miércoles, 28 de octubre de 2015

LA MAGIA DE SER NIÑOS [6]


Con mi hermana Sonia

LA MAGIA DE SER NIÑOS [6]

De niña me gustaba atrapar pájaros y llevar a casa, armar columpios en cualquier gajo para caer luego y sobar donde duele, arañarme con espinos dormilones y subir a la montaña más alta.

Me gustaba ver desde el camino, cómo se movía el Chicamocha sin que el hombre tocara sus peces de colas rojas, ¿ahora en donde desovarán?, dicen que el progreso continúa, ¿dañar la obra de Dios es progresar?

¡Qué brutos e ignorantes!, /se escucha en esas reuniones donde pesan más las corbatas que las ilusiones, ¡campesinos sin alma!, /así escuché una vez en tanto escondían magia blanca, o fabricaban nichos escondidos en esos viajeros de caminos, luego nadaban sus ansias, y volaban con su cargamento de muerte surcando el cielo, y ellos brindaban y reían a carcajadas.

De niña, esculcar las gallinas a ver si tenían huevo, era un oficio que mi madre nos asignaba,  y creo que en medio de todo, sonreía, se reía a carcajadas de sus niños traviesos al llegar a la cocina con él en la mano y ella responder: ¡es suyo!, luego un beso, después un abrazo, y en medio de todo, el olor a panela hirviendo en la misma olleta de todos los siglos y todos los años.

De niña teníamos un resbaladero propio, todos sabían que era nuestro, y ahí en fila en medio de la basura de todos, un rojo sendero nos llevó a tocar el cielo, acariciando el infierno.
¡Qué días!, ¡qué noches aquéllas!, ¡qué abrazos!, ¡qué besos!, ¡qué magia tan negra estar ahora viejos y no tenerlos!

De niña amigos míos, todo era felicidad, en tanto ellos padecían sin enterarnos siquiera, de esas pobrezas de gentes, de esas miserias que a otros les sobran, pero bastaba un resbaladero en la cuesta, o una de sus miradas, ¡para que nada más importara!

Es que de niños todo es magia, ¡pura y sagrada!

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 28/15





TE ESPERÉ [7]

TE ESPERÉ [7]

Así fue
ave de paso
sin nido ni árbol,
prisionera de días
en ésta cárcel.
Amiga de muebles,
compañera de escoba,
hermana de un trapero.

Te esperé,
soñé ríos y cascadas
montes y quebradas,
un mar cada semana
en sus arenas recostada...

Vano fue todo
¿Quién te alejó de mí?
No fui yo, fueron las espinas
que bordearon nuestro camino.

Pero habrá un tiempo
de mucha sed
y es ahí
que veremos los  cardos florecer.

Es ahí cuando estaremos juntos
viendo cómo soportan las rocas
los embates del tiempo,
¡y cómo perfuman de hermoso
los buenos sentimientos!

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 28/15


GAVIOTA [8]

GAVIOTA [8]

Si en mi camino te hallas:
¿Por qué te enojan mis alas?
¿Qué fastidio a mis cantares?
¿Acaso embroman tus andares?

Voy y vengo.
Del mar un caracol prestado,
de la brisa mis suspiros
y de Él mi vida.

Gaviota: si en mi camino
otra vez te hallaras, 
¿serías mi hermana?

¡No mientas que lo dijiste!
Pero ahora,
se te crecieron las ganas,
y en este arrogante paseo
de mí te olvidas.

Van y vienen las olas sin descanso,
busco un poco de arena que me cobije
pues a veces temo,
otra roca me lastime.

Y me escondo
cual perla en cofre oscuro,
para canturrear para mis adentros
espumas y sales,
a un amor más puro.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 28/15


UN DÍA MÁS [9]

UN DÍA MÁS [9]

Pensar que tienes una hermosa familia, que eres feliz, que nadie dirá que eres un vagabundo, un drogadicto perdido, con esa sonrisa que adiviné de mala intención y hasta de alegría, y saber que te aman tanto o más que yo, es una bonita sorpresa, el amor todo lo ilumina y bendice, ¿por qué razón mis pesadillas no terminan?, mis noches son tan eternas, que despertar es lo mejor que me ha podido pasar.

¡Ea amor!, un nuevo día y estamos en él, ¿no te parece maravilloso?
Y el amor responde: nada es tan hermoso como saber que estamos aquí despiertos, viendo otro amanecer y besándonos, cual hojas que danzan con el viento.

Hoy la brisa se estacionó en mi boca y un gran suspiro movió mi alma, vi como salía, adiviné su viaje y nos cercamos, nos juntamos, fuimos en tu invierno lluvia y en mi primavera, aromas.

Que nada ni nadie tuerza el camino del viento, porque Él es Rey, en su andar de gitano va y viene con la vida, se aleja cuando el frío se congele en nuestros ojos y seamos como pájaros, libres en un bosque donde todo es acierto y no estamos como carne, ni tendremos boca para dañar, ni ojos para corromper.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 28/15