miércoles, 23 de septiembre de 2015

ESPINOS [15]

ESPINOS  [15]

Más luego, si en una espinada, un grito percibes, no fui yo, tu boca hirió mi corazón con tus palabras tan agrias.

¿Qué fueron inventadas?, ¿quién puede inventar lo que grita el alma?, ¿han visto cómo Dios muy temprano, nos regala un alba llena de poemas saltando de rama en rama?

¿No se han dado cuenta, que gritan elegías las flores, y entre gajos de amores de pasión se inflaman?

Espinan los cardos, pero no saben de sus espadas, ni un gorrión buscará anidar ahí, pero sí he visto uno que otro colibrí, que cerca de una flor, sin importar que pueda herirse, se da cuenta que su pico también es un aguijón, pero con dulzura les besa, y saca miel de sus almas, sin causar herida alguna.

El espino soporta el sol más intenso, pocas lluvias para su fortuna, tocan lo duro y áspero de su carne, porque nació para fortalecerse en los desiertos, y las dunas aman su gracia y hermosura.

Si al florecer, un fruto, o un perfume atraerá  a los sedientos y cansados, no habrá incertidumbre, ni suspenso, nada cambiará el curso de su vida, ni el proyecto por el que fue creado, y se protegen bajo su señorial cintura, cobrizas serpientes, que esperan un tibio manjar, para aliviar también de su andar sus penas.

El espino a veces es una señal en tu cuerpo, aprende a descubrir ese dedo que se ajusta en tu pecho, puede ser que algo te alerta, esa espada descubierta a tiempo, salvará tu vida, y en el desierto, es fortuna si hallamos ese gran espino,  y más, con sus hermosas flores declamando poemas que embellecen el paisaje.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 23/15

FRENTE AL SOL [16]

FRENTE AL SOL [16]

¿Han visto también cómo una paloma ante el sol, su gracia asoma? ¡No me preguntes a mí por qué razón estoy triste!, pregunta a tu corazón, qué motivo te di para que de tal manera en mí te ensañes, y luego, después de todo, borró mi amor el cielo de turbulencias, y en su lugar, asomó su faz el astro, quien con dorada opulencia bendijo mi lugar, y arrancó de tajo, la hoja seca que en una espina se vencía...

¿Se han dado cuenta?, ahora vuela por razón del viento, parece una bailarina con tantos sueños, que no caben en el espacio de su mano abierta.

¿Para qué te ufanas por mañana?, no inventes ni hagas fieros por lo que vendrá, pues tus pies se mueven, la tierra en su rincón olvidado hace un giro, y transforma el paisaje, arrancando de raíz aquello que antes le dañaba.

Por eso estoy aquí, como una roca olvidada, pero Él ha fundado un santuario de aves y ángeles, para que nadie pisotee su tierra. ¿Buscan ángeles?, ni crean que son como nosotros, ellos tienen alas, pero jamás nuestra mirada ni boca, ni lengua, ni manos; tienen pico, y un arpa en el alma que suena en medio de un bosque bañado de cielo, y luego, besado por un manantial que brota desde lo profundo. ¿Desde dónde vendrá?,
¿Se lo han preguntado?, fondo de fondo, profundidad de profundidad, eternidad de eternidad, ¿y ríes ahora de mí?, no soy quien escribo, ¡me dicen tantas cosas!, ¿y todavía ríes?, ¡no lo hagas!, alguien detrás de mí te señala como la próxima víctima del infierno, porque a punta de tu odio, ¡bien te lo has ganado!, ¿y te dices mi hermano?

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 23/15

POR MIS TETAS [17]

POR MIS TETAS [17]

A pesar de todo, ¡mi día es bendito!, con mi cáncer comprendí que no vale la pena guardar odios, pero ahí están, poco a poco se deslíen como el hielo ante el calor de una mano.

¡Qué buenos amigos he tenido!, ¡me lamento a veces!, ¿quién no?, soy un pequeño ser humano, una pálida persona a ratos, pero demasiado sensible para estar en este mundo tantas veces cruel, que no sabe domar su lengua, para que hable lo bello de su espíritu.

Cuando caminé por ahí y sentí que muchos niños se iban, que una joven mujer esposa de un ingeniero amigo duró tan solo 3 meses con lo mismo que yo tenía, me di cuenta que no importaba una teta, ni siquiera un pedazo menos, bastaba con saber que tenía un segundo más de vida, y que esos segundos se han multiplicado por mil, que sentí la necesidad de sentarme un rato, así me decía mi madre: “deje esa inquietud y haga lo que más ama, escriba su poesía y olvídese del mundo que la censura y castiga”, y en verdad, soy una oveja obediente, por mi vicio dejé de pasear con ella algunos días, pero por mi vicio, ella vino a casa y nos conmovimos en un abrazo, ante un poema suyo y mío.

Basta con saber que existo, que Dios me ha regalado otra oportunidad, y que no importa cuán crueles hayan sido quienes me debieron amar, lo grande es que un resplandor venido de afuera, llena mi pared cada día de pequeñas frases, ¿por qué a mí?, ¡tan oveja gris!, pero Él me sonríe y levanta, ahora mismo casi que me besa, su mano derecha acaricia mi espalda, y un frío de amor recorre mi espina dorsal.

Por mis hermosas tetas, mis pequeñas que ayer fueron grandes, por sus heridas y las de otras mujeres que no tuvieron mi suerte, doy gracias al Creador, porque supo perdonar la depresión en la que estaba sumida, me sentía como un escarabajo en un frasco, no sabía qué me sucedía, pero su amor tan infinito, me permitió salir de ahí, y demostrar que a pesar de tanto desprecio recibido, Él me tocaba, y caminaba conmigo en esos días en que me veía sin cabello, calva  como el mar, con un gorrito de colores que jamás usé, porque providencia estaba en mi camino, y mi droga confundida se perdió, no era para mí, debí tomar pastillas, esa droga tardó mucho, y ésta demora estoy segura, me tiene aquí, viéndome al espejo, queriendo mostrar al mundo que a pesar de todo, valgo mucho más que un par de tetas, aunque con gusto las mostraría, porque me parecen hasta hermosas sus heridas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 23/15



¡PERDONADOS! [18]

¡PERDONADOS! [18]

Cuando nos equivocamos por amor, somos bendecidos, así como bendice el cielo la aridez de la tierra, pero cuando nos equivocamos por ambición, tenemos dos alternativas, pedir perdón, o morir con la conciencia negra, agitando su bandera hasta en el momento de la muerte. Pueda ser que se mueva la brisa con más fuerza y aun así, me estés viendo a los ojos, o nos estemos preguntando: ¿qué sucede que aún no hemos perdonado?, ¿qué pasa?, ¿me quieres decir algo?, nos ruedan lágrimas y no sabemos si es la voz del alma que se derrama en el rostro, limpiando el terreno para que pueda volar... o para que nos podamos al fin abrazar.

El perdón es la tarea más difícil, ante todo si hemos sido traicionados por nuestros mejores amigos, si nos han pisoteado, y han dejado nuestra barca a la deriva.

Recuerdo a mi padre cuando mi tía María lo denunció porque estaba borracho y se estaba orinando en un poste, cerca de su panadería, vino la policía, a él jamás lo habían llevado a una cárcel, y menos por una orinada de borracho, esto lo hacían todos y lo seguirán haciendo, tenía mucha rabia y dolor, porque quien lo hizo fue su cuñada, me decía que hubiera perdonado a otra persona, pero que a ella jamás le perdonaría.

Mi viejo guardó ese resentimiento, y nunca perdonó éste pequeño detalle, a pesar de que se querían y hablaban, pero jamás pasó de la puerta, mi madre ya lo conocía, y se llevó esto a la tumba, aunque mi viejo era un hombre muy noble y bueno, siempre pensé que debió perdonar ésta pequeña falla, ¿pero quién era yo, para juzgar sus sentimientos?, decimos que peores cosas se han perdonado, pero cada quien sabe en qué lugar le aprieta el zapato, decía que fue la peor humillación que recibió en su vida, aunque exagerado un poco, así era mi viejo, ¿qué podía yo hacer?, sonreír y tomarme de su mano cálida.

Vivo dolida con mucha gente, calumnias, mentiras, abusos de niña, y muchas cosas más, pero he ido sanando, siento que he perdonado, pero hay algunas cosas que todavía no puedo, ¿cómo puedo perdonar a mis mejores amigos, el verme casi comiendo tierra?, luego pienso que todos pasamos cometiendo errores, y que los amo a pesar de todo, que no deseo ni el mínimo mal para ellos, pero una espada de por vida como es el odio de un hermano, sin que jamás conozcas su motivo, es algo que pasa como herencia a sus hijos.

¿Qué puedo perdonar?, ¿cómo debo hacerlo?, y en este ir y venir, me doy cuenta que la vida me ha puesto en la mirada, que todo lo que hagamos, tenemos que pagarlo y es aquí y ahora, pero sí, debo perdonar, me faltan muchas letras para sanar mi alma, todavía hay pequeñas heridas abiertas, cada cicatriz recuerda que estamos aquí para demostrar que el amor y el perdón están ligados, como una cadena, uno no puede vivir sin el otro, es como el anillo de una vid, que necesita aferrarse de algo para poder continuar creciendo y produciendo frutos.

Ajusto el amargo de mi boca con un buen vino, y brindo por todos los que me han dañado en el camino, agradeciendo de paso, que me dieron la oportunidad de practicar el perdón, y sí, también debo perdonarme y que me perdonen, porque no por santa voy a pasar, ¡ni más faltaba!, uno de mis peores errores es ser tan confiada y esto se paga caro.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 22/15


Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 18:04 



AMASAR LA HARINA [19]

AMASAR LA HARINA [19]

¡Nooo!, ¿por qué razón todo me sale mal?, y responde la vieja que se fue con el vagabundo que tenía como 10 mujeres, y con cada una 3 y 4 muchachitos: ¡Porque sos una boluda que por todo llorás!, ¡afrontá la vida como yo!, /pero en mi interior sabía que tanta verraquera sólo una mujer vencida era, ¿quién no se vence con tanta gota cayendo en el mismo hueco?, y quiero gritar, que salga todo lo que hay guardado, que no me quede ni una lágrima sin brotar, para que después no digan que parezco una roca, que no sé mostrar mi dolor, ni tampoco mis alegrías, y ahora, asando arepas, hasta las condenadas se pegan.

Por esta razón hay que amasar bien la harina, aprender de nuestras viejas, entre más caricias demos más suave será, y así con la paila bien caliente, nada se ha de pegar.

Pero no quise aprender, pues ahora mismo, ser arepera no produce sino cansancio y sudor, por eso me quedo en donde estoy, remojando mis letras, escribiendo lo que me dé la gana, y quien la entendió que se la coma bien caliente con el cacao bien batido, y con espumita por encima.

Raquel  Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 22/15

ENTRE GUADUALES [20]

ENTRE GUADUALES [20]

Me dejaste como una tonta
esperando tu amor.

Confiada en ti
mostré hasta mi oscura flor,
orquídea anhelando del viento
aromar en tu corazón al menos,
mi más grave sentimiento.

Entre los guaduales
escuchando esos cantares
que entre cañas se versan,
cual niñas divulgando secretos
a Dios en sus altares:

¿Qué hago ahora?
¿Continúo mi camino sin ti?

Es ancho el mar
y profundo como sus aguas,
éste pesar.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 23/15

MAR MÍO [21]


MAR MÍO [21]

¡Qué gracia infinita tienes!,
Si admiro tu grandeza,
alas inmensas me regalas,
para conjugarme contigo
entre mansas arenas
y corales encendidos.


Profundidad tus aguas,
todo es azul, gracia divina,
su favorito color y mío
besados juntos 
de aguamarinas.


¿En dónde empiezas 
y en dónde terminas?


Beso tu orilla, 
pero mis ojos buscan 
el redondel de un final
con esa curvatura 
que parece tu boca
tocando mis pechos,

con tu lengua atravesando
algo más que mi espina dorsal.


Inicio a volar 
bailando entre tus aguas,
cerrando los ojos al mundo,
mecida cual hojas secas
olvidando penas y quejas,
sonriendo tan solo 
si con pasión me acaricias,
y en un susurro 
me acercas a tu corazón,


para luego, una y otra vez
jugando conmigo
en un ir y venir,
sentir que de mí te alejas…


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre 23/15


NO IMPORTA [22]

Gian


NO IMPORTA [22]

¿Acaso mi razón importa?
Hay un azul muy noble
Que  ayer naranja fue. 


Un oscuro pensamiento,
Aquí hubo dorados sones
Y tu lengua mi alimento
De ojos cerrados 
Danzando como un trompo
Si conmigo estabas.


No importa el color
Si tropezamos con el amor,
Es como un mar en quietud
Donde navegan mis sueños
Y se doran con el sol de la tarde.


Busco una palabra complicada
Para decir te quiero, 
¿Pero no es más fácil levantar el rostro
Y ver cómo se ensanchan mis aguas
En tu iris negro?


Entonces todo parece oscuro 
Para guardar mis estrellas
Y en silencio buscar tus labios 
Cerrar los ojos, 
Y hallarme en el cielo.


Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, septiembre 23/15

ESPINAS Y ROSAS [23]

ESPINAS Y ROSAS [23]

De su aroma
atrapado avizor viajero,
una trampa espinosa
en mi ventana dejó.

¿Acaso no fue tu alero
de pestañas negras
lo que a mis ojos engañó?

Fueron rosas que pagué
¡Qué costosas me salieron!
Pero más que aromas en sus pétalos,
arañaron sus espinas
lo cándido de una espera.

Con la ventana pálida como yo,
viendo acaso que el burlón reía
si desnuda, día a día,
mostré todas mis heridas
a un amor que en lejanía
al menos,
una caricia me brindó.

No fueron rosas ni pétalos,
menos sus aromas.
Es que estaba muy sola
y me encontró hambrienta de caricias
en un jardín de ausencias
cercado  por tu desamor.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 23/15