PALABRITAS
290613 [6]
No
te des por vencido;  
a
pesar de los quebrantos, 
siempre
hay una esperanza, 
una
flor palpita, 
un
fruto espera,
 y una semilla promete.
De
rojos encendidos aparece mi día
de
brillantes colores, 
hacia
donde me dirijo.
Allá,
donde la mano del hombre no llegue
esconderé
mis perlas,
para
que me acompañen un rato
mientras
todo pasa, 
todo
se renueva,
en
el incierto camino de la vida.
La
flor de loto brota 
en
medio de la inmundicia, 
y
en la noche, 
esconde
su perfumado rostro 
dentro
de ella. 
Pero
allí sobrevive, 
dejando
a los pasajeros ansiosos, 
belleza
y néctar.
Después,
callada y silenciosa 
se
desprende del tallo, 
viaja
a donde la corriente la lleve, 
dejando
tras de sí, 
a muchos
hijos que se le parecen.
El
amor nos hace grandes, 
y
el perdón: gigantes. 
Si
tienes conciencia 
de
haber dañado a otros, 
nunca
podrás dormir 
como
lo hacen ellos.
Date
la oportunidad de sonreír, como ayer, 
pues
cuando no tenemos el peso de la culpa, 
podemos
volar como las mariposas por el bosque, 
sin
miedo al depredador, 
y
podemos sonreír como un bebé cuando duerme, 
con
el pecho de su madre en sus labios. 
Los
pecados no se borran 
ni
se olvidan, 
eso
es falso, 
la
única manera de sobrellevar el pecado 
es
corrigiendo los errores, 
mejorando
cada día como seres humanos, 
pero
hay muchos que no podrán rehacer un cadáver, 
y
su culpa, será el castigo que merecen, 
pues
el espíritu del muerto 
reclama
y atormenta. 
Las
guerras se  han llevado a los inocentes,
así
como la injusticia 
es
el lastre que debemos cargar, 
hasta
que aprendamos a vivir 
sin
un arma en las manos.
Lo
que no arregla el amor, 
se
convierte en una eterna guerra. 
No
te confieses una y otra vez, 
admite
tus errores 
y
empieza a caminar de nuevo.
Mírame
a los ojos
y
nos perdonaremos. 
El
tiempo pasa veloz 
y
nos quedamos calvos de amor.
El
dinero nunca será más importante que la amistad.
Hoy
es una promesa cumplida, 
estoy
aquí un rato más, por algo.
No
puedo dormir 
y
también ha de ser por lo mismo...
Limpio
mis alas 
diviso
el paisaje de mi hoy...
A
lo lejos, 
un
roedor espera por mis garras, 
su
tiempo terminó, 
pues
nació para que proclamara 
con
mis alas abiertas, 
que
un sol maravilloso, 
el
mismo de ayer, 
ilumina
la pradera, 
y
mis niños esperan ansiosos 
por
un abrazo y un beso.
Mi
día promete a lluvia fresca, 
que
limpiará el sucio de mi árbol. 
Las
mujeres nacimos para combatir 
lo
que los hombres abandonan, 
es
nuestra misión en vez de un arma, 
una
oración; 
en
vez del odio, 
permitir
que el Sembrador 
abone
en nuestro vientre una semilla, 
para
que germine.
Nuestra
misión en el planeta no son las armas, es la vida...
Felicidad,
es cuando nos entregan un muñeco 
nacido
de nuestro vientre, 
una
semilla diminuta que germina, 
crece
y se mueve, 
para
finalmente sentirla pegada 
de
nuestro pecho. 
Una
corriente tibia 
como
un hormigueo, 
la
tibieza de la leche 
que
brota como un manantial 
sobre
sus labios, 
y
sus pequeñas manos, 
masajeando
y sonriendo, 
ante
nuestra mirada.
 Cuando una verdad 
se
convierte en multitud; 
es
porque el pobre 
tenía
la razón.
Cuando
una injusticia 
se
vuelve silencio, 
es
porque hay complicidad.
Cuando
llega una luz 
a
través de mi ventana cerrada; 
es
porque una pequeña llama permanece 
encendida
para mí.
¿Cuándo
nos miraremos a los ojos 
como
aves de paso?
Tal
vez nunca, 
porque
somos necios y ambiciosos,
olvidamos
que la vida es un pasajero sueño
que
se va con las brisas del camino.
Raquel
Rueda Bohórquez 
Barranquilla,
junio/13