sábado, 1 de agosto de 2015

MARTINCITO Y EL VIEJO [82]

MARTINCITO Y EL VIEJO [82]

Recordando viejos tiempos...
Se contaban las verduras entre los dos, 
y hablo de Don Martincito y el Viejo, 
quien vivió más de 50 años 
con un uñero engarzado en el dedo gordo, 
y se hizo cómplice del resto,
 hasta que se convirtieron en pie de atleta, 
y entre los 10 patearon a sus mujeres 
hasta que les supo a caña... 

Que sean 20 con los de Martincito 
que semejaban cachos viejos
después de años de sol.

¡Pues sí compadre!  /decía Martincito. 
¿Recuerda la vez que estuvimos 
en la calle de los miaos, 
calle 30 con XD?

¡Jajajaja!, sí responde el Viejo pie de atleta, 
¡estaban más buenas!...
¡Repetí, fueron 2, una por hora! 

Ese día no llevé para la  casa 
sino mi borrachera.

 ¡Qué noche pasamos!

 ¡Pero cuente todo! 
/dijo Martincito con cara de cómplice, 
¿se le olvidó que una de las dos 
tenía paquete chileno?

¡Jejeje, sí, pero entrado en vainas 
y con esa verraquera,
 me hice el pendejo!


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 1/15

ALONDRAS [83]

ALONDRAS [83]

Tú y yo,
alondras viejas
descansando
en las mismas acacias
que en el ayer
bendijeron
nuestro amor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 1/15

PALABRITAS JULIO 2015 [84]

PALABRITAS JULIO/15  [84]

¿Será que nos amamos en un poema?

¡Te extraño!
Algo enfría nuestro bonito amor, 
y no es culpable la brisa, 
sino que hay otros afanes y prisas.

Te sentarías un momento a pensar en mí, 
mientras multiplicamos nuestros hijos 
con un verso de amor?


El viejo esposo de Hipocrasia, en aquéllos momentos de arrogancia e ira le decía a la vieja con aquél tono de poesía: ¡no sirve para una mierda!, y doña Hipocrasia se convirtió en orquídea.

¡Nuestra madre nos necesita! ¡Tierra mía, rojo sangre!, hasta tu corazón llegaré algún día, pero deseo que se plante un árbol sobre tu herida, y que mi carne sirva de abono al menos, para mitigar en algo el dolor que te hemos causado.

Eres nuestra dueña real y nos tomarás con el mismo amor con que nos has brotado. 

Todos lo vemos, pero es necesario que actuemos y llevemos en el corazón ese ángel que nos falta para luchar por la naturaleza, se nos va ante nuestros ojos, bosques de cemento reemplazarán el verdor, una pequeña salida ayer, me confirmó que nuestros verdes mueren, y se crecen los palacios de arena, en medio de cubículos que parecen palomeras. 

¡Es tan triste ver a un ave prisionera!, pensar que muchos años hice lo mismo, y cuando me sentí como ellas, decidí dejarlas en libertad, para mi sorpresa, mi hermano mató uno de mis canarios libres un día, en broma, haciendo tiro al blanco sobre las hojas secas, y mi amor llegó a mi árbol a cantar, tuve que tomarlo en mis manos todavía tibio y temblando, se preparaba para trinar y mi hermano para llorar.

Decidí que nunca más un ave prisionera, porque me veía en ellas... ¡no hay derecho!, tienen alas y no pueden volar, nosotros podemos ser libres, pero nos volvemos prisioneros de muchas esclavitudes que a nada conducen.

Por ejemplo:

¿Cuándo será que prohíben la vagabundería de pajaritos en jaulas trampero?, es tan cruel,  ver caballos en las calles, con cargas tan inmensas, como un matrimonio sin amor


Hermosas montañas divididas por el Suárez, cambiará su nombre en cada cruce, será luego llamado, el río de los pesares, porque no desovarán más los bocachicos de cola roja.

¡Hermoso!, aquí la frontera entre los pueblos es una anaconda pálida llena de peces gordos, la sabia naturaleza también nos enseña que no debe haber fronteras, pues todos necesitamos de lo mismo para sobrevivir. 

Mi tierra era hermosa, espero continúe igual, en tanto, el río amable y generoso, nos da una lección de amor, en su largo y gentil recorrido...

Cecil es un nombre entre millones de seres que asesinamos a diario, pero asesinar por placer es otro cuento, tenemos doble moral y la nevera llena de carne, un recuerdo nada más, y ojalá que esa "licencia para matar", termine alguna vez, ¡qué pena con mis nietos!, menos mal no han nacido...y espero sean vegetarianos.

¡Licencia de caza!, ¿quién dice que debe haber licencia para matar?, pero la hay, hasta para matarnos entre nosotros, tenemos el alma muerta, invito a escribir poesía por éste caso tan triste, estamos callados y el silencio nos vuelve cómplices.

Cazar para comer hasta sería más justo, pero si hay hambre, pero cazar por el gusto de matar, nos convierte en criminales.

¡No quiero arreglar mi matrimonio!, después cogen confianza, y semejante brazo tan pesado sobre mi hombro tibio y delicado... ¡mamola!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla julio/15






DOÑA FRAGANCIAS [85]

DOÑA FRAGANCIAS [85]

Doña Fragancias estaba en la mecedora, como siempre, ¿será que no tiene oficio?, no estaba fisgoneando nada, sólo abrí la puerta y ahí estaba, con las greñas revueltas y su mirada alerta aquí o allá...

¡Uich!, ¡no ha recogido las hojas!, ¡uich!, ¡huele a mierda!, /y esto lo repitió con más fuerza cuando salió Milagritos con la basura, para acomodarla en el amado árbol, de nuevo lo gritó con tal fuerza, que todos sus cómplices se taparon la boca para no soltar al piso tremenda carcajada que los ahogaba.

Misia Milagritos no decía nada, luego salió con la escoba a barrer las hojas, no porque hubiera escuchado que no había recogido, sino porque estaba toreada y esperaba a ver doña Fragancias qué otra cosa lanzaba.

Doña Fragancias ésta vez estaba agresiva y gritó, no tanto gritó, sino que se lo gritó a Milagritos:  ¡huele a mierda!, y aquí doña Milagritos no aguantó más y le dice con la decencia propia en ella:

¡Pues no abra tanto la jeta doña Fragancias!, si el mundo le huele a mierda es porque usted está sentada sobre él.

Doña Fragancias frenó en seco, y ésta vez pensó para adentro: ¡¡vieja grosera!!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 30/15  

MISIA ECLAMPSIA [86]

MISIA ECLAMPSIA [86]

Misia Eclampsia se jodió mucho en la vida para sacar adelante a sus hijos, hasta perrera tuvo, limpie y limpie, sacude y sacude, nadie ayudaba a nada, todo era con mucho ruego, ¡por favor esto, por favor aquello!, como si no perteneciéramos a la misma manada, y así se fueron creciendo, a los lamparazos del pae y a las volteadas de jeta no sé para donde, se volvieron mujeres y hombres, pero recuerdo que la vieja era muy consejera, ¡claro!, todo padre olvida las que hizo en su juventud, y entonces a veces se pasan en severidad con sus hijos.

Cierto día, una de las hijas de Misia Eclampsia llegó al otro día, con cara de yo no fui, armando cipote de escándalo en la puerta, ¡qué pena Dios mío!, decía la pobre vieja mientras corría escapulario en mano pidiendo a la virgen del Socorro que la ayudara a pasar tan mal momento, y si mal no recuerdo, de un momento a otro agarró el fuete o correa de cuero, y con mucha rabia le peló el culo a la muchacha, hasta que se cansó. En una de esas, uno de los correazos le cayó al viejo que rezongaba pero no se metía para nada, y entonces la vieja como leona le dice: ¡usted no se meta, sino para usted también hay!, y el viejo sólo dijo: ¡atrévase y verá!

¡Hijuepuerca!, ¡desde hace rato debí hacerlo!, ¡bien me lo decía mi mama que el mejor psicólogo para los hijos era la correa, que por alcahuete era que me pasaban por la faja y hacían lo que les daba en gana.

La muchachita le gritaba a la pobre vieja: ¿qué,  es que me cree prepago?, ¡llego a la hora que me dé la gana, idiota!, y aquí la pobre vieja Eclampsia le dio un cascarazo por la jeta para que respetara, recuerdo que se sobaba la mano porque tenía una joda que da cuando toman mucha droga, pero hasta el día de hoy, creo que la cueriza le sirvió a la muchacha porque los otros muérganos cogieron juicio también.

¡Él me respeta!, ¡él es un hombre bueno!

¡Cállese le decía la vieja Eclampsia, él puede ser muy decente, pero lo que lleva en medio de las piernas es un atrevido que no respeta cuando está firmes!, ¡eche pa dentro o la reviento!


¡¡jajajajajaja!!, escuché la risa de la vieja Eclampsia que a pesar de todo no ha sido tan mala mae...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 1/15



EN EL BOSQUE [87]

EN EL BOSQUE [87]

Hay aves que sacan los huevos de otros nidos para que otros padres críen los suyos, una manera de ser aprovechados y proteger su especie, hermanos entre animales que matan al más débil para asegurar su propia vida, madres que matan a sus hijos enfermos, para asegurar también la vida de sus hijos más fuertes, todo esto y más podemos apreciar en la naturaleza, he visto comer su cachorro a una perra, pero era un perrito defectuoso y ella lo sabía, también se han peleado sus hijos una gata con una chihuahua, se los robaban, hasta que la gata quedó con un hijo suyo y la perra se quedó con los suyos y los ajenos.

Entre bestias aman a sus hijos, ante todo  protegen a su especie, aves miniatura criarán a hijos tan gigantes, que dormirán sobre montañas de plumas creyendo abrigarlos.

La madre cocodrilo cuidará su nidada y la protegerá con su propia vida, una vez nazcan, cuidarán a sus hijos de su padre y demás familia, pues podrán devorarlos, entonces uno a uno, los deposita con tal cuidado dentro de sus fauces, y con igual cuidado maternal, los llevará a donde estén más escondidos y nadie pueda hacerles daño.

Nos sorprende la naturaleza, nos da lecciones de amor increíbles, ¿estamos ciegos?, anoche  tuve un sueño, y en él se me repitieron  unas palabras que debí  copiar en un papel, pues había insistencia, ¿quién me habla?, no lo sé, pero varios escritos han sido motivados por un sueño, una voz, un “algo” que viene entre la brisa.

“Como la vida misma, el primer capítulo puede ser el último”, luego una pregunta: “¿Y si el avión se cae?”, no comprendo, pero aquí están esas palabras que se me ordenaron escribir.
No se cae la cara de vergüenza, en mi sueño alguien pedía perdón por un daño pasado, pero no será doña Escopeta quien perdone, porque tiene el corazón herido, y debe primero sanar como el río Bogotá, que todo el mal que se le hizo, poco a poco se recupere, y pueda respirar hondo, por esas viejas heridas.

Hablando de leones, Cecil el asesinado, sin saber perderá a sus hijos, porque otro león llegará a tomar su lugar, y el nuevo macho asegura su descendencia matando a los bebés que encuentre, sin que la madre pueda hacer nada.

Jamás un animal abandona a sus hijos para criar los ajenos, adoptan a los otros hijos como propios, también lo he visto en la naturaleza, entonces ¿cómo llamaríamos  a esos padres que por un pedazo de carne vieja, abandona a su familia?, la verdad no sé cómo, pero éstas heridas que se plantan en sus pequeños corazones, tendrá que llorarlas luego.

Hay hombres que por sexo se vuelven ciegos,  y mujeres que por lo mismo también embrutecen.

¿Vamos a misa mañana y nos confesamos?

¡Pobre Serbio!, tanta mierda que he hablado de él, pero ahí está con sus cachorros crecidos, con pobreza y como sea, sólo una vez intentó abandonar a su camada con la alcahuetería de su familia, y dizque haciendo vueltas para viajar a Italia, pero le dio culillo y se quedó aquí con sus hijos, ¡no es tan malo!, en esa época pensé: ¡lástima que no se fue, porque ahí no serían pesos sino dólares los que giraría!, pero bien o mal, sin amor también se puede vivir, algo debe guardar por su familia cuando me ha soportado tanto.

Amén

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 1/15