lunes, 5 de octubre de 2020

EL TREN

 EL TREN


Camino a casa con lentitud

pero esa parsimonia de paso a paso

alargó mi vida un tanto

y deseo tomar el tren de la tarde.


Todo es un largo camino

las ruedas pasan por los barrotes

y se deslizan cual serpientes,

de paso veo la inmensidad

el cielo todo colmado de azules,

las aves de paso rondando

y otras regresando.


He tomado el tren de la tarde

pero no sé a dónde iré...


Quiero volver a mi casa pequeña

en donde las orquídeas besaban el aire

y los ojos verdes de mi madre

eran el bosque más ansiado. 


La gran humareda se eleva

la agita el viento y  la disuelve,

pero el sendero no termina

y tus brazos moros de mí se alejan. 


Hay un cruce más dorado que otro

doblé la esquina para no hallarte

y recorro distancias enormes,

días y años sin jamás tocarte.


¿A dónde has ido amor viejo?

Eras la ilusión de mi vida

en otros tiempos más prósperos

que se volvieron añejos

de tanto guardar esperanzas.


¡Qué divinos paisajes!

Pero todos sin ti,

pareciera que vivo en un pajar

y fuera un grano de arena

que todos pisotean al pasar.


He tomado el tren de la tarde...


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 05 10 20

LA NIÑA

 LA NIÑA


Era un montón de versos  

escondidos entre las sombras

que palidecieron pronto

como su canto alegre

y los juegos viejos

que no tuvieron amigos

ni abrazos ni besos...


Se perdió la niña, tenía 12

¡Tan joven y radiante pudo ser!

Más era un manojo de penas

y la plaga hizo nido en su cabellera

llevándose de su corazón los lirios

para sembrar en su hermosura

tan solo rosas blancas... 


¡Se fue en su primavera!...

¡Qué triste!, tenemos que llorar

porque si nadie llora a la niña,

¡los cascabeles rotos lo harán!...


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 05 10 20

VIÉNDOTE

 VIÉNDOTE


Son tres gansos  trepados en la peña, 

contemplan el cielo que está colorado, 

tiene visos  azules, anaranjados, 

y pareciera que hablaran con Dios. 


Te veo entre las hojas que llenan al árbol

y en el viso amarillo que cubre el sol

que pareciera correr entre las lomas.. 


¡No sé como explicar lo que siento!,

pero un ave te contempla más  que yo,

ella en su silencio ora, pues te adivina

colgando entre las nubes tus colores.


Siento pena por mí

al no saber descubrirte como ellos

que felices pasan la vida

sin saber que a cada paso

van muriendo. 


Les veo conversar con el amor,

le dice cosas pequeñas al oído

y ella anda graciosa,


en tanto él la sigue hasta su hogar

ese hogar blando con sus plumas

en donde se calienta la vida 

y se transforma el mundo

en cascabeles.


Me retiro... y ellos me siguen,

caminan orondos por la tierra húmeda

y de tanto en tanto un chapuzón,


más cuando se ven a los ojos

pareciera que el cielo todo

se llenara de estrellas

y el mundo enmudeciera con ellas.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 05 10 20