miércoles, 3 de agosto de 2011

UN ÁNGEL/A Pierre Adel (49)




UN ÁNGEL/A Pierre Adel (49)

Te diré amor mío, 
que aunque tu marcha ha sido sin una despedida, 
y que mientras buscabas, yo también lo hacía,
que pronto retornaré a ti en ese vuelo de alas azules 
y nos abrazaremos con el sol y con el cielo que cobija tu alma
y nos diremos los "te quiero" pendientes, 
libando mieles con una caricia eterna.

Te contaré que los días continúan solitarios; 
hay mucha gente a mi alrededor, 
pero extraño tu mirada oscura, 
el brillo de estrellas posadas en tu iris de niño;  
añoro tus abrazos cálidos, 
tus poemas hermosos declamados de rodillas 
y aquél dejo de amargura y desconsuelo.

Extraño los paseos al río, las piedras de colores,
las mariposas que brillaban cual espejos, 
esas azules gigantes que te embelesaban 
y que cazabas como el más hábil, 
semejando la gacela más asustada, 
más a mí ya me tenías cazada,
aprisionada en el fuego de tus besos 
en tu sonrisa que se pegaba de la mía
en inocentes carcajadas.

¿Cómo podré seguir los momentos sin ti?...
Busco consuelo en la música de otros, 
en los ojos ajenos a los míos, 
en los besos que no me pertenecen 
en los brazos que entibian otros cuerpos, 
y en las sonrisas que se pierden 
con el canto de un ave de paso cerca a mi ventana...

Más te busco, te añoro, te deseo...
Así desea la aridez, la frescura de la lluvia 
y el sol expandir sus rayos; 
así la luna se besa con el mar 
y se pierde dentro de sus coralinas aguas 
besando sin pudor a las caracolas 
que conocen mis pesares.

Mírame dulce amor desde tu estancia clara, 
observa mis ojos tristes que te llaman; 
mi boca que aún aguarda la tuya 
y que agoniza de pesar por tu partida.

Ven mi gaviota prisionera del humo,
toma mis manos y mi vida 
y llévame a surcar el cielo entre naves viajeras, 
entre purpúreas olas que se forman en tu espacio,  
que me hacen padecer de amor por ti, 
con cada aurora y ocaso
en que no estás.


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto 3/11