sábado, 17 de septiembre de 2016

EL PODER DEL DINERO (22)

EL PODER DEL DINERO (22)

Cómo se pasea la gente
De orgullosa entre los pobres,
Más olvidaron muchos sus harapos
Y las hambres viejas.

Parecen pavos reales en un velorio
Si con alhajas se adornan de pies a cabeza.

Miran al muerto con desgano,
Obviando que mañana
Otro frío nos estará tocando
Y otras campanadas sonarán
A chistes de difuntos
En medio de un aguardiente y un tinto.

Los he visto pasar por todo lugar,
Del vino caro derrocharon
Y del guarapo de caña probaron;
Más pronto olvida el rico
Que hubo tiempos de tripas secas
Y bonanzas tardías.

A veces creemos que la opulencia llega
Porque la merecemos,
Y en un instante de rocas puestas
Todo se derrumba y queda un sabor amargo
Con el que siempre conversamos.

Esos viejos tiempos entre gente humilde
Fueron los momentos más felices,
Porque todos teníamos las mismas hambres
Y curábamos en silencio iguales cicatrices.

Tenía valor la cobija para las visitas,
Los vasos de cristal y las cucharas de palo.

Ahora, si acaso, a medios ricos llegamos,
Hasta la manera de hablar se cambia,
Olvidamos mirar a los ojos, para ver a los zapatos,
Con esa rara extrañeza que olvida los huecos
Que en un ayer pequeñas rocas nos atravesaban.

De pobre me siento bien,
La pobreza es tener menos para derrochar,
Y la riqueza, es derrochar
Lo que el pobre anhela
Para sentirse rico.

Pero si nos hacemos pasito,
Todos deseamos riqueza,
Lo que pasa es que no todos
Nacimos para ser ricos,
Ni todos los ricos desean caer
Para volver a ser pobres.


Raquel Rueda Bohórquez 17 9 16

PARÁSITOS (23)

PARÁSITOS (23)

Fue ahora
En que el paraíso
Arropó de hojas verdes el horizonte
Y el cielo se cubrió de relámpagos oscuros,
Que bajaban cual ósculos de nieve
A devorar la muerte,
Que entre gusanos blancos
Alas de cristal tenía.

Pero ayer,
¿Acaso ayer no sucedió igual?

Se pasea la vida,
Y en jaulas de metal
La libertad canta una elegía
Que parece campanas a la muerte.

Entre el pico estalla
Para conmover el corazón
De quien lo escucha.

¡Oh parásito que me devorarás!
¿Acaso no te he agradecido hoy,
Por la ventaja que tienes sobre mí?

Seré espuma mañana,
¿Pero ahora qué soy?

Ríen si la fortuna toca a mi puerta,
Y voltean el rostro
Para no ver mi sonrisa
Al adivinar a mi cantor en el árbol
Y sopesar su temblor desde lejos.

¡Ya conozco el corazón del hombre!
¡Nada que doblaré por él las rodillas!

El cuello continuará erguido y soberbio
Hasta que los gusanos tiemblen en mi carne
Y festejen con alegría mi muerte.

Raquel Rueda Bohórquez
17 9 16







PAJAREANDO (24)


Las urracas hablan hacia adentro
Si la tarde tiene un ropaje gris
Y el negro de sus alas
Pinta estrellas
Que se quedan en la mirada.

Ahí estaba,
El árbol hacía una victoria
Y sus patitas se aferraban
Cual bebé al pecho de la madre.


PAJAREANDO (24)

Posada en la victoria de sus alas
Observando embelesada
De qué manera el bosque
A una conversación interior
Le obligaba, decía la Urraca
Que para sus adentros
La charla era oportuna
Y a nadie molestaba.

Vio al golero
El más pordiosero,
Y no por ello
Más infeliz.

El faisán perdió de trovador
Más de sus plumas hace gala
Como el mejor vestido
Para enamorar
A tan sencilla dama.

El toche, /pensó la urraca,
Es de los artesanos el mejor,
Ya que entre idas y venidas
Teje su nido con tanto amor,
Como el aire al besar el trigo
Para secarlo junto al sol.

El cóndor parece el rey,
¡Pero para mí que no lo es!
Desde arriba todo lo ve fácil
Y lo fácil se desvanece pronto,
Si la huella de sus alas al pasar
Rondan al cervato que va a cazar.

En el ocaso,
La perdiz es la dueña de la pradera
Que corre veloz y ligera,
Para ser como el maizal
Arropada en su vergel.

Ninguno es el mejor,
Ya que si el pato es buen nadador,
El peregrino está sobrado en cazador.

El mirlo con sus cantos,
¡Qué fácil me embelesó!

Como a la novia solitaria
El trino en su ventana
De un hermoso ruiseñor.

Raquel Rueda Bohórquez
17 9 16



LA HORA (25)

Hay visiones que se quedan
Para siempre en la pupila,
Y otras que se borran
Como un mal sueño.

LA HORA (25)

Imagino la hora,
El sonido de la bala,
Beso último
De ésta mascarada.

Luego el río
Serpenteando feliz
Tocando el rostro,
Pegando las manos
Y sonando a silencio
En medio de un océano.

Palpo todo…
Recuerdo el aire raro;
Parecía la morada
Donde yace un ave
Y dormida se queda
En medio de perlas
Que no cantarán mañana.

Te vi, ¡toqué tu cruz!;
Me acerqué a tu boca
Pero ella besaba la tierra.

No pude acariciar tus manos,
Parecían una roja bandera
Que jamás se izó.

Y después de tanto,
El calor se fue…
La vida toda,
Sin un fragor;

¡Sin una campana que sonara
Ni siquiera a funeral!...

Raquel Rueda Bohórquez
17 9 16

FRANK (26)

FRANK (26)

¡Ay de las noches
En que un desvelo te juntó a mis pies,
Y en el abrigo de tus lanas de oro
La vida fue más dulce que un café!

Horas de mis ojos en los tuyos
Cual lumbre de estrellas en su cocuyo
Buscando ánimo en medio de tanta ira.

Palideces, se vuelve blanco el mundo,
Se van las auroras despacio, lentamente…

El sonido de la música llena tu espacio
Te vuelves Él en un instante
En que sin poder contener mis lágrimas
Ni una palabra es hallada para consolarte.

Pero se ha quedado la luna en mis noches;
Ahí recordaré que dejaste de aullar.

El hambre se recortó, no hubo más torta,
La vida se acaba en un parpadeo
Se va, como las brumas a los cerros
Para lloverse luego en mis ojos.

Raquel Rueda Bohórquez

17 9 16