jueves, 30 de abril de 2020

DÍAS DE PESTE


DÍAS DE PESTE

Horas grises en medio de tormentos nuevos
la nieve es blanca a pesar de lo negro de la tierra
y el alma es invisible a pesar del cuerpo que la guarda. 

Amor,  te pienso ahora, 
hicimos un mutis porque apesta
y los corazones no tienen tiempo para pensar en el amor,
pareciera ausente ante el miedo y el terror. 

Ahora en que lo gris del universo nos arropa
sé que despejarán nubes al atardecer
y en ese momento te volveré a ver. 

Regresé cual insecto a la flor
me pego de sus dorados pétalos
y soy entre la espiga y el viento
un mágico cantor.

Vuelve a ti lo que soy
me apego como lluvia a tu ventana
y dejo que me disuelvas y me riegues
ante la ceguera del mundo asustado. 

Siento que eres el canela del árbol
la corteza que guarda la miel de las abejas
y tu corazón tiembla cual paloma aterrada
ante el aguijón del malvado. 

Regresas amado mío, 
vuelves a llenar de luz mi aposento
y entorno la mirada una vez más
hacia el pálido armiño del viento. 

La música apacigua todo
es un poema empujando nubes
en días de lluvia
que a las garzas atrae
al sonido de otras alas
que transitan sin miedo
entre los rayos que el sol regala- 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 30 04 20


CAPITÁN SJEILA 300420

CAPITÁN SJEILA 300420

¡Humanos!... hace algún tiempo /que para nosotros no existe, les advertí de muchos acontecimientos en la tierra, ese paraíso del que se creen propietarios, cuando nada más es una herecia que como hijos malcriados han lanzado a la basura. 

Después de tanto derroche de maldad, donde se pueden contar los buenos en una infinitud de estrellas, he sido enviada de nuevo con una advertencia: ¡o cambian o se joden!, así de sencillo, y las pruebas que vienen después de esto serán mayores porque no podrán ver crecer a sus nietos, ni contemplar el radiante sol desde la puesta. 

Por siglos el hombre se ha llenado de ambición, otras muertes y otras pestes los antecedieron, pero jamás se les vió una clara convicción de que debían cambiar sus formas de vivir, ¿porqué se han llenado de tanto desespero por tener?, los mismos gobiernos son la corrupción más reinante, sus poderes hieden a carne descompuesta por sus arrogancias, y muchos infelices han tenido que llevar la carga de sus propias culpas. 

Una prueba tras otra y siguen confiados en su buena suerte, pero la maldad ha sido tal que hasta las mismas estrellas están conmovidas y el cielo se ha tomado un respiro para llorar. 

Heme aquí como mensajera, una pálida luz de luciérnaga en medio de todas sus oscuridades, un cocuyo que enciende ante el amor y se convence en medio de la tierra y el cielo,  de que nada puede ser mejor ni más grande que abrazar a un anciano y escuchar sus voces en medio de nuestro silencio, se les quitará lo que abandonaron y dejaron en asilos como si fueran cosas desechables después de que entregaron sus vidas por hijos vanidosos que olvidaron que están ahí porque tuvieron una madre y un padre. Si olvidan el amor, están perdidos, y no habrá remedio a dicho mal. 

Anoche los vi tranquilos, festejaban con vinos caros y se drogaban mientras los zombies que ellos mismos crearon, deambulaban por las calles hambrientos y sedientos de polvo blanco y espinas de cardos en sus brazos. 

¡Escuchen bien humanos!, no hubo tal reconciliación, esperan hacer tesoros en medio de sus lágrimas, ¡les han mentido!, no hubo ningún cambio ni lo habrá, ni tienen la intención,  porque se va la sabiduría de los pueblos en sus ancianos y jóvenes, les estorban los enfermos y ellos mismos crean la enfermedad porque del dolor se lucran pensando que serán eternos, no han doblado las rodillas en el silencio de sus horas, ni han rogado por la paz en el mundo porque les veo atareados en redes peleando unos contra otros, en tanto el bosque anhela sus manos llenas de semillas para glorificar los días inciertos que vienen, en tanto los poderosos izan banderas de gloria pasajera. 

No se mudará el sol, pero es seguro que otras estrellas están colmando el cielo, algún día regresarán a un mundo nuevo y no serán esclavos de nadie, nuestra luz llenará sus corazones y hasta tendrán la visión de hombres pequeños con almas que iluminan sus propios caminos perdidos. 

Aún después de los siglos, al ver la corona blanca de las montañas bajo su mismo lecho, el hombre seguirá igual de vacío y arrogante, pero una esperanza va quedando, una semilla de trigo se multiplicará y sobre sus mesas y las nuestras, compartiremos en medio de la luz de un mundo nuevo. 

Les diviso, son una esquirla brillante que se apaga, pero no estén intranquilos porque en medio de tanto dolor, el viento será propicio para encender esa poca luz que aún queda en sus corazones. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, 30 04 20