar.

Se agitan, se calman…
Un tibio calor entre la cellisca
Sin ausencias, sólo miradas
Si calla el cantor,
Y la montaña se viste de nuevo
Con traje de gala
Para el encantador.

Y un lecho de pálidas flores
Caen formando un sendero,
Por donde van mis pies descalzos
Y trina un jilguero.

Y al amparo de la luna
Revolotean los amantes,
Fulgores van y vienen
Las penumbras se aclaran,
Y las luces en el ponto,


Se encienden…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 18/13

EL FUJI L4R [51]

EL FUJI  L4R [51]

Un lecho de violetas
A donde el caminante va
Con su olor extendido,
Sus bordes de seda 
Tejidos por un vago
Que asienta suspiros
Entre sus corazones,
Y al llorar envía aromas
Que pareciera lluvia
Que se estanca
Sobre la inmensa loma.

Y un descanso pequeño:
¡Toma mi mano y oremos!
Levanta el rostro hacia la montaña
Tiene blanco el cabello,
Es un sabio anciano,
Más nunca envejece el Fuji
Fue tallado entre el bosque
De un mundo lejano,
A donde el viajero lo ve
Y se contempla el cielo
Siendo testigo mudo de un arcano.

Calla… ¡bésame en los labios!
Escucha un son de violines,
Quítate las sandalias que es tierra santa
Contemplación tal vez,
Siendo  un orar misterioso
Entre las dormidas rosas blancas
Que a pesar de todo, sangran.

Son violetas tristes de un pasado
Que a costa del frío perfuman.



Así es el elevado monte:
Un frágil destello de la magia
Que entre las nubes estalla
Cual  regalo del cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 18/13

PROPONGO 2 [52]

PROPONGO 2 [52]

Para éste año, propongo por cada amor, sembrar un árbol...
Dije que iniciaría por mi padre, y para él, será un roble
para ese amor entrañable que nunca se olvida, será un abeto,
y para mi madre, un naranjo, que siempre esté lleno de azahares.

Para mis hijos, esperaré que ellos siembren cada uno el suyo,
y el mío, es un gigante que crece a la orilla de un lago.

Éste año hay un propósito, y es abrir el vientre a la tierra
no para robar sus tesoros, sino para abonarlos
y sembrar una semilla, que mañana será  un remanso
lleno de flores.

Espero mi propósito se copie,
pues nuestra madre agoniza ante nuestros ojos;
lo abonaremos con agua que se guarda en un lago
mientras del cielo bajan lágrimas que lo volverán grande.

Crecerá sano y fuerte, se llevará todos nuestros pesares.
Por cada flor, muchas semillas que bordearán el paisaje,
y llenará de verdes la mirada.

Sí, éste es mi propósito para éste año...
Me gustaría estar en grupo, más si no se puede,
buscaré un motivo, para sembrar, siempre sembrar
un poco de amor, que tanta falta le hace

a mi morena madre.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 11/13

Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 7:28