lunes, 8 de octubre de 2012

PASANDO EL TIEMPO


Deja que pase el tiempo no te abrumes
que corra ligera la corriente
que hablen las lenguas viperinas
que se azote con el sol el viento.

Deja que corran los niños... que griten...
mañana una añoranza de pequeñas manos, un tetero
un diminuto pañal, un beso entre tus pechos,
ese olor a talco fresco y a colonia te haràn llorar.

Mìrate un poco al espejo... deja de fruncir el ceño...
sonrìe por lo poco que nos queda por vivir
deja de amargar tu vida no sea que aceleres el viaje,
mejor tòmate un guarapo frìo o dame un abrazo.

¿Has olvidado acaso cuàntas veces me hiciste llorar?
Prisionera de tus burlas y tus quejas tan injustas
Ahuyentada de mi propia parcela, apartada de mi huerto
se resecò la piel de tanto suspirar.

Voltea la pàgina del libro... ya es hora...
llegò el tiempo de los perdones, de las sonrisas de los besos...
ya el reloj marca su implacable sonido sobre nuestro pecho
que de a poco, aprisa y sin temor dejarà de sonar.

Dobla las rodillas, es tiempo propicio...
no hubo dinero, todo se lo llevò el mar
y en mi alcancìa de monedas pequeñas
sòlo queda el sinsabor agridulce de un ayer.

Lee mis poemas que no son tiempo perdido...
un poco de mi vida se queda aquì
voy un momento por mi salmo 23 el preferido,
encenderè un cirio porque son las 3.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, septiembre 30/12

COMO UNA MARIPOSA




Como una dulce mariposa vestida de colores
radiantes alas que se esfumaron con la brisa
el azote de un atardecer que se robò el ocaso.

Sobre una flor descansados mis cariños
donde anidò la golondrina sobre un loto
y mis làgrimas parecìan canto de cigarra,
mi corazòn un viejo campanario.

Asi en sus capullos vestidos de blanco,
sus ojos cerrados a èste camino incierto
tomados de sus alas se vistieron de malvas
y con olor a flores buscaron el azul del cielo.

Se escondiò la luna cuando los viò pasar
para que el sol saliera pronto sus hijos a buscar.

Y cuando un manto extendido de colores
brotò de la nada... unos labios de luz y de consuelo
emergieron desde el silencio
para convertirlos en àngeles de cristal.

Raquel Rueda Bohórquez

BROTE DE CEREZOS


BROTE DE CEREZOS

Mira madre mía
detalla los brotes de cerezos 
mientras la lluvia baña nuestro traje de invierno
incesante besa las palmeras y danza de nuevo por la vida.

Arròpame niña linda que tengo mucho frìo...
arde mi piel con cada gota de rocìo,el dolor de a poco me consume
por aquì la nieve pareciera cerrar mis ojos
y el cantar de la brisa sobre mi hogar
llena càntaros que huyen aprisa
se alejan con silenciosos y negros nubarrones que me robaron tu amor.

Me desnudo ante tì... deshojo de a poco mi corazòn
un rìo de sangre corre cada segundo,
los danzantes de la muerte se agitan y rìen a mi espalda
me arrucho conmigo como un bebè que ha sido abandonado
y te busco en las sombras que huelen a tu piel
con un escapulario que aùn tiene la tibieza de tus manos.

Tanto amaste madre mìa... mi reina consentida
no pude calmar tu dolor y me quebraba...
es duro aceptar que una daga te clavaron
que el mundo es injusto y hasta vivir duele tanto
pero me empeño en existir cada segundo
en buscar un verso aùn en la golondrina que marcha
o en una simple flor de loto que esconde mis làgrimas.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 5/12

INSPÌRAME SEÑOR...



Inspìrame a continuar bajo tu fronda
con el suspiro de tus flores en mi alcoba
los brazos de mi amante labrando nuevas esperanzas
aprendida una oraciòn por nuestros labios

aplacado el furor y nuestras rabias.

Se ha vestido mi casa con un aura nueva
las hipocresìas han marchado y continùo
busco en la olvidada alacena de mis recuerdos
y una razòn me impulsa una vez màs hacia tu alero.

A ratos pareciera una mariposa mecida por las olas
me destruyo a mì misma, me abrumo, me hiero...
tomo las rosas por el tallo y se abre la misma herida.

He decidido falsamente olvidarme de ti
pero al recordar tus ojos, 
mi alma toma de nuevo el atajo de tus brazos
me enredo una vez mas en tu boca
y mis dedos como hiedra caprichosa 
deciden tomar de nuevo tu cintura.

Se balancea un aura de colores y me emborracho con el licor de tu boca
adormecida una vez mas danzo imaginando que es contigo
un bolero me sorprende solitaria, con mi falda enredada
con mi corazón aprisa y la copa hùmeda solo esperando tus especias.

Una roja flor aguarda impaciente por tu amor
abre sus pétalos la pùrpura amante
y por siempre ansìa de tus labios el ùltimo beso.


Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 6!12

CUANDO MARCHE


Colecciòn "Mariposas", Raquel Rueda B.


A ratos me pregunto si serè la siguiente
empeñada en hacer listas interminables y llorar
en plantar rosas para que otros destruyan
en navegar... sòlo navegar...

Muchas veces entretenida en el vuelo de una garza
-no llores, guarda làgrimas para mì-  decìa mi vieja
y tenìa gran razòn, enmudecì... ni una gota de rocìo
se quebrò el corazòn en mil pedazos y sentì morir dentro de mì.

Tantas veces observando pasar el tiempo
mientras unos iban y venìan
se azotaban inclementes, lastimaban sin razòn
levantando mi ànimo en su regazo
dormì tantas veces y era tal mi sueño que no advetì
que una anemia estaba haciendo nido en mi sangre
y cuando volò mi azul mariposa
en ese segundo de las almas cuando quieren estar solas
sobre un lecho de rocas heladas
cerrè los ojos y al despertar... habìa volado al infinito azul.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 6/12

HABLANDO CON EL ESPEJO

Foto
Paisajes Colombianos. Liz Nayibe Àlvarez R./12



¿Quièn màs que yo para amarme?
Si no lo hago, ¿quièn podrìa decirlo?
Ante un espejo ruin que arruga mi rostro me desnudo
le señalo mis encantos y èl los destruye

le invito a regalar un beso en mis labios y sonrìe
muestro còmo un cirujano hizo maravillas en mi figura
y su carcajada maligna resuena por mi alcoba,
parece que se abren todas las heridas
las fotos del ayer las dejè en el olvido
esa no soy yo, es mi propia sombra
el tiempo es implacable y todo lo corroe, lo arruga,
alimento mi autoestima, y destruyo ese maligno que me odia
volteo su rostro cristalino que esconde todas las miserias de la vida
arruina mis sonrisas y en su corazòn como magia,
esconde pequeños seres de fantasìa
que en las noches oscuras, salen y me hacen el amor a escondidas.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 6/12

OJOS DORADOS

Foto
Colecciòn Gatos. Raquel Rueda B./agosto/12 Usiacurì Atl.

Usiacurì me regalò el amor
tras las rejas el minino con sus amantes
sòlo una vez le observè, le dije que lo amaba
y èl con la inteligencia de sus siete vidas

encontrò lo que sus dorados ojos buscaban: a mì.

La càrcel se abriò, sin creerlo sobre mis pies
arrullado en amores mil besos me entregò
habìa un poco de niebla aùn, el dolor fresco
una solitaria casita plantada en un cerro,
un gran poeta Julio Flòres quien allì compusos sus flores negras
tal vez embelesado en las aguas de los pozos de agua fresca
donde tantas veces se sanaban, los dolores del alma y del cuerpo.

No quise caminar màs... en èste rincòn apacible quiero pernoctar
allì sòlo hay flores en el camino, aùn los caballos pasan veloces
la mano del hombre de a poco llega, pero èsta vez a cultivar flores blancas.

Un arroyo cristalino baja desde la montaña, donde el verdor besa el aire
se respira aùn la lluvia fresca, los mojones del ganado hùmedo
ese olor a tierra mojada y las mariposas de colores que danzan sin prisas
atenidas a los besos de todas las flores que abundan
y a los abrazos de las enredaderas rosa, que suben tranquilas por las ramas.

Respirè una paz blanca, donde los polìticos parecen asomar el rostro
observè miradas picantes y las manos se meten en los bolsillos,
hay prisas por comprar terrenos de paz que se destruiràn de a poco
pero Usiacurì es tierra intocable, allì no llegarà nadie a dañar nada
el alma del poeta se respira en el ambiente,
saldrà de su casita llena de flores azules y harà marchar al indolente
para dar paso al caminante de ojos claros, que busca un alar en el camino.

Quise despedirme pero el minino me siguiò, una y otra vez su mirada,
algo extraño indescifrable sentì... y el amor entre el minino y yo
se convirtiò en una corriente, que como la paz del bosque se respira
en èstas bellas tierras de Usiacurì.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 6/12

MIENTRAS ESPERO EL TREN

Foto
Fotografìa. Paisajes Colombianos. Liz Nayibe Àlvarez R



Aún no recuerdo el día  imagino que  un lunes o  martes, tal vez un domingo en la tarde cuando ya terminaba labores en la Caja Agraria, un banco donde trabajé varios años como secretaria y muy buena, demasiado explotada y
poco valorada como sucede muchas veces, aunque un paisano que estuvo de Gerente por una temporada, de apodo "Cargasal" me ofreció el cargo de Gerente en el Banco de Betulia Santander no acepté pues estaba muy enamorada y antes que un cargo importante preferìa estar ahì sometida a un loco amor que en poco tiempo dijo sì, a un cargo de Gerente en otra ciudad y mi amor quedó por ahí flotando sin importar a nadie nada, ni como pudiera sentirme en ese momento.

Era de esos días calientes, allì en esa tierra todo es calor, mujeres ardientes, hombres que gastan su dinero en putas y dejan de lado sus esposas, petròleo, riquezas, juegos, licor... guerrilla, paramilitares, drogas, muerte.



En medio de èste mundo me movìa como una trabajadora feroz, atacada muchas veces por las mismas compañeras de trabajo algo celosas de mi juventud, ahora mismo pues estamos a la par o casi las alcanzo pues imagino que hasta podràn dejar todo eso atràs. Se murmuraba que era amante del gerente porque èl tenìa detalles, me traìa una gaseosa, un pudìn y me acosaba en mi oficina cuando quedaba solo el sitio y el trabajo era demasiado para mì pues sentìa que sin importar las cargas que me imponìan, 
me veìan como un peligro para ciertas cosas que no estaban  muy bien,pues siempre he sido una mujer honesta conmigo misma, frentera y clara y tampoco como alguna vez lo manifestè al gerente; por màs chusco e interesante que fuera yo estaba enamorada, y no me interesaba poner los ojos en un hombre comprometido. Tal vez otra se hubiera interesado en las maravillas que se me ofrecìa, pero mi vida siempre ha sido simple y por dinero nunca me comprometerìa con nadie.


 En medio de lenguas viperinas y un ambiente un poco oscuro,  se desarrollò mi vida buscando cada segundo una sonrisa y un motivo para seguir adelante, aferrada a un empleo que necesitaba mucho, pues debìa enviar un poco de ayuda a casa de mis padres, era una obligaciòn que todos los hijos tenìamos, allì las cargas eran demasiadas para mi viejo.

En medio de muchas historias donde los varones siempre fueron mis còmplices y amigos y sòlo una amiga sincera quien me contaba de todos los chismes mientras los muchachos no callaban nada y muchas veces me defendìan de sus habladurìas,  aguantè un tiempo, pero nuevas cosas pasarìan que me harìan cambiar de rumbo. 


Me gustaba jugar, bromear, tomarme un trago con ellos y hablar de todo menos del trabajo en la oficina,ese tema era negado, ademàs de hacerles bromas cuando llegaba el fin de semana y viajaban a ver a sus esposas, como llenar sus maletas de piedras, loza partida, besos en los pantaloncillos...

Ya terminado mi trabajo pues no me gustaba dejar nada para el dìa siguiente, me fui con Diana -una amiga- a dar un paseo por ahì a un pequeño parque a ver la gente bajar del tren, a reìrnos de la vida... 

El pito del tren me asustò un poco y me puso alerta, era un chillido agudo que me daba dolor de estòmago y ¡chaca!¡chaca! ¡chaca!... repetido enredado en rieles fuertes, de a poco frenò, y la gente corrìa desesperada como si no 
hubiera espacio para ellos. Me llamò la atenciòn alguien en particular, no sè la razòn estaba muy pàlido, subiò al tren con una mirada que busco en las pelìculas de terror pero no la encuentro sino en esa diabòlica donde la chica de un momento a otro voltea el rostro y su cabeza gira sin quebrarse hasta quedar frente a ti... 

Mis piernas se paralizaron y mis ojos quedaron quietos, cuando vi que desenfundaba un enorme cuchillo de carnicero y lo levantò por muchas veces... subìa... bajaba... con una fiereza como si estuviera matando un leòn, -es una imagen que tengo aquì grabada, cierro los ojos y la pelìcula regresa una y otra vez, las manchas en el cuchillo hasta la cacha... la sangre que aùn goteaba una a una y de nuevo ahì en la puerta del tren esa mirada fija y frìa en mis ojos... yo no podìa moverme estaba como sembrada en el sitio y cuando creì que el cuchillo llegaba a mi garganta o mi estòmago, en un instante algo mágico alumbró su mente y lo lanzò por debajo de mis piernas.

Pude escuchar cuando se arrastrò y ver a dònde quedò... en ese sitio habìa un zapatero y debajo de su silla el cuchillo descansò de la fiereza de un hombre que rayaba en la locura.

Una griterìa de gente que no sabìa lo que habìa sucedido y la policìa buscàndolo, y les dije hacia donde habìa corrido y en dònde estaba el cuchillo...

A pocas cuadras lo alcanzaron cerca al negocio de mi cuñado Leonardo, y pude ver còmo un hombre puede perder la conciencia por un juego de billar y unas cuantas monedas, y acabar con la vida de un anciano que sòlo leìa Vanguardia Liberal .

La sensaciòn de ver morir a alguien de èsta manera me quitò la tranquilidad, y evitè muchas noches cerrar los ojos.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 6/12