martes, 3 de septiembre de 2013

AL FIN [130]

 AL FIN [130]

Si el frío de la tarde perlas blancas trae, se llena de belleza el paisaje. Torno a tu mirada, descubro el sabor de tu boca, tan rica en mensajes de la vida,  me pierdo un instante en ese sueño, el de todos los días, pero imaginado una vez más contigo.

Me enamoré de la flor del campo más pequeña, una sonrisa dibujaba el rostro ayer triste, y me descubrí viendo hacia un lago, un rostro ajeno, una niña que sonreía a la par conmigo,  juguetón el viento se llevaba mis hilos de plata para arroparlos contigo.

Divino amor, mi siempre amor, mi collar de perlas en el cuello, ¿en dónde estás?... ¿ya encontraste lo que tanto anhelabas?, ¿fue grande y maravilloso lo vivido?, ¿valió la pena marchar dejando mi amor de lado?

Aquí estoy como siempre, viendo hacia la montaña, hacia las planicies donde el verde arroz espiga, y  las aguas transparentes de un lago, esperan por tus manos y las mías.

No hay razón para llorar ahora, todo estaba servido y tibio, ni hay motivo para devolver los pasos dados, pues estaban marcados por el destino...

Ahora no se hacia dónde correr si no estás, eres el motivo que me hace soñar de nuevo, parezco un ave canora en fresca rama, espero una respuesta de alas extendidas y de un pico que musite melodías a mi oído.

Brotes nuevos aparecen entre las blancas nieves, pareciera que una eterna primavera se aproxima, y mi corazón entre olas púrpura, a ratos me conmueve,  al salir a verte y saber que ya te has ido.

Se tallan las espinas en mis manos, mis ojos brotan gotas de rocío que caen silenciosas, cada instante, acostumbradas a mis riachuelos, y un balbuceo de niña vieja me consiente, me abrazo al nuevo día y te espero...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13



PALABRITAS 030913 [131]

PALABRITAS 030913 [131]

A mis 54 prefiero seguir siendo una niña, no me interesa envejecer para aparentar a otros que maduré,  pues la fruta madura es deliciosa, pero la biche aguanta mucho tiempo y prefiero aguantar a terminar como desecho.

Sin importar la edad que tenga aquí, pues realmente nadie tiene edad, eso es una mentira, el tiempo es la eternidad que nos falta y es toda, o sea que somos niños, siempre lo seremos y es maravilloso.

Aquí estarás hijo,
serás parte de mí, y yo de ti
como lo es la tibia arena del mar
la montaña del verdor
como lo es el Sol de Dios.

Todos tenemos marcado nuestro destino desde que nacemos
pero una huella queda en el corazón de su familia,
ese perfume a niño, a joven, que nunca envejecerá
en ésta pequeña historia de vida.

 Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 3/13    

¿QUÉ IMPORTA? [132]

¿QUÉ IMPORTA? [132]

¿Qué importa esperar por siempre,
si para morir nacimos,
y para vivir nos queda la eternidad?


¿Acaso no muere el agua en un precipicio?
¿No se eleva en el silencio
para ser mañana de nuevo
torrente que baja desde el cielo?

Nada pasa si te espero un poco más
mientras los lirios de la tarde, y las rosas en verano,
en tanto la corona de los montes se viste de blancura
y mi cabello se torna como dulces sedas.

Te esperaré un poco más, siempre
en el camino húmedo después de la lluvia,
en el mar con las olas siendo danzarinas niñas,
en mi silencio nocturno, si estoy a solas...

¿Acaso importa si te espero un poco más?
¿No mueren las flores para renovarse en un segundo?
¿No fabrica acaso la oruga una oscura cárcel
para amanecer divina para un solo día?

Te esperaré, es seguro...
Cuando la puerta envejezca y no pueda abrirla
y se tallen mis dedos de madrigales añejos,
ahonden mis suspiros bajo tierra
y pueda volar para encontrarte...

Pero si no regresas, a pesar de todo...
Te esperaré en la fuente cristalina,
en mi lago eternizando lotos en tus manos
con mis pétalos abiertos,
para que pruebes mi dulzura
y te quedes como un colibrí viajero,
entre mis ramas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13



POR TU CASA [133]


Mi madre

POR TU CASA [133]

Hoy pasé por tu hogar,
estabas enredada en tu mundo
dolida y apartada,
con esa soledad que te amaña...

Hoy me convencí que estoy mejor que tú
desde un sitio de alas abiertas
desde una barca inmensa
donde blancas aves reposan
en una quebrada cantan miles de aves
y se estrellan con las luces del alba.

Me di cuenta que el dolor no existe,
es un ave pasajera
que en otro espacio recuerdo con nostalgia.

¿Pero sabes qué?, aún estoy un poco triste
no quería regresar a casa, no aún...

Debía tocar tus blancos cabellos como los míos,
tenía que aprisionar en mi pecho un niño nuevo
y sonreír, viendo otra vez al sinsonte en mi ventana.

Algo se ha quedado, ¡pero no estés triste!
¿No sientes a veces un frío a tu espalda?
¿No canta un ave diferente cada día en tu árbol?
¿No llega un rocío que limpia tus ojos y les pone brillo?

Un permiso he pedido a mi Jefe, /el que tanto nombras,
y voy a ese sitio entrañable donde mis hijos están,
los visito uno a uno, y me quedo otro rato en tu hogar.

Ese instante de libélula azul, de abeja zumbadora,
y sobre la flor única que posa triste y desnuda,
dejo un beso, 
te abrazo para que descubras que estoy contigo
 y retorno con mi  niño  a casa...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13




OTOÑOS [134]

OTOÑOS [134]

Advertí de nuevo una hoja
tan dorada espiga de trigo en verano,
comprendí que todo pasa y se renueva el campo
si la lluvia desde el cielo cae.

¿Cuándo pasará el suplicio de mis niños descalzos?
¿Dejarán al fin a los dueños de la tierra cultivarla?
¿Evitarán que semillas diabólicas inunden nuestros huertos?
¿Entregarán azadones y  bueyes para arar de nuevo?

¡Pobre tierra tan maltratada!,
los árboles son mensajeros sin destino,
en cada cambio de estación admiro
tantas flores y semillas que marcharán,
y gorriones que morirán...

Éste mi otoño tan amado,
aquí mi árbol mudó todas las hojas
y brotes pequeños de niñas brillantes
como tus ojos, descubro,
con pequeñas esmeraldas
que serán flor y fruto.

¡Divino amanecer !...
¿Saben que me deleité con la lluvia?
Brillantes perlas corrían  junto a las hojas viejas
y en un instante viajaron mansas,
con una corriente fría
que las llevó a besar la tierra.

Otro  amanecer pensando en ti,
nada duele, nadie me lastima.
Busco en tu norte mi amor posible y sumiso,
pareciera fuego sobre una lámpara que se apaga
y al suspirar me trae tu presencia.

Florecen  lirios del valle ante mis ojos,
otoños se decantan en un lago transparente
y lloro un poco,
por mi ausencia en tu mirada,
escucho la música que me trae un verso callado
y doblo las rodillas,
por todas las hojas que se han secado.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13 



¿HAS LLORADO? [135]

¿HAS LLORADO? [135]

Nunca me verás llorar
soy una roca que soporta todos los vendavales,
que aguanta el ardiente sol sin quebrantarse
y espera,
sumisa y noble,
el paso de una cascada.

¿Quién dice que lloro?
¡Escucha!...
¡Qué hermosa  melodía!, con ella escribo.
Una cascada veloz se agita sobre las rocas
cantora, preciosa, ángel de seda vestida...

Ni una gota de rocío baja por mis ojos,
sólo carcajadas de flores en primavera,
felicidad al ver la rivera de una montaña
y un águila, preciosa, de alas gigantes,
descansa cerca de mis ojos,
y con  dorado avistamiento
hacia mi corazón se lanza.

Soy una ostra con el alma herida
donde una perla esconde sus quebrantos,
y en ese apacible lago de rojos encendidos
se queda mi corazón en calma.

Escucha... ¡es Vivaldi!,
sus cuatro estaciones, ¿en qué estaría pensando?
Debe ser en un verano intenso, o un otoño dorado,
o la blancura de un lago donde danzaban golondrinas;
o puede ser, estoy segura,
de que en el amor negado...

Se deslizan las barcas sin destino...
Somos eso, pequeños troncos que bogan
por ese incierto camino de la vida,
pero en un segundo calla y suspira.

Quedaron mudos  los de ayer
viendo hacia un horizonte perdido,
tantas huellas se han esfumado
pero resucitan en el cielo las estrellas;
¿y todavía preguntan si he llorado?

Esculco en mis recuerdos, /en esa maleta vieja,
en ese baúl que me pintó Sonia
donde mi flor de loto reposa con pétalos nuevos
y nada en el fondo de un lago de madera.

Ahí quedaron también mis pensamientos.
¿Alguien tomará lo que sirve?
Si acaso una gota de rocío
no ha empapado antes mi traje desteñido,
y todo sea alimento para un comején viciado.

Tal vez sean lanzados al viento
como todos mis sueños que pavesas son,
pero se encienden en cada pálida hoja que encuentro,
¿y todavía preguntan si he llorado?

¡Nadie ha de llorar!...
Se quedan en el mar las sales de la vida
de todos los llantos de Colombia,
de tanto falso positivo y abandono,
de tantas madres que buscan lirios floreciendo
en un reseco valle convertido en lago.

¿Y todavía preguntan si he llorado?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13



A UN POETA/A Marga Canales [136]


A UN POETA/Marga Canales [136]

¡Qué pena!...
Sin conocerte
escribir un verso para  ti,
y entre lo poco que tengo,
un poquito de amor ofrecer.

A pesar de todo,
de un hermoso poema
tu huella dejó un mensaje
que vale la pena ver.

No en vano por aquí pasaste,
perennes tus ojos en otros,
esos niños que sin conocerte
te abrazarán en otra estancia.

Y el ocaso... ¿lo viste?
Fue tuyo en primavera,
lo fue en un verano,
y lo viste al despuntar el día
a la vera de un camino...

¡Tanto hiciste!...
Parecías cardo entre las dunas,
soportó las fuertes brisas
para ser flor en otra primavera
con tu fragancia exquisita.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 3/13


FLORECEN CARDOS L3R [137]


FLORECEN LOS CARDOS L3R [137]


Un despertar hermoso, ver florecer los cardos
sin importar si es verano  una eterna primavera,
y los encontré virando hacia el sol de sus mañanas
con púrpuras brillantes que brotaban del alma.

Vi florecer los cardos ante una lluvia de ojos;
sus espinas fueron dagas en un ayer silencioso,
repitieron los días un húmedo corazón
que con su tierno verdor, eternizó en una flor,
aquéllos duros tiempos de dagas y mortajas
para proteger a su dueña.

Vino una abeja pequeña a llenar de dulzor
y entre sus patitas llevó, oro puro a otro desierto,
duplicó sus espinas sin doblegarse ante el sol
sino que rendida quedó, al ofrecer otras flores
en tan irrepetibles momentos.

Cuando florecen los cardos, parece que vinieras tú,
alguien una daga clavó en tu amante pecho
y de allí brotaron púrpuras flores,
que robaron tu aliento
mientras quedó el aposento a tus aromas rendido,
y me quedé viendo a tus ojos de un verdor infinito
entregando a  la nada,
tu amado crucifijo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13


SI TE PREGUNTAN [138]


SI TE PREGUNTAN [138]

Si alguien te pregunta por mí,
diles que estoy en un jardín púrpura
confundido con los rayos y la luz del sol.

Estoy en cada lágrima tuya, en cada pensamiento,
en la hoja que lleva el viento cuando me invocas
y me descubres cantar de nuevo,
cerca de tu boca.

Si adviertes un rayo cruzar por tus ojos, ahí estaré,
en el aura de cada amanecer, acompañado de brillo,
en el aroma de una rosa en primavera,
y en el águila que recorre un sendero donde no debía estar...

Si te preguntan por mí, no llores...
Diles que espero que regresen todos.
Anhelante  estoy sobre la roca más bella
aquí no existen lágrimas, ni dolor, ni espinas...

Dirás a ellos que los amo como ayer y hasta más...
Que ya no reniego de mi suerte como a veces
porque mi suerte era estar aquí,
entre soles  mágicos
entre luces que nunca se apagan
y alumbran un mar azul.

Si te preguntan por mí... ¡no finjas!...
Que no te delaten las tristezas
y tus labios proclamarán a un Dios invisible pero cierto
si  un trueno furioso escuchas,
de un enojado Señor
que espera un cambio...

Debes buscar el rincón más escondido de tu alma,
ahí estoy,
si adviertes en un mañana
que a tu lado un suspiro te alienta
y bajo tu manto mi pequeña mano.

Pero no llores...
Nada detendrá el diluvio del cielo,
nada parará el dolor en la tierra...

Es aquí la promesa cumplida de todos los sueños
de todas las esperanzas que aguardaron un mañana
como girasoles vestidos de amarillo,
adornando el mar ante un  ocaso.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13

ESE DÍA [139]

ESE DÍA [139]

No te afanes por hoy ni por mañana,
preocúpate si has hecho daño a otros
por ese día, cuando la tierra te reclame
seguro que bramarás como un toro en matadero,
chillarás como una cigarra
y nadie vendrá a ti
a quitar ese demonio que te ganaste
¡por hijueputa!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 3 sept/13