miércoles, 24 de julio de 2019

POESÍA BLANCA


POESÍA BLANCA

Buscando la felicidad envejecí,
la felicidad es efímera
alardea en el gajo más débil de los árboles.

Fui a pescar amor,
me volví nardo y rosa,
palidecí ante tus ojos negros
que guardaban un arma filosa para mí.

Seguí camino al mismo rincón de todos los años,
me encorvé en la misma esquina de los poemas
y todos los recuerdos escritos se fueron,
nadie tuvo piedad de mis memorias
y ahora sólo pienso en nada
y así me siento más contenta.

Buscando la felicidad me vi al espejo,
esos senderos marcados en el rostro
me trajeron remembranzas de mi madre,

la mirada de pasto tierno igual a la mía,
pero jamás seré como ella,
porque ella era poesía, la más pura
poesía blanca.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 24/19



BUENA NOTICIA

BUENA NOTICIA

DÍA 23 JULIO/19

Verónica pasó el examen de Alemán entre gritos y llantos, pues no es poca cosa aprender el idioma en tan poco tiempo y la condición estaba clara: o pasa el 5 nivel o no hay trabajo, y la niña dedicó día y noche a sus estudios con más verraquera de la que jamás le había visto. 

¡Mami no voy a pasar! y le decía: ¡Sí pasarás!... En esto pasamos días, hasta que al fin le dijeron con un grito: ¡Felicidades!, y todo fue así como un abrir y cerrar de ojos. 

Ahora esperar a que firme el contrato y empezar a pagar culebras, porque nada es gratis, hasta los suspiros se pagan, pero lo bueno es que todo les facilitan, la comodidad de lograr cada sueño por los que tanto hemos luchado.

Pasaron los días de sólo tristezas y parece que la providencia nos tiene preparados algunos motivos para continuar agradeciendo, no por lo que no se pudo lograr, porque de aquí para atrás hubo muchos fracasos y lágrimas, piedras filosas, cuchillos filosóficos y traiciones maquiavélicas al estilo del gobierno de mi país, pero cierto día decidí buscar ayuda y ella apareció en forma de mujer y poesía.

Las pastillas contra la depresión han sido los escritos que han quedado, fueron tan poderosos que curaron todas mis heridas, fui sanando con un propósito claro y es ser feliz, pero me di cuenta que la felicidad es una utopía, algo inalcanzable y me conformé con seguir con el mismo, para dormir sola a deshoras. 

¿Quién me roba el sueño ahora?, ¿qué olores llenarán mi habitación?, los míos de tercera edad y los pasos más cuidadosos, pero eso sí, el sueño de otro amor lo archivé porque mi cuerpo no soportaba  tanto calor con el freno del internet de por medio, así no me gusta,  entonces también guardé todos los mensajes de amor y los poemas para cuando esté por ahí solitaria para soñar y así inventarme un cariño cada mañana, que al menos me acaricie el rostro, como lo hacen las brisas del Magdalena. 

Vienen niños en camino, algo que me angustiaba y siempre lo manifesté porque los tiempos están venenosos, el clima soberbio y la naturaleza en el punto más peligroso y siempre tenía miedo a nietos, a más niños soñando y cayendo con sus alas rotas, pero también decidí aprobar todo lo que la providencia tenga para nosotros. 

A mi sobrina y a mi hija les metieron un gol, pero ese gol es victorioso, mientras otras luchan por tener un hijo a otras les florecen las entrañas. 

Pasando a otro cuento, voy por mi café, el internet estaba fallando y sin equipo había dejado los escritos de lado, ahora tengo más ocupaciones en la casa y menos tiempo libre, pero algo sacaré para mi pasión que es escribir, contar, y dejar al tiempo su reacción.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 24/17