sábado, 13 de julio de 2013

LA SOLEDAD [118]

  LA SOLEDAD [118]

En éste cantar de la vida
soledad amiga mía:
lleva mis pasos,
anda conmigo...

¡Vamos!,  no parece extenso,
es un camino igual para todos
dibujado en un infinito punto azul
que nos llama,
nos ausenta,
hasta hacernos amigos.

Y voy a paso lento,
Una silla, la brisa regalada,
el suspiro donado
el amor deseado...

Y veo a los ojos, ¡tan lejanos!…
Son estrellas palpitantes
que al cerrar los párpados caen,
sobre mi raída falda.
Descubro que no estoy sola,
acaricio un pecho al cerrar los ojos,
beso tus labios si lo deseo,
quedando un leve parpadeo
con sabor a sal de vida
y un vago anhelo.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 11/13 

SOMBRAS [119]

SOMBRAS [119]

Del cielo estrellado mis suspiros,
de la luna su blanca cabellera.

Honda melancolía
parece adueñarse de mí,
penetra con sutil pereza la ventana.

Si a recordar momentos me entretengo,
entre tu acolchado nido de golondrina:
¿Es la sombra de mi cuerpo un sueño,
o es tu alma quien me adivina?

Entretejiendo versos sin saber a dónde van,
me levanto una vez más pensando en ti,
en los surcos dulces de tus manos,
en tu especial fragancia de alhelí.

Quiero regresar al nicho del abrigo
y encontrarme sobre tus mullidas piernas.

Una vez más tus ojos tan queridos,
Otra vez  buscándote en las sombras…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 12/13  

HORMIGA [120]

HORMIGA [120]

Dame un poco de tu rincón para vivir,
con ahínco me impulso y puedo...

Es la esperanza el recurso del valiente,
y la fe el motivo que nos sostiene.

Soy aradora en el desierto,
constructora de madrigueras en las dunas,
habitante silenciosa y mínima
donde mi vida no cambio por ninguna.

Acompasado ritmo al sonar de una guitarra
entre tambores que se ocultan bajo tierra.

¿Sabías que florecen hongos para mañana,
y con esto me entretengo?

Voy detallando cada senda,
la hoja caída en el camino es una elegía
que llevo a cuestas, ¡animosa!

Esa carga perseguida para otros,
agradeciendo a Dios por mi destino
nada pesa porque Él toma mi carga
y la brisa me empuja con donaire.

Me empapo de sales marinas para hallarte,
pernoctar contigo y descansar.

Me arropo bajo un lecho de violetas,
me convierto en amante solitaria
que nace para que otros vivan,
y vive para esperarte un poco más.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 12/13







PALABRITAS [121]


PALABRITAS [121]

No debemos preocuparnos porque nos quieran, tenemos que amarnos como somos, sin creer que somos más grandes o inferiores a otros.  Tan solo vinimos a pasar un rato por aquí, bien o mal, vivir es maravilloso. Cuando no estemos tal vez nos extrañen, y ni eso importa.

Vine a ser feliz y esa felicidad no está en el exterior, vive dentro de mí, entonces no me doy el lujo de aceptar que me manipulen y quieran que sea como otros, quiero ser yo misma, es mi tiempo, mi piel, mi espacio.

Mañana o en un momento, ese pequeño suspiro que es lo único que nos mantiene vivos, dejará de ser, para convertirnos en parte de un sueño, el sueño de no existir en éste planeta, o de permanecer en una cápsula de oruga, para resucitar siendo mariposa, otro segundo, en otro espacio donde el silencio siga siendo mi amigo, y no duela demasiado vivir.

Raquel Rueda Bohórquez

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ESPERAR[122]

ESPERAR[122]

Le doy la espalda a los malos tiempos,
busco de nuevo en los azules un motivo.

Se incendia mi piel
anhelante de la tuya,
camino sobre el arenal
deseosa de tu aliento.

¡Oh amado, que de mis ojos el llanto!:
¿En dónde está ese amor primero?
Quedó desnuda mi piel esperándole;
y desearle es todo lo que puedo.

En tus azules ojos me entretengo,
sobre las olas aletea una gaviota,
luego se aleja de mis ojos
y llega otra vez el desaliento,
la derrota…

Mi alma te busca en el cielo
vestida de níveo traje
con sus alas rotas.

Mi corazón es una campana
que palpita con sus tristes notas.

¡Mira a lo lejos bellos olivares!
Las perlas de mágico verdor tiñen la rivera,
y recostada sobre sus aguas mansas
la vieja flor por ti espera...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 12/13  





ME GUSTARÍA [123]


ME GUSTARÍA [123]

Me gustaría que fueras tú.
En medio de todo te busco…

Es tu mirar la estrella de mis sueños,
y desaparece prontamente
dejando una estela de humo.

Tallan sobre un tronco un ave feliz,
se transforma la vida con cánticos dulces.

Eres tú el artesano que transforma mi vida
entre verdes bosques y elevadas cumbres.

Me gustaría que fueras tú…

Tienes la dulzura del poeta 
en medio de la nada,
sobre las montañas,
divisando lo que persigo,
anhelando entre quimeras 
el más elevado sueño,
perdido en el infinito,
y no me encuentras…

Me gustaría que fueras tú…

Te observo en silencio,
quisiera hacer un llamado
pero te alejas hacia otros lagos,
hacia otros verdes intensos,
dejando mi corazón con un vacío,
de roca endurecida por el tiempo
esperando una gota de rocío la quiebre,
anhelando ver tus ojos de esmeralda
morir en los míos.

Me gustaría que fueras tú…

Se lo pido a la doncella que toca el sol
y nada que se quema,
a la diosa que suspira olor a rosas
pero nada que sucede.

Ahora te alejas nuevamente,
me dejas con los labios encendidos,
con las perlas de mis ojos tejiendo rosarios
y esperando, anhelando seas tú,
para siempre.

Me gustaría que fueras tú,
bajo la lluvia, desnudos…

Agotando el poco tiempo que nos queda
con el traje del cielo cubriéndonos, 
temblorosos abrazándonos,
perdidos, con los ojos cerrados
sin pensar en nada,
adornados entre colores de pradera
y  luz de fascinantes rayos.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 12/13

SOÑAR [124]

SOÑAR [124]

¡Cielo mío!, pedazo de corazón de otra,
embrujo negro que me roba el sentimiento:
Deja una nota de tu pluma… sólo una,
para saber que estás, y no te has ido
a jugar con el viento.

Dulce amor que de la tarde mis quebrantos:
¿En dónde estás, que no reparas en mi llanto?
Si te contara que a ella vi ésta tarde,
se abrazó conmigo,
sembró una flor en mi jardín
y  nos dijimos lo tanto que nos amamos.

Pero desperté otra vez...
Mis delirios me están volviendo loca,
no estaba aquí ni allí,
de nuevo estoy sola en mi sillón
con tantas palabras en la boca.

¡No respondas!, ¡no digas nada!,
alguna vez un poema nos declamamos
cuando al hablar con los ojos,
nos sentimos solas,
y al tomar las manos,
nos despedimos.

Y aquí, linda soledad me acompaña,
es bello saber que no tengo a nadie,
nada vuela por mi casa... nada pasa...

Todo se fue y pronto marcharé del nido
sin ver tus ojos negros azabache
que a veces me desvelan,
y otras, cierro los míos para divagar
lejos, tan lejos de mi propio yo,
que voy contigo.

En éste blanco aposento
en éste cuadro de blancas amapolas,
la vida cual sepulcro se presenta…

Se muestra la radiante luna de un momento,
y al segundo,
sólo lluvia tempranera,
paso de un alma sola,
de la novia que al sol siempre espera.

¡Escucha amor mío!...
No es necesaria una respuesta,
vano es pensar que ella regresa,
vano es llorar y reír,

pero al despertar no sabemos si estamos aquí
vamos a otro sitio si dormimos
o si la muerte es un evocar lejano,
en otro hogar,
en otro jardín al cual pertenecemos.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, abril 16/13 

CIERRO LOS OJOS [125]






CIERRO LOS OJOS [125]

Un nuevo día empieza, ¿y el descanso?...
Cierro los ojos amado mío,
para escuchar tu serenata.

Entre verdes olivares me extasío,
soy un tordillo,
tal vez un ruiseñor
con alas de plata…

Bello fue el día de hoy
y por él te agradezco,
por la soledad y la compañía
de quienes diviso en pantalla.

Por los momentos compartidos
que se van aprisa como vienen,
y por el ruido de las hojas
que mueven los campanarios.

Tanto amor, mientras busco lo que ya poseo,
tanta belleza bailando
entre las flores y los trigales.

Y el perfume de tu aliento a rosas frescas,
parece acompañar a la cascada
que se pierde veloz
entre los naranjales.

Sonares del corazón entre los humedales,
tus guaduales esconden nidos de gorrión entre sus hojas
y un grillo cantor anuncia el día,
en tanto una luciérnaga duerme y se apaga.

Tanto mi Señor que tengo sueño,
me dices al oído:

Descansa…
Escucharás el son liviano de mi diana.
En la mañana te despertaré sin hacer ruido,
con un rayo de luz en tu ventana.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13  

TUS ROSAS [126]


TUS ROSAS  [126]

Madre bella,
siempre me he preguntado:
¿Por qué razón deseabas flores blancas?

 En un sueño repetías:
Déjeme Socorro
sembrar mis flores muertas,
son tan bellas,
como la más pequeña del huerto,
y al segundo repetías:

¡Qué hermosas mis rosas blancas!

¡Qué bella que te veías...

Con ellas hicimos un collar,
sobre tu divina estampa.

Raquel Rueda Bohórquez  
13 7 13 

LA NIÑA MUERTE [127]

LA NIÑA MUERTE [127]

No he de nombrar a la muerte
se engalana en lozanía,
se lleva lo que más quiero
y viene por más todavía.

Palpita en los labios
tiene la voz de un amante,
y con nombre de mujer
nos quita lo arrogantes.

Vieja parca desnuda,
joven hermosa y galana:
A ti no te pasan los años
y de tu hermosura  te ufanas.

Cada segundo un suspiro,
¿será que hoy te llevas el mío?

Estoy en un nicho oscuro
que parece mi aposento,
y cada vez tiemblo más de frío
y con cada segundo me ausento.

Y entre el fulgor de  luna
mi anochecido tormento:
¡No me lleves sin contarle
lo que por él yo siento!

Entre encajes de blanca seda
con una flor en mis manos,
puedes hacer lo que quieras
si me encuentro en su regazo.

Y en un brillar de luceros,
aterida y yerta vago.

¿Esta tristeza es la muerte
que habita mi oscuro lago?

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13  

SOY ERMITAÑO /A Raquel Rebaudengo [128]


SOY  ERMITAÑO /A Raquel Rebaudengo [128]

Te veo entre el fulgor de dorado traje.
Amanecida en tus playas,
de ermitaño vago,
y entre el sonar de una voz
desde mi casita robada,
escucho palpitar el mar
con sus viejas tonadas.

Entre las niñas radiantes
que parecen tener prisa
sus aguas oscuras presiento,
se irán con la brisa.

Cantares de viejas gaviotas
entre las olas cansadas,
descubren en sus entrañas,
¡que la vida ya no es nada!...

Más de nuevo,
con la fuerza de mi corazón inflamado,
tomo la carga del día y persigo tu casa.

¡Qué hermosa niña caracola!
Me has regalado tu cofre
para que con mis pasos torpes
aprecie lo que me has donado.

¡Qué bellas están las rocas!
Los grises combinan con los dorados,
el arenal caliente entibia mi cama
y el mar me besa de nuevo
lanzando  sutil carcajada.

Con mi carga a cuestas te busco,
¡has de estar en algún lago!,
pero al levantar el rostro
y descubrir tu paisaje
veo que nunca has marchado
porque vives a mi lado.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13  


EL AZOR [129]


EL AZOR [129]

Sobre tu laguna clara
esperando que el azor pase.

Que no me persiga su daga,
En tanto un escondite nuevo
hallo en mi camino
que permite a la vida continuar.

A ratos pareciera ser
que entre los espinos del ayer
resurge un brote de maldad,
más la hiedra no se deja vencer
de la saña de su alma.

Me acosa la inquietud,
un odio percibo entre la maleza,
pero busco en tu roca amado mío
esa implacable fortaleza.

Nada somos y nos castigas.
Pareciera que nada se aprende
como si esperáramos esas lágrimas
que brotan de los sauces,
una y otra vez más frescas.

Me acojo al buen tiempo
y bajo el manto de tus ojos duermo.

Desfallezco de amor pensando en ti
y a lo lejos...,
entre las nubes que pasan,

entre lo escabroso del camino
te diviso sobre mi barca de sencillo traje
que a pesar del fuerte huracán
nada la voltea,
ni el más fuerte oleaje.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13  



ROSA [130]


ROSA [130]

Brilla en el jardín la rosa
de suave cabellera,
ahí  su perfume entrega
dejando pasar a los amantes
con sus manos llenas.

Nos desangran sus espinas
nacieron con ellas,
pero se levantan airosas
y entre los jardines
son las más bellas.

Una cascada parece celosa,
un colibrí de sus mieles se antoja,
un poeta en deshojar pétalos
para escribir un verso.

Rosa de corazón de oro:
Perfumas más cuando mueres,
y en el silencio de mi estancia
pasas, disfrazada de madre
con aires de princesa.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13   

PALOMAS [131]

PALOMAS [131]

Bajo una rama,
en un medio tupido bosque,
beso a beso las vi llegar
y con versos volvieron a iniciar.

Canta bajo la paloma
sabe que el palomo le ha de dar
dulces cariños
desde tan bonito alar.

Y la luna
como gigante queso,
de blanca leche las vistió de nuevo,
cuando de cuclillas la niña
recibió tibio consuelo.

Y de rama en rama,
un nido con  acolchado lecho
se inventaron a capricho
con ramitos de olivo
y frescos helechos...
Perlas reventaron…
¡Qué bello parece el día!

Cantando y cantando pasan,
llorando y llorando viven,
desde que despierta el alba
entre ricas ambrosías.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13  

TENGO [132]


TENGO [132]

Hay una sensación nueva,
otra vez mi rostro pálido de luna
mecida en un barullo extraño
que de a poco me desvía.

De a migajas me alejo hasta el mar
y te busco en la penumbra,
en el ocaso al desteñirse,
al ocultarse en su laberinto
para nunca más volver.

Un vacío, un hambre...
El silencio de un nuevo día,
la misma silla vacía
y el escapulario de María.

El atardecer presiento
y la soledad se agita al lado mío
siendo  mi única compañía.
Alondra de paso, ¡regresa!...
Retorna al viento que te hizo
y navega en mi lago con voz pausada.

Canta de nuevo esa vieja tonada
desde tu cárcel bendita.

Tu caminar tranquilo
tan manso como tus ojos,
ahora es cordero bordado en nubes blancas
que con grises auroras busca el cielo
sin tropiezo ni afán.

Tengo cansancio en los ojos, en el cuerpo...
Me duele el vacío del alma,
de seres arrogantes dirigidos a su final
arropados de aguas azules, bulliciosas...

Un coralino fondo,
nido de algas de colores,
peces disfrazados de sonrisas
sin ver al depredador
ya no son parte de su esqueleto
pertenecen a  la luz de otro día
en el lugar de los inicios.


Pies desnudos buscan un remanso
con los ojos bordados en estrellas
en la mansedumbre de los tuyos.

Lago dulce que espera las tristezas
y recoge el dolor para que sea un diamante
brillando a lo lejos,
siendo la más dulce estrella.

Pero al retornar al espacio
todo es amarillo,
y con lo salobre de la vida
entre agónicos y viejos dolores resucitas,
vienes y te alejas de nuevo
sin una despedida...

Tengo, ¿qué tengo?...
Vacío y tristeza que se diluyen
si escucho el tambor del río
sonando entre los guijarros
que bajo la sombra de un árbol
musitan su apacible esencia.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 13/13