¿QUIÉN SE VA?
Nadie se va,
nos mudamos de casa
hacia una nueva,
fábrica de amor diría...
El sitio del águila
sin quejas ni lágrimas,
donde no hay muerte,
siendo luz en el ocaso
luciérnaga azul,
como brillo de un espejo al sol.
¿Y ahora?, cantares nada más
dejando lo que duele,
volando hacia el más lejos
intentado más allá,
como pájaro rojo
convertido en azules,
que al despejar grises nubes
sin llorar se aleja
por los cerros invisibles
hechos bendición para el alma;
recién fabricados,
para que pueda al fin resolver el acertijo
de la tan buscada libertad
la fresca flor que fue del rosal
perfume y aroma
sin más.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/14