lunes, 20 de enero de 2014

VIOLÍN 3



VIOLÍN 3
Op. 64. Mendelssohn

Cuando un violín habla,
Lo hace como un niño cuando tiene hambre: llorando
Y cuando calla, es como si el río, dejara de cantar.

El músico se eleva  entre sus mágicas  notas, 
Y todos debemos  callar.
Porque tiene  alma de poeta,
Y su voz es de madres que lloran en el bosque
Es  de lobos que  aúllan sus hambres a la vieja  solitaria
Es  de amantes, que se perdieron anhelantes de un beso.

Si  callara el violín, ¿quién lloraría por mí?
Si la mano del  músico no se extendiera,
Mi amado poeta, ¿lo  harías por él?

Raquel  Rueda  Bohórquez
Barranquilla, enero20/14







COMO UN MANANTIAL

COMO UN MANANTIAL L1R

Mis ojos parecen manantial
No cesan de llorar y los siento como un río
Es violento, incansable…
Baja por las cuestas de mis pechos
Y se queda flotando en el aire.

¡Qué raro es todo!...ayer tan feliz
Casi que soñando en brazos de un amante
Más hoy, temo contar de mis púrpuras gotas
Que bajo una herida me angustian
Para quedarse mi corazón como paloma temblorosa
Con sus alas extendidas.

No contaría a nadie... ¿pero y mis poemas?
Ellos son mi contento, mi felicidad
Me prendo de la pared en blanco como una súplica
Y temo a Dios contemplar...

¡Qué fuertes parecemos a ratos!
Pero cuando nos toca esa angustia de muerte
Nos volvemos temblor y frío
Parecemos hoja  en medio de la tormenta
Y sin gritar, hacemos ruido.

Pero, ¿no es humano estar así?
Un día más por vivir  es suficiente
Bastaría tan solo saber que no he dañado a otros
Y que por amar, han sido inclementes.

Aquí estoy, rayo de luz
Esperando tu voluntad mágica y divina
Pero sí te pido un sólo favor:
Déjame estar un rato más por aquí
Hasta cuando la luna se  junte con el sol.

Ya después verás qué haces
¿Pero morir?... nunca...
Quiero  vivir eternamente como las flores
Pegadas de un campo verde y floreciente
Y dejar un perfume que permanezca
Entre tristes letras, y esperanzadores pétalos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 20/14



BAJO UNA HIGUERA

BAJO UNA HIGUERA L1R

Anoche mi cuerpo era como una brasa encendida,
Una hoguera se prende
Más no es por pensarte,
Es que la vida me muestra un camino insondable.

Se apresa mi  boca en secos gemidos,
Me faltan las gotas de rocío
Ya sé cómo es tener sed,
Y estar condenado a los delirios...

Anoche no te soñé, no hubo tiempo...
Un bosque encendido no dejó siquiera mis quimeras...

¿Y ahora?... Sólo tengo miedo, al  paso siguiente
Temo a  muchas  cosas como cuando era niña.

Busco un rincón dentro de mis brazos
Para que no se quemen
Y poder con ellos, siquiera abrazarme.

Anoche mis ojos en llamas,
Fuego que calcina ¿a dónde me llevas?
Escucho un violín que alegra mis días
El son de los mismos canarios, que son mi  condena
Y sólo pienso en tus labios y en mis cenizas,
Esperando un  remanso bajo  una  higuera.

Raquel Rueda Bohórquez  
Barranquilla, enero20/14