ATRAPADO
[1]
Aquí
en una gran olla prisionero,
agallas
de pescado para que seas manso,
orín
para volverte buey,
pelos
de una suegra para que la veas negra,
pétalo
de una flor para que me des tu amor.
¡Ya
no grites!, deja de ser gallina…
¿No
has sentido acaso en las noches ahogo?
Levanto
tu cama con noble inquina
pues
mi corazón al tuyo un consuelo
y
mi boca pegada de la tuya, una rima.
De
cabeza estás,
¿no
sientes el filo de mis alfileres?
Bruja
soy, ¿no lo habías adivinado acaso?
Siento
esa rabia tuya al no poseerme,
y
siento la mía ante un nuevo ocaso…
Retorna
la noche,
el
búho cantor me acompaña,
soy
la vieja de las dulces mañas.
Mis
manos se deslizan por tu cuello
aprisionan
lo que es mío,
en
tanto te ahogas con mis suspiros
pues
imaginas que mi pasión duele,
pero
duele más,
pedir
tu amor y no tenerte.
Ya
eres mío, ¡qué rico huele tu piel!
¿Es
pino silvestre tu perfume?
¿Son
aromas del bosque conjugados?
Qué
delicia estar, pero contigo…
Me
arranco plumas para ser tu traje de invierno
y
para éste verano que me ahoga,
tuyo
es todo mi yo, desnudo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 31/13