lunes, 6 de octubre de 2014

PENSAMIENTOS DE OCTUBRE


PENSAMIENTOS DE OCTUBRE

Y EL CIELO SE PUSO NEGRO PARA QUE PUDIÉRAMOS LEER EN EL BRILLO DE LAS ESTRELLAS, QUE ALGUNA VEZ SEREMOS LUZ COMO ELLAS, PARA GUIAR AL VELERO PERDIDO, HACIA LAS AGUAS DE LA VERDAD .

Y DIRÉ TAN SOLO: MAMITA HERMOSA, SIEMPRE ESTÁS AQUÍ MI TORTOLITA, MI CARICATICA, MI NIÑA DESCALZA CAMINANDO CON MIS DEDOS, GRITÁNDOME AL OÍDO TUS PALABRAS PARA ORAR EN VERSO.

SI HAS HECHO DAÑO, NO TRATES DE BORRAR TUS HUELLAS, PORQUE MÁS VELOZ QUE UN RAYO ES LA MIRADA DE DIOS QUE PENETRA HASTA LA PROFUNDIDAD DEL MAR, Y MÁS NOBLE QUE UNA PALOMA, ES EL AURA DE MARÍA, QUE TE ARROPARÁ CUANDO ESTÉS EN ORACIÓN.

¿A QUIÉN TEMES?, NO PORQUE MÁS CORRAS LLEGARÁS PRIMERO QUE QUIEN SIEMPRE HA ESTADO AL FINAL, LA FILA SE ACORTA Y TODOS SEREMOS PRIMERO EN ALGÚN MOMENTO .

Y EL GORRIÓN PENSÓ: ¿SERÁ QUE ALGÚN DÍA PODRÉ VOLAR COMO ÁGUILA?... /NO SE HABÍA DADO CUENTA QUE YA ESTABA VOLANDO, SU PENSAMIENTO LO LLEVÓ MUY LEJOS CON ALAS TAN INMENSAS QUE ABARCABAN EL UNIVERSO.

EL CIELO ES NUESTRO PLANETA, NO VOLVEREMOS AQUÍ COMO HOMBRES, SINO COMO BRISA, PARA VALORAR ETERNAMENTE LO QUE SE NOS HABÍA DADO 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 6/14


YA



YA

Iniciar un nuevo día, disfrutarlo 
gozar cada uno de sus segundos,
¿Sabemos acaso si llegará un mañana?

Mirar al cielo y descubrir las juguetonas nubes, 
ver el sol como si corriera a la vez con nosotros.
Sentir el vuelo de las mariposas 
y extasiarnos en la caída de una hoja. 


¿Estamos seguros de repetir éste paisaje?
Cantar, danzar, escuchar la divina música, 
ahora, antes que los ojos se queden quietos 
y la boca fría y el oído se cierre a este sonido.

Estás seguro que puedes volver a hacerlo en un instante?
Decir te quiero, lo siento, perdóname, 
no debí dejarte en el camino, 
ven, dame la mano y continuemos otro paso. 

¿Tienes seguridad  de que tendrás otra oportunidad 
en el próximo segundo?

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 6/14

PRÉSTAME

PRÉSTAME/A Marisa Zweifel
A un paisaje de Marisa le dije que me prestara el lago
Sus ondas parecen almas de ángeles rondando
Y una esperanza, arriba de la cuesta
El rey que cuida y protege a sus princesas
Oculto de momento, para sorprender después.
Divina montaña, ¿quién subirá a ella?
Tal vez los alcatraces cuando estén de vuelta
Y el sonido del agua al correr ¿la escuchas?
Trotecitos de caballos andariegos
Bailes cortos de gorriones enamorados
Y sobre la roca, tú mi amor
Esperando un abrazo de consuelo.
Bordean el lago grises rocas
En fila con gran indiferencia
Muestran simpatía al viento
Y una caracola que pasaba
Reposa de larga travesía
Bajo una hendija prodigiosa
Que resguarda su pequeña vida.
¿Serán árboles los pequeños?
¿Quién puede saber de la fortuna?
¿Crecerán los cipreses junto a las enredaderas?
No lo sé, lo cierto es que la blancura de un ganso
Como un copo de nieve vivo
Llenó el paisaje y mis ojos de placer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 6/14

¿QUÉ TE DIGO?

¿QUÉ TE DIGO?
¿Y yo?, ¿Qué podría decir de mí?
Hay una locura habitante en tu bragueta
Vigilante de mis rabias y todas las iras
Agolpadas como cascada que se dobla
Sin saber que vale más un beso
Que todas tus mentiras.
¿Y yo?, confusa estaba
¡Abre todas las piernas a tu paso!
Serán tus amapolas perfumadas
Cual veneno oculto en arañas ponzoñosas
Que tras una valija con tan poco
Roban tu sangre y la envician
Poniendo en peligro mi vida.
¡Pero corre!, berrea como chivo tras sus enaguas
Llénate de placer y hombría
Lame la flor ajena y sonríe
Comparte con otros tu mies,
¡Pero por favor no llegues a casa!,
Límpiate las sandalias si decides entrar
Borra la sonrisa vieja de satisfacción
Y da gracias a Dios
Porque a pesar de todo
Tu orquídea te espera
Con tres brotes aromados.
¿Valió la pena?
Viejo zorro... nada de eso vale
Te privaste de muchos abrazos y caricias
Mira si el tiempo te alcanza
Tus hijos crecieron, se nos van
Aprendieron a volar solos
Espigaron como el trigo y tú ausente
Ni siquiera viste cuando fueron flor.
Pero no importa mi amor
Aboné de nuevo la tierra
Otras semillas crecen
Y el perdón es un río caudaloso
Que de a poco ahonda el mar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 6/14

ESCUCHAR

ESCUCHAR
Aprendí a escuchar la soledad
Me gusta porque hablar solo es bello
Nadie interrumpe el pensamiento
Y las quejas ajenas se las lleva el viento.
Ahí está la voz del cantor
En las hojas secas de los árboles,
Se quedan como trinos de ave
Viendo a lo lejos con donaire.
Y voló al fin como un hada
Se fue a los confines de la luz
Donde al iniciar el día suenan campanas
Y al guardarse tras los bosques
Una esperanza aguarda la mañana.
Y vi que el silencio es una bendición
Me amo, me perdono, me consiento
Una terapia sanadora es la poesía,
Tomo una pastilla para morir un segundo
Y despertar al instante
¡Como si fuera mi primer día!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 6/14
"Samuel Beckett 1965," by J.C. Turber. Is the birdie you know who, the one we have been waiting for?

LA BRUJA/MITOS Y LEYENDAS

MITOS Y LEYENDAS EN ZAPATOCA SANTANDER
LA BRUJA

Ellas se disfrazan de aves negras y persiguen a los hombres muy guapos, mucho se cuenta sobre las brujas, inclusive he conocido hombres que amanecen con moretones en el cuello, dicen que se lanzan sobre ellos como si los ahogaran, y los moretones son chupones que ellas les hacen. De mujeres atacadas por brujos poco se sabe.

Vuelan sobre los tejados como chulos o en forma de pavas negras, se desdoblan para atacar a sus víctimas, no hay casa donde no se hable de ellas y son muy temidas, puede ser la dueña de la casa, una anciana que practica brujería o hechizos, y se enamora de su inquilino.


¿A quién recuerdo?, a Euclides, a Carlos Saúl, a mi suegro, inclusive a mi esposo que relata la historia como si fuera verdad y sentimos mucho temor. 


En medio de la nada en su inconsciencia, no saben si están dormidos o despiertos, esa cosa cae sobre ellos, y se siente mucho ahogo, les respiran al oído, parece una bestia sedienta de placer y al otro día amanecen con morados, ante todo en el cuello, y la explicación es que las brujas los chuparon, vaya uno a saber de qué lugar venían, y usan a los pobres chulos y pavitas como pretexto para engañar a sus esposas, hasta el punto de convertirlo en una leyenda. 


En luna llena se acercan las brujas, ¡cuidado!, hay que colocar una vasija con agua en la puerta para que ella resbale, echar sal y otras cosas que las espantan. 


Nadie ha contado como es su rostro realmente, cada vez añaden algo diferente, si tiene dientes de víbora o de hiena, lo cierto es que la bruja visita mucho a los hombres guapos y casados, ojo que no se desdoble la vecina, ojo con la inquilina, ojo con la señora de los tintos, cuidadito la secretaria bonita resulte ser: ¡la brujaaaaaaaaaa!


Contaban mis tíos que un hombre valiente las puede enfrentar, ella puede llegar a tu casa a pedir sal al día siguiente, y así la identificas, o si en la noche la puedes ver, dale tremenda paliza y échale agua bendita, mi tío Luis dizque le dio a una muy fuerte con un rejo de arriar ganado, y al otro día vio a una vecina muy maltratada, la misma que vino a pedir sal en la mañana. 


Ésta historia pasa de boca en boca, unos la cuentan de una manera, otros agregan algo y así cada vez más picante, nos arrodillábamos cerca de las piernas de nuestros padres muy asustados, cuando iniciaba el día de cuentos, que era cuando los tíos llegaban de visita y empezaba a oscurecer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 5/14

LA GUACA/MITOS Y LEYENDAS



MITOS Y LEYENDAS
LA GUACA
Cierta noche, en una finca llamada Paloblanco, en un pueblo pequeño de Santander donde había muchas historias y leyendas urbanas, habitada por hombres que rodaban y rodaban árboles, porque había que destechar el bosque para conseguir el cielo, inició Pedro, le siguió Benjamín, y así uno a uno pasaron la historia de una luz, el secreto se regó por todo el vecindario pero los campesinos no se atrevían a llegar hasta allá por lo terrorífico, pues el mismo diablo en persona sería quien les apareciera.
No contaban con que había un hombre valiente llamado Vicente quien se atrevió a desafiar al diablo o a quien hubiese enterrado mucho oro en polvo en ese rincón tan lleno de prados altos, muy cerca de los cañaduzales azules, que aterrorizaban en las noches con sus movimientos como mujeres desnudas en medio de la selva, invitando a una orgía demoníaca.
¡Yo voy!, y todo lo que encuentre será mío, lo compartiré con quien me acompañe, decía el hombre, a un grito que ya todos los guaqueros o buscadores de tesoros sabían, que al ver la luz a la misma hora de la noche, en movimiento siempre, saliendo del mismo sitio y alejándose hacia una pequeña cabaña donde desaparecía, en medio de la oscura noche, tendrían que gritar: ¡¿En nombre de Dios o del diablo, quién anda por ahí?!, debía ser un grito fuerte para que el mismo demonio o alma se amedrentara y hablara con él indicándole el sitio exacto donde había guardado el tesoro.
Nadie lo acompañó, todos los valientes se fueron uno a uno; el día de la cita, se recogieron en sus casas rosario en mano encomendándolo a los mejores santos y almas benditas, para que nada malo le pudiera suceder a Vicente, el único hombre macho y arrecho con los huevos en el puesto, de aquélla finca llamada Paloblanco. Las piernas le temblaban, no sabía si orar o gritar o salir corriendo,
¡Auuuuuuuuuuuuuu! silbaba la brisa con sonidos de mujer a punto de clímax, ¡¡ohhhhhhhhhhh!!, el sonido aterrador del hombre de la casa cuando está a punto de llegar... ¡jojojojo! y entonces apareció la luz en medio de la oscuridad...
¡Dios mío!, ¡Virgencita de todos los remedios!, ¡Santo patrón!, ¡almas benditas del purgatorio!, no soy capaz de gritar y menos volverme atrás, sería la burla de toda la comarca de mamagallistas por toda una vida...
Vicente se arrodilló, y al ver que la luz se acercaba más y más al mismo sitio de los cañaduzales, preguntó desde una distancia privilegiada para poder correr cuando le tocara.
¡¿Eeeennn nooombreeee de Diosss o el di di diaaablooooo quién anda da da da por ahíiiii?!, gritó con más fuerza la segunda vez, y a la tercera ya orinado los pantalones dice:
¡¡Responda!!, en nombre de Dios o el diablo quién condenado anda por ahíii!!...

Y una voz salió de entre el espeso bosque:
-¡Deje de ser huevón Vicente!, ¡mejor páseme una tusa!...
Una carcajada suena desde hace medio siglo por las montañas de Paloblanco, dicen que hubo un pacto de silencio entre Vicente y el diablo, pero la historia se divulgó, y aún sigue pasando de boca en boca.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 6/14
Un cuento de mi padre adaptado a la historia.