viernes, 20 de enero de 2012

DESDE MI LAGUNA (22)




DESDE MI LAGUNA (22)



El trigal ha muerto…

Mis amigos observan bulliciosos
desde sus exuberantes ramas…

Un ruiseñor con su pálido traje
entona la más hermosa melodía…
El primer cántico de amor 
es una oración no escuchada.

La fruta fresca espera…
El manoseo y la caricia devoran su esencia
tomando su vida en un instante
sin luchar, doblada en rezo.

Viro desde mi reseco pastizal.
Sus esquivos ojos se desvían una vez más
hacia el cerro lleno de verdores que le invita.

Allí, a lo lejos
el amor se arrulla con los primeros rayos del sol,
las flores del camino perfuman para El
motivadas por el dulce calor sobre sus pétalos.

Sus ojos se descansaron sobre un envejecido tronco, 
o tal vez sobre el verdor de alguna rama, 
o el cálido ramillete de perfumadas flores 
que se plantaron pronto en su destino.

Mi precioso lago aún a pesar de todo
tiene un verdor extraño...

Me he copiado en sus cristales
parezco una imagen un tanto olvidada;
ha de ser que en tan inhóspitos parajes,
alguien me ha de esperar 
sobre alguna quebradiza rama.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 20/12

FLOR DE PITAHAYA (23)



FLOR DE PITAHAYA L4R (23)

Sólo quise amanecer de nuevo...
Pronto me aparté de sus púas que eran  mi sostén
Abrí callada mis pétalos y regalé mi dorado corazón.

Allí estabas… tan cerca y tan lejano.
Besando la enredadera del camino
Anunciabas con tu canto que serías para todas,
Que tus besos llegarían temprano,
Tus alas como un abanico incierto
Extendido sobre mis pétalos abiertos a la entrega.

Sólo detallé a la mariposa que a mi lado estaba
Con suaves caricias me adormecí…
Viré el rostro hacia el gran astro rojo fuego
Sin comprender aún el motivo de mi sutil belleza.

Hoy amaneció de nuevo y  aquí estoy…
Ya mis pétalos cayeron…
Silentes  abonan un jardín amado
La fruta madura en el mutismo de su tiempo
Aún no ha sido tocada…

Un ruiseñor  cantó antes del ocaso
Sobre un inmenso sauce de flores rosa, 
Pero tú… brillante  y feliz,  sólo rondabas…

La prisión de mis espinas me aferraba aún más
Y mi corazón nutría otros  amores
Que sólo de paso se aprovechaban
Dejando una herida abierta
Que pronto, ya no sería más.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 20/12