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LA MARIPOSA Y LOS SUEÑOS (CUENTO)
Conocí a una mariposa que
sólo sabía soñar… la recuerdo de pequeña, hablando con las aves y correteando
por ahí, adornándose con flores del bosque, huyendo asustada de la coral y el depredador, llevando entre sus manos, muchas orquídeas pequeñas para mamá…
Morían todas, pero ella no…
parecía un tiempo para resistir cada embate del destino, ni la lluvia, ni el
huracán, ni el sol ni el frío… y volaba… volaba entretenida con las flores del
camino, atorada entre las espinas de los cardos, en donde esperaba de a poco, que las hojas de un gran árbol cayeran, para verlo florecer de nuevo, con cada
estación de su vida.
Inventaba cada sueño de
amor, y pasaba sus días de larga soledad, en un bosque blanco que llenaba de
perlas negras para otros, con letras mínimas, abría y cerraba sus alas, y se
veía en su propia sombra, en un espejo de aguas oscuras, que con el sol se
volvían doradas, y tenían la magia de regalar nuevos sueños, cuando los jóvenes
se iban, se perdían entre charcos de sangre y ella esperaba… queriendo ser de
colores, más solo eran negras sus alas.
¿Qué sueño es este donde
sólo pareciera sufrir?... ¿Acaso qué misión tengo aquí?...se preguntaba una y
otra vez mariposa…
No tengo color alguno… ni
tengo brillo especial… ¿Será que hoy las aguas turbias, se volverán
manantial?...
Una leve lluvia humedeció
sus alas… ¡éste día tan especial para morir!…
pensó mariposa… hoy no quiero soñar… ¡me siento tan cansada!... una vida de
melancolía, con tan pocas alegrías, sin
alcanzar mucho, ni siquiera la rama más baja…
Pero sueño apareció de
nuevo, cuando más dolida estaba… tenía forma, tenía piel, tenía ojos… tenía
manos que se curtían al sol, y mariposa empezó a imaginar una vez más…
¡Así lo quiero!... inició
a pintar corazones con sus labios… empezó a danzar con el sol de la madrugada…se
bañó en su inmundo lago, que con la nueva luz de su tiempo, se había vuelto una
quebrada, y bajaba junto a las rocas, subía con las cascadas, volaba sobre los
espinos sin que nada la hiriera, ni nada le atormentara… entre la neblina obligada de sus noches.
¿Quieres morir?... le
habló el silencio… ¡cierra los ojos y deja de soñar!… solo duerme despacio…sin
afán…¡deja que el río se vuelva púrpura!,
que te eleves como si estuvieras borracha, que veas dos y tres, y mil veces… tu figura danzando entre la brisa, y
los colores se desvanezcan en tus ojos, para que una estación nunca llegue…
Mariposa se asustó un poco…
ya había tocado el umbral de la muerte y no le gustaba… tomó un poco de miel
que le ofrecían en cúpula de oro, y la margarita la vio…cuando abrió sus alas,
y los rayos de luna la vistieron de negro con lunares brillantes, y al amanecer,
la vio también, oculta bajo las ramas secas, esperando un rato más, a que llegara el invierno.
¡Promete la
primavera!... esperaré dormida un tanto…
un poco solamente… y cuando abran las flores lo sabré…y seguiré soñando… para
vivir eternamente feliz y nunca llorar, pues lo único que tengo en éste mundo,
es soñar… y las luces encendidas de las casitas del campo, los rayos de luna con los que hablo y me
contento…
Es verdad…
¡Promete a primavera!
Será un nuevo tiempo para
crear versos de amor y seguir soñando… pues mientras ellos existan podré ser
mariposa de candil, de lámpara encendida, donde las estrellas me regalarán cada
promesa, para crear despierta el amor, y
conservarlo tan solo para mí.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 13/14