Fotografìa: Paisaje Colombiano. La puerta. Raquel Rueda B./12
NO TENGO TIEMPO
Estoy tan cansada de correr, debo buscar dinero para el estudio de mis hijos, serán grandes personajes mañana, no puedo ver cómo el espejo refleja mis canas, ese tiempo es para ellos, ni tampoco lo hay para despedidas, todo
aprisa, veloz como un rayo cuando el invierno invade el cielo.
No tengo tiempo de ver crecer a mis muchachos… debo levantar un rancho, construir murallas que derribará el tiempo, pero es el son de cada día, la melodía que ha de bajar como una pequeña gota de rocío hasta que la copa rebose.
¡Cómo se han crecido mis muchachos!
¿En qué segundo pasó el sol y vistió de rosas mi jardín?
Tan ocupada estuve correteando, sudando, elevando torres que mañana serán derribadas por una fuerza que viene desde las entrañas de la tierra.
¡Qué veloz cruzó el águila ante mis ojos!
No he conseguido labrar mi propia historia y sigo corriendo por labrar la de mis hijos…
Una fortuna pienso amasar para que ellos vivan de mi sudor…
Tal vez no lo derrochen ni comprendan todo lo que por ellos hice.
Cómo ha pasado el tiempo…
Dame el bordón que temo caer… tómame del brazo no te alejes tanto ni tengas tanta prisa…
¡Mira! Un capullo se mueve y dentro de él hay vida… una mariposa de colores aletea cuando el sol la besa… Una paloma abre las alas y una pluma parece un arco iris… ¿no la habías visto? ¡Qué divina es la vida… tanto me entretuve que no la disfruté!
Dame las rosas blancas que acabo de comprar… toma el rosario de cuentas doradas que dejé sobre mi mesa… dame ese pañuelo blanco que guardaba para un mañana…
Nunca comprendí la vida hasta hoy… permíteme cerrar los ojos a mi niño…
Siempre creía que era él quien cerraría los míos…
Qué veloz pasó el tiempo y no construí nada… se ha derribado un nuevo árbol y en vez de abrigar… sólo guarda los despojos de mi vida que parece una tarde oscura, donde murió el atardecer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 28/12
No tengo tiempo de ver crecer a mis muchachos… debo levantar un rancho, construir murallas que derribará el tiempo, pero es el son de cada día, la melodía que ha de bajar como una pequeña gota de rocío hasta que la copa rebose.
¡Cómo se han crecido mis muchachos!
¿En qué segundo pasó el sol y vistió de rosas mi jardín?
Tan ocupada estuve correteando, sudando, elevando torres que mañana serán derribadas por una fuerza que viene desde las entrañas de la tierra.
¡Qué veloz cruzó el águila ante mis ojos!
No he conseguido labrar mi propia historia y sigo corriendo por labrar la de mis hijos…
Una fortuna pienso amasar para que ellos vivan de mi sudor…
Tal vez no lo derrochen ni comprendan todo lo que por ellos hice.
Cómo ha pasado el tiempo…
Dame el bordón que temo caer… tómame del brazo no te alejes tanto ni tengas tanta prisa…
¡Mira! Un capullo se mueve y dentro de él hay vida… una mariposa de colores aletea cuando el sol la besa… Una paloma abre las alas y una pluma parece un arco iris… ¿no la habías visto? ¡Qué divina es la vida… tanto me entretuve que no la disfruté!
Dame las rosas blancas que acabo de comprar… toma el rosario de cuentas doradas que dejé sobre mi mesa… dame ese pañuelo blanco que guardaba para un mañana…
Nunca comprendí la vida hasta hoy… permíteme cerrar los ojos a mi niño…
Siempre creía que era él quien cerraría los míos…
Qué veloz pasó el tiempo y no construí nada… se ha derribado un nuevo árbol y en vez de abrigar… sólo guarda los despojos de mi vida que parece una tarde oscura, donde murió el atardecer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 28/12