viernes, 1 de julio de 2016

¿QUÉ SERÍA DE MI? (47)

¿QUÉ SERÍA DE MI? (47)

¿Qué sería del planeta sin la primavera y de mi corazón sin ti?
¿Qué sería del arpa sin tus manos y de mis pechos sin las tuyas?
¿Qué sería de la pasión sin tu boca y de la mía sin tu amor?

¿Qué sería del bosque sin la lluvia y de mis ojos sin tu rocío?
¿Qué sería del amor sin un motivo y de mi jardín sin un olivo?
¿Qué sería del día de hoy si no pensara en el mañana?

¿Qué sería tesoro mío, si no estuvieras en mi horizonte cada segundo?

Es que a veces me da por preguntar:

¿Pero qué sería de mí, sin las perlas que caen y se prenden de las ramas
Para quedar como rosario de diamantes brillando en mi ventana?

¿Qué sería de mi fe si no creyera que la luz eres tú,
Y el aroma que perfuma mi estancia es tu amor?

No sería ni siquiera el vaho de mi boca en un espejo;
Ni siquiera brizna encendida volando en el viento.

¡Nada sería, si en mi corazón no estuvieras!…

Raquel Rueda Bohórquez
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POR AMOR (48) (R)

POR AMOR (48) (R)

Está la tarde serena,
No estaba pensando en ti, ¡es raro!,
Pero el mirlo llegó de nuevo
Y con su sinfonía alegró mi día.

Es por amor que las manos se mueven,
Que brotan las semillas y el día es tan luminoso.

Es por su gracia que estamos aquí,
Por ese conjugarse de lenguas y piernas;
Por ese adentrarse en el canal de las pasiones
Luego de las angustias de todos los peces que no pudieron ser,
Porque le dieron paso a mi vida...

Es por amor que mi cometa llegó primero,
Cortó su hilo de carne y entró en la tuya para ser una,
En medio de un mundo de silencios y ruidos
Que me hacían saltar de alegría.

Fue por amor que vencí al tiempo,
Que tu luna llena reventó cierto día de julio y me vi en tus ojos,
Y te quedaste en mí como una alondra
En el espejo más puro de agua.

Es por amor que vienes a cantar a mi ventana,
Que llegas con tu trajecito ocre y tu pico dorado
A llenar mi vida de contento,
Y luego te vas, besando con tus plumas al viento.

Raquel Rueda Bohórquez
01 7 16




BESANDO FLORES (49) (R)

BESANDO FLORES (49) (R)

Ahí, entre las flores más azules te vi.
Eran tus plumas platinadas al sol,
Parecían un espejo en donde me podía mirar.

Te fuiste detrás de las ilusiones del bosque,
No contento con tanta variedad;
Me dejaste fuera de tus ojos,
Para tras el viento volar.

Ahora sigo pensando en ti,
En ese niño feliz que viaja y viaja por el mundo,
Pero no se contenta con todos los jardines.

Deseas acariciar y besar a todos los requiebros
Como lo hacen los colibríes,
Que raudos se van tras esos aromas
Que bendicen el huerto sin castigo.

Raquel Rueda Bohórquez
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