miércoles, 10 de septiembre de 2014

MI AMOR

Es una palabra tan divina!
escuchando música
que al oído musita te quiero
y repite de nuevo
cuando el brillo acerca la mirada
pintando de luz el más oscuro sueño.

No importa que parezcas ajeno
de nadie somos
trozos de vida repitiendo días
ansiando besos y caricias
bajo un almendro.

Hoy te vi una vez más
pero mi caballo blanco no te alcanza
baila tu niña de Vietnam
invitas al descanso,
y entre la oscura noche
persigo mi sombra en la tuya
para mis ojos cerrar.

Un reloj de arena marca el tiempo
mi dolor de cabeza no ha cesado
el corazón parece trote de chúcaro desbocado
al sentir tu presencia en la montaña
que relincha, patea y corre
ante el olor de otras potrancas.

Pero te quiero... !nada importa!
el impulso de mi amor es corriente vieja
mi sangre no renuevan los ocasos
y entre mis ojos prisionero quedas
brillando para un mañana como promesa
componiendo para ti un nuevo poema.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,septiembre 10/14



PAZ

PAZ

10 de septiembre de 2014 a la(s) 12:44
Paz es una palabra tan corta, parece un trío divino, tan difícil de alcanzar si no hay perdón ni voluntad, por ella de rodillas, viéndonos a los ojos como lo hace el sol con su bosque, y la luna con los poetas.

La paz es un decir: sí  puedo caminar a tu lado, perdóname,  cometí un error, pero ahora cuando ha pasado el tiempo, me siento acorralad@ por la culpa y sé que moriré en algún momento, y no deseo hacerlo sin que me otorgues ese abrazo que necesito, para limpiar un poco el sentimiento de culpa por haber llenado tus ojos de manantiales, y ser el causante de tu mirada perdida.

Hablamos de paz, pero guardamos rencor, -yo lo guardo, mucho resentimiento, que poco a poco he sacado, ahora ya no duele tanto, lavé mi carne y la perfumé,  olvidé las sucias manos que me atacaron, ya no soy una niña, crecí, algo en mí cambia cada segundo y perdoné al depredador, ya no tengo miedo a la oscura noche, al temblor y a los rayos les doblo el cuello y me arrodillo ante el sol, como un vicio que tengo, pero no ante los hombres, porque ellos siempre causan mal, pero sí… perdono, limpio  mi aura, camino tus mismos pasos escuchando a Cortázar mi amante que sale perfumando mi espacio, y me llena de multitud de sueños, donde voy y vengo abrazada de tus brazos morenos, y tus negros ojos, sin un parpadeo que advierta que también me quieres, pero no hay culpa, el amor es un cometa libre, un águila en vuelo en busca de su nido, arriba, más arriba de la montaña en donde cambia y se renueva el universo.

Perdono a quien siempre puso una roca en mi camino y no me dejó siquiera levantar, no hay odio, no sirve de nada, y me perdono en miles de historias del pasado por no haber amado más, por no despertar con la aurora, y ser las manos laboriosas que debieron servir para mitigar el cansancio de ella  y de él… los culpables de que esté por aquí.

Paz es un lirio blanco sembrado donde hubo amapolas, que se desangraron para herir a jóvenes inocentes y acabar con sus vidas  poco a poco, con la única sed que produce la ambición y arrastrar con familias enteras.

Necesitamos beber de ese trío pequeño de letras, a conciencia, despojarnos de vanidad y soberbia,  aceptar que todos somos responsables de las guerras porque siempre queremos imponer nuestras ideas ante los derechos de los demás, y queremos someter a otros a nuestra voluntad.

Como el trigo al ser sembrado, abonamos y regamos la semilla, y ella agradecerá siendo dorada como el oro, y perfumada, cuando el fuego la pule para regalar vida, dándonos cuenta finalmente que  en realidad muere por nosotros como  si en cada semilla estuviese el sembrador y en cada lágrima su mástil ensangrentado buscando una bandera blanca en el alma del hombre y una rosa roja en las manos del poeta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 10-09-14

La paz es la sonrisa de un hombre donde se puede adivinar la mirada de un niño.
La paz es la sonrisa de un hombre donde se puede adivinar la mirada de un niño.

ANOCHE 4

ANOCHE 4

10 de septiembre de 2014 a la(s) 7:03
Me esforcé un poco para dormir, era lluviosa y fresca la noche, y Verónica llegó con una nueva queja: Unos gatos pequeños lanzados cual hojas secas al arroyo, y los niños jugando con ellos, los mismos “dueños”,- decían -de la vida de los pequeños inocentes, enviados por la madre a dejarlos ahí a la intemperie, en tanto los vigilaba de cerca. Ellos acatarán un mañana siendo delincuentes, acostumbrados al dolor ajeno heredado y enseñado con paciencia.

¡Qué fácil es acomodar nuestras obligaciones a otros!, -por qué no se opera la gata?, ahora mismo hasta gratis lo hacen muchos veterinarios y sociedades protectoras de animales, pero cada calor, cada amor sobre los tejados, será un caro dolor a una madre, a quien robarán sus hijos para asesinarlos, o simplemente abandonarlos  a la suerte de un torrencial aguacero  a las orillas del arroyo de la 81  a que los sequen los rayos del  sol, o la fuerza del agua se los lleve al río Magdalena.

Ésta es la niñez que estamos levantando en un mundo donde necesitamos es amor, la naturaleza reclama nuestro favor, y las madres humanas en vez de corazón,  sacan  sus espadas más venenosas para enseñar a sus hijos a ser indolentes y depravados.

No soy una santa mujer, siempre lo he dicho, pero sí muy sensible con la vida y el dolor ajeno, me involucro seriamente en ello, y ha de ser porque mi madre amaba tanto la naturaleza, cada flor para ella era una bendición de Dios  y lo proclamaba, mientras llevaba migas de harina sobre la mesa de moler, para los gorriones,  o acariciaba a Kayser, el perrito que se volvió anciano cuando nosotros apenas empezábamos a conocer de la vida.

Anoche seguí olvidándote, tan poco tiempo para aceptar lo obvio, y el sentimiento que llegó como la brisa, no hay nada prohibido, Dios es amor, y si Él lo es, -qué razón tengo para privarme de un sentimiento tan maravilloso?.

Tus ojos negros están aquí, por un rato más, tus manos las imagino subiendo y bajando las montañas de mi piel, todavía la lluvia del tiempo no ha desmoronado lo que hay dentro, y el corazón parece campanario anunciando fiesta, cuando descubro que tu ventana está abierta y un nuevo día inicia…
Gracias Yabel, por esa alegría gratis, mi buen amigo sabe contentar a los demás  y es pródigo como la bendita lluvia, que en vez de lágrimas le regala bendición al bosque.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 10-09-14




Mamita en sus 80 años con Alirio.

¡GATOS EN EL TEJADO!

¡GATOS EN EL TEJADO!

¿Han escuchado el llanto de una gata, a quien roban sus hijos escondidos en un tejado? 
¡Me avergüenza la gente!, yo sí...día y noche, corriendo de un lado a otro; sus gemidos parten en dos el corazón, porque son diferentes, alargados; gritos desesperados de madre a quien le robaron la oportunidad de serlo.

La vi correr hacia todo lado, se quedaba estática oliendo la brisa y corría, hasta que  encontró a uno de ellos, pero su hálito era frío, como el hielo de los ojos que los encontraron en el tejado. Lo tomó por el cuello con rapidez viéndonos como demonios, y entre las flores de un jardín bajo el edredón de las hojas secas lo dejó, lo lamió, y se dio cuenta que algo había sucedido y siguió llorando… con ese llanto de madre que acaba de perder a su hijo.

Sabía cuántos eran, y siguió buscando a sus pequeños peluches de seda, llorando como una Magdalena, ante el crucifijo impuesto por su depredador.

Desde arriba lanzados cual rocas, desde sus duros corazones donde no hubo  piedad... Y ahora la recuerdo a ella: "Nada de lo que hagamos a un inocente quedará sin castigo", porque la obra de Dios es sagrada, cuídense hijos de maltratar su herencia, porque la misma naturaleza se volverá contra nosotros, hoy o mañana, pero la cuenta está ahí, colgada de los ojos invisibles que todo lo advierten, si como malhechores entran a tu propia casa y abusan de la confianza, o cuando pisotean a los ángeles, dañan a los niños, manosean sus entrañas sin piedad… Cuidado!, las heridas serán borradas por el tiempo, pero queda una cicatriz en el alma que sólo sanará la oración y el perdón,  es lo que mi madre me enseñó, y una madre  buena  nunca dará biberón con hiel a sus hijos.

Y la gata paró de buscar. Cierto día, los llantos se apagaron poco a poco; me di cuenta que era ella la víctima más inocente, desvió su mirada hacia el tejado donde todavía estaba el olor de sus pequeños  y desapareció, cual alma perseguida por el diablo, un demonio que tiene ojos de ser humano, más indefenso que la gata, pero con más capacidad  de fabricar el mal y transmitirlo tanto a sus propios hijos como  a los ajenos. 

Raquel Rueda Bohórquez 
10-09-14



ASEGURO

ASEGURO

Puedo asegurar que estuve ahí, 
cuando  la mariposa abría sus alas y veía el sol 
tan adivinado en miles de oraciones, 
pero un "algo", me invitó a dormir unos segundos, 
sin balbuceos, sin iras, 
con el rostro de ángel cual mármol 
en medio de un cultivo de amapolas, 
se fue... 

Marchó mi linda mariposa, 
quedando en mí una extraña inquietud del -por qué?... 
esa pregunta que no permitió que cerrara sus verdes ojos,
esa sorpresa que me hizo apretar  los labios y correr
llorar a gritos, ahogada en mi propia tristeza.

Aseguro que así no más sucedió
y el perfume que le había entregado
ya no era suyo, pero lo esparcí por su piel,
enredé mis dedos en su blanca cabellera...

Pasé mi boca sobre su piel fría como un mármol
y en sus manos, todavía..un poco de tibieza hallé
al apretarlas con las mías y enredar un crucifijo
y el pedido de su rosario en medio de blanco corazón.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 10/14 

ADIVINAR

ADIVINAR


Creo adivinar el amor muy temprano;
al abrir los ojos, 
cuando la música de las hojas al caer 
advierten de un mirlo cantor en mi jardín
y un beso de rocío se vuelve corona de reina
al balbuceo de la lluvia. 


Al instante del rocío entre los pétalos
y el danzar de una mariposa sobre ellos
absorbiendo de ese amor prisionero
miel tan solo, a sorbos pequeños.


Y te adivino cielo mío
como la más fugaz estrella.
Mi estela obligada  a morir
al suspiro de la brisa,
que me condena a no tenerte.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 9/14 

SIN RIMAS

SIN RIMAS

Yo apresaré la boca de mi poeta
me volveré orquídea entre sus gajos
amor, amor, tan divino el aire
sin que rimen mis letras 
con tus desaires... 

Y danzaré cual grulla enamorada
al vaivén de la anaconda río
El Magdalena que mis pies bordea
y los juncos guardando poesía.

!Pero que nada rime!...
sólo tu lengua pegajosa en la mía
sabor a miel de angelita fresca
olor a vino rojo en tu cuello,

rimando solamente mis fantasías
con el color del sol naciente
y éstas ganas que tengo
de tenerte.

Raquel Rueda Bohórquez
10-09-14

ATRAPADA 2

ATRAPADA 2

De tus ojos me siento prisionera
del sutil encanto de tu mirada
cuanto más ajeno, más dulce
cuanto más lejano, más amado... 

De tus manos morenas como el trigo
Las hojas secas de bosque
Celos tengo de quien te mira
Hasta del roce del sol sobre tu boca.

Y atrapada en tu sonrisa viajera
Como paloma triste te veo
Trato de volar pero mis alas se quiebran
-Será otro día, cuando el azor dispare
Y el corazón en mil pedazos te conmueva.

Enredada en hilos de madreselva
Te veo pasar halcón visionario
Tus palabras regocijo en invierno
Con tus versos de amor que inflaman.

Un beso ahora, no más tarde
Pueda ser que la tristeza no te sea ajena
Que comulgues del pan vivo que se mueve
Para alentar como la brisa
Las alas del ave tan pequeña
Que enredó su amor en cometa ajena.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 10-09-14

EL BOSQUE Y LA HORMIGA/A Rafael Ramírez

EL BOSQUE Y LA HORMIGA/A Rafael Ramírez

¡Qué hermoso bosque!, digno para escribir un poema... dijo un ave parlanchina que siempre estaba pendiente de lo que el poeta hacía. Y entonces decidió escribir una historia que estaba resguardada bajo los pinares.

Erase una vez en un bosque donde las hojas secas caían de los árboles, y el poeta y su hormiga sembraban esperanzas y cosechaban amores viejos en medio de poesía, música y sonrisas.

Escuché el ruido de sus pasos al correr, ¡con razón tan delgado! –Pensé- y esa maña mía de querer adivinar el pensamiento ajeno y la buena forma en que nos parecía la vida de otros, cuando no revisábamos siquiera que también había profundas heridas en sus corazones y metas fijas en otras almas.

Una hormiga era su motivo, estaba claro, y nadie lo discutiría, ni el gorrión ni el águila, ni la avispa que a veces deseaba cazarlo, ni todas las aves hambrientas de amor, que llegaban a su bosque a donde sólo un motivo tenía: Su hormiga.

El poeta seguía corriendo, nadie se atravesaría en su camino, ni un amor, ni una rosa, ni las melodías empalagosas que siempre le enviaban, ni tantos poemas ocultos donde el amor parecía tener luz, pero su amor no era frágil, sino fuerte como la roca que lo endureció a fuerza de correr y sudar, por los tantos caminos de la vida.

Como se mutila un árbol por el comején, él no despreciaría a una mujer, y esa mujer tenía alas en su mente, con huellas de su propia sangre que lo multiplicaban arriba de las montañas, en donde los aztecas fundaron un imperio y un indio sencillo, soltaba rosas a los pies de los incrédulos.

Ha descansado sobre la roca…yo también, decidí poner freno a mi carrera desbocada… ¡allá va!… lleva los bolsillos llenos de granos para las aves, y los dedos calientes de tanto trabajar y buscar entre el paisaje, el abono para su mañana, y sembrar en su jardín los últimos abrazos y besos, que lo llevaron a correr a tan lejanas tierras.

Su hormiga tenía ojos negros, una mirada triste… -cuándo regresará?... ¡ya viene!...
Las hojas secas anuncian que pronto llegará y se abrazarán…

Una gran hoja trae sobre su pecho de poeta, un pétalo de rosa en forma de corazón halló, para ella… el único motivo que lo impulsa, y la única razón del bosque es resguardar los sueños del hombre…

A la distancia lo veo ser… la ama, no hay duda… buscaré otra melodía sin llorar…y hallaré también otro bosque que sea mío, para correr por los tantos sueños que tengo atorados, y seguir robando a la brisa un poco más de poesía.

Raquel
Barranquilla 10-09-14


Foto: EL BOSQUE Y LA HORMIGA/A Rafael Ramírez

¡Qué hermoso bosque!, digno para escribir un poema...  dijo un ave parlanchina que siempre estaba pendiente de lo que el poeta hacía. Y entonces decidió escribir una historia que estaba resguardada bajo los pinares.
Erase una vez en un bosque donde las hojas secas caían de los árboles, y el poeta y su hormiga sembraban esperanzas  y cosechaban amores viejos en medio de poesía, música y sonrisas.
Escuché el ruido de sus pasos al correr, ¡con razón tan delgado! –Pensé-  y esa maña mía de querer adivinar el pensamiento ajeno y la buena forma en que nos parecía la vida de otros, cuando no revisábamos siquiera que también había profundas heridas en sus corazones y metas fijas en otras almas.
Una hormiga era su motivo, estaba claro, y nadie lo discutiría, ni el gorrión ni el águila, ni la avispa que a veces deseaba cazarlo, ni todas las aves parlanchinas que llegaban a su bosque a donde sólo un motivo tenía: Su hormiga.
El poeta seguía corriendo, nadie se atravesaría en su camino, ni un amor, ni una rosa, ni las melodías empalagosas que siempre le enviaban, ni tantos poemas ocultos donde el amor parecía tener luz, pero su amor no era frágil, sino fuerte como la roca que lo endureció a fuerza de correr  y sudar, por los tantos caminos de la vida.
Como se mutila un árbol por el comején, él no despreciaría a una mujer, y esa mujer tenía alas en su mente, con huellas de su propia sangre que lo multiplicaban arriba de las montañas, en donde los aztecas fundaron un imperio y un indio sencillo, soltaba rosas a los pies de los incrédulos.
Ha descansado sobre la roca…yo también, decidí poner freno a mi carrera desbocada… ¡allá va!… lleva los bolsillos llenos de granos para las aves, y los dedos calientes de tanto trabajar y buscar entre el paisaje, el abono para su mañana, y sembrar en su jardín los últimos abrazos y besos, que lo llevaron a correr a tan lejanas tierras.
Su hormiga tenía ojos negros, una mirada triste… -cuándo regresará?... ¡ya viene!...
Las hojas secas anuncian que pronto llegará y se abrazarán…
Una gran hoja trae sobre su pecho de poeta, un pétalo de rosa en forma de corazón halló, para ella… el único motivo que lo impulsa, y la única razón del bosque es resguardar los sueños del hombre…
A la distancia lo veo ser… la ama, no hay duda… buscaré otra melodía sin llorar…y buscaré también otro bosque que sea mío, para correr por los tantos sueños que tengo atorados  y seguir robando a la brisa un poco más de poesía.

Raquel 
Barranquilla 10-09-14