domingo, 15 de septiembre de 2013

NO ESTOY [83]

NO ESTOY [83]

Encontré el amor que se ajusta a mi tamaño
cual semilla a su fruto
y arenas a la brisa marina...

¡No estoy!, alguien camina al ritmo de mi corazón,
me hace sentir mujer cuando danza conmigo
y me llena de flores al amanecer.

Me he quedado viendo su boca
y me dejo ser con los sonidos que van y vienen,
soy  mansa ola que junto al mar se entrega,
y como ella, baño la ardiente playa...

Una montaña alcanzo al tocarle,
las nubes azules, mis topacios en sus ojos,
su boca, la caracola marina
que me deja mensajes ardientes.
Mi oído presta atención a la voz del viento...


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 15/13

DILE 2 [84]

DILE 2 [84]

Dile a Dios, qué es lo que deseas,
y cierra los ojos...
Le pedí anoche un jardín hermoso,
donde pudiera descansar,
una campiña de miles de árboles,
una gaviota, un cantar...

Pregúntale al viento de hoy.
Me dijo que todo lo que soñamos
lo alcanzaremos.
Entonces abrí las alas,
 y sobre un inmenso árbol descansé.

Una oración eran las montañas,
tan inmensas y divinas, llenas de colores,
que bajé mi rostro con una sonrisa,
y miles de flores
parecían quinceañeras
perfumadas y felices.

Busqué tu boca  
estaba junto a la mía al pensarte.
Busqué un lago cristalino de verde color
y mis ojos estaban en los tuyos
y los tuyos en los míos.

Doblé las rodillas y bendije  éste día,
un nuevo segundo buscando ser feliz
y tomé tu mano entre los sonidos del bosque,
besé tus labios y un panal de miel descubrí.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 15/13 

SE VA EL TREN [85]

SE VA EL TREN [85]

A veces, creemos que nos ha dejado el tren
pero su afán no era el nuestro,
nos esperaba una barquita de papel
o un águila de alas metálicas.

No me ha dejado el tren…
Perseguí  cometas y alcancé estrellas,
busqué el amor y hallé  silencios, ausencias…
Dejé que cayera la lluvia sobre mis párpados
para que mi almohada fuera consuelo.

Afanosamente corres detrás de imposibles,
su velocidad no alcanzaré,
su prisa no me pertenece,
es su vida de las mariposas de la noche
y su juventud se quedó con ellas.

Un nuevo tren viene, ¡estoy segura!,
o una gran barca de madera que surcará el mar.
Te veré o nos veremos,
entre las aguas de nuestros ojos
para quedarnos en la humedad de los cuerpos
sin esperar más que un nuevo despertar.

Escucho a las gaviotas…
¿Estoy dormida?,
o acabo de abrir los ojos.
¿Eres mi tren fuerte y soberbio?
¿Eres mi barquita de papel
o eres el sueño pendiente,
como lágrima  de luna
que cada día buscaba
en mis solitarias noches?

Si  estás aquí, ¡acércate!
Abre la ventana que te espera,
déjame una palabra siquiera
y te responderé en un rato,
cuando el sol pegue de frente
y mire a los ojos  sin pena.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 15/13

NIÑOS DE SIRIA [86]

NIÑOS DE SIRIA [86]

¡Oh Dios!, temo reír mientras otros lloran…
Escondo el rostro entre mis manos, y escucho lamentos,
tiemblan en un rincón con temor al viento
y sus voces callan, abren los ojos espantados,
como aves blancas sin haber vivido, marchan.

Loco está el hombre,
se han desatado los demonios.
No existe temor de Dios en sus bocas
y sueltan los dragones
para que devoren la vida.

¡No salgas que la brisa hiere!
No respires de tu aire, que lo han contaminado.
Cierra la boca, ¡huye!... ancla tu corazón en una estrella
y aléjate, que tal vez el mal te busca,
y el odio te persigue.

¡Niño de ojos bellos!,
mártir en todas las vidas del hombre,
dales corazón y déjalos entre las sombras
para que lloren por los daños causados a la tierra,
por los niños que saltan por sus vidas, y se alejan,
siendo corrientes frías, brotes que no han visto el sol
capullos de blancas flores insepultas…

Ya no tengo lágrimas, todos estamos asustados,
hay una hediondez a carne putrefacta...

Los ojos de la iniquidad, con sus manos perversas
traman nuevos pecados,
los inocentes purgarán penas
y los malvados levantarán copas de vino
para brindar con la miel de sus venas.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 9/13

CARDOS ENCENDIDOS [87]

CARDOS ENCENDIDOS [87]

Paseando por ahí, viendo los afanes de otros, buscando entre el dolor una esperanza; me puse a detallar una que otra flor, pero me quedé en un rincón del tiempo, aquí las espinas acusaban, como una corona sobre la frente de alguien, y a pesar de todo, la vida, con ese color encendido, el rojo fuego que brota de las venas, se proclamaba rey después del sufrimiento.

Mis cardos del camino, no son tan fuertes las espinas, las vamos sacando de a una, quedando leves cicatrices que me permiten continuar livianamente, en medio de un sendero escabroso, donde agotamos los recursos para continuar un día más.

Alguien lucha por la vida, dejamos a un cardo por siempre herido, la tarea, unas manos blancas revisan nuestros ojos; se pasean por el jardín vida de cada uno de nosotros, nos reprende un poco, para que caminemos hacia ese sendero del bien, con la promesa de una sonrisa o una lágrima.

¡Desnuda mi corazón mi violeta amada!, una llama parpadea ante la brisa, un ventilador se empeña como alas de colibrí sobre las flores, y esa angustia de siempre nos persigue, cuando una sombra se cierne sobre nuestras cabezas; pero airosos, confiamos en ese poder inmenso, el que todo lo puede y sana, quien escucha sin que pronunciemos palabra, y bendice el agua que llevamos a la boca.

Voy con todos, he aprendido que amar es válido, que perdonar es la razón; pero un tres no es suficiente, espero mi cartilla con números de ventaja, donde sea mejor cada día como ser humano, y al doblar las rodillas no me duela nada, y al acariciar un rostro dolido, tome todo ese sufrimiento,  multiplique las flores en el huerto y saque las espinas del corazón.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 9/13


¿QUÉ ES AMOR?/A mis hijos [88]

¿QUÉ ES AMOR?/A mis hijos [88]

Lo pregunté alguna vez, algo se movió en mi vientre
y a los 9 meses una cascada interior me asustó,
vino el púrpura, la angustia, el padecer…

Veía tan de cerca la palidez,
que un revuelto mundo divisé
y con mis manos pretendía aprisionar tu vida,
para que brotara en ese amanecer.

¿Qué es el amor?
Un desgarre en mi vientre, de nuevo el dolor,
y al sentir en el susurro del viento un cantar
algo en mi corazón saltó,
y una sonrisa nueva mi rostro iluminó.

Luego, los pechos se llenaron del manantial
tus pequeños pies tomé y tus manos acaricié,
sentí ese algo entrañable,
que me hizo llorar de emoción…
Quedé un rato pensando,
¡tanto lo había buscado!…
estaba tan cerca de mí,
tan profundo de mi corazón
fue un diamante vivo
que estalló en llanto.

Y te aprisioné junto a mi pecho de madre,
me quedé con ese olor a niño
y mi jardín floreció…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 11/13 


LLUVIA [89]

LLUVIA [89]

Inicia la lluvia, no pienso en ti como ayer,
se descarnaron mis ojos en llanto,
olvidé la causa de un amor solitario
y entre espinas de cardos me antojé estos días
quise florecer, más era tarde…

Ronca con violencia el cielo,
creo que no iré a la fiesta del día
no compartiré el dolor ajeno.
Guardo entre los trapos viejos de mi closet
ese olor a hierbabuena de tu ropa,
para no salir a ver un mundo descompuesto.

Te amé tanto que lo había olvidado...
La humillación más que la partida,
la falsedad más que la verdad;
y decidí desnudarme y bajo la lluvia danzar.

Torpe soy si tengo miedo.
Arrogantes nubes me gritan desde el cielo
y me acerco a la verdad de la existencia…

¡Qué lindo es dejar caer las gotas de rocío!
Se empapó de nuevo la piel y se llenaron los ojos.
Descubrí, que en lo sencillo está la felicidad
y antes que buscarla disfruto de lo simple,
para quedarme viendo un árbol limpio
mientras danzan las gotas sobre las hojas
y me invitan a descansar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 11/13 

LA LLUVIA DE LA TARDE [90]


LA LLUVIA DE LA TARDE [90]

Les dije que confiaría en el aguacero de la tarde,
tan arrogante y hermoso, un potro salvaje que mañana me enseñará
prados verdes, y luces encendidas.

Escucharé temprano a los papayeros, las maría mulata estarán enloquecidas buscando cariños, y yo de nuevo, con la misma sazón del día, el mismo sabor agridulce, más presiento un mañana fabuloso.

Dormiré más de la cuenta, espero mis niños lo hagan sin miedo en el patio, pues ellos también se asustan, lloran y chillan, pero debo cuidar mi salud, permitir cada cosa en su lugar y abonar terreno para sembrar semillas.

Ya casi pido a la reina María, que quite el velo de mis ojos y descubra una verdad, ya casi las cadenas se rompen, y podré ver los días con más sosiego,  permitiré un descanso bajo mi árbol amado, viendo a las palomas buscar un cariño, pues los pichones están por nacer, desnudos y pequeños, frágiles como nuestra propia existencia.

¡Escuchen el susurro de la brisa!, las gotas de rocío por miles, bajan sin descanso, y nos hablan del inmenso amor de Dios.

Siento como si una hoguera estuviese encendida, al cerrar los ojos parece una llamarada sobre la montaña, pero al abrirlos, descubro la paz que baja desde el cielo, y mitiga la sed de los caminantes.

Espero mañana a los descalzos sin heridas, a las casas con sus techos abrigados, a los ancianos en cualquier rincón, en una esquina, arropados con las miserias y los desechos de otros, pero es divino saber que estarán  tibios,  esperando el calor de un agua de hierbas, un café o una mirada…

Un Dandy mugriento,  lo espero mañana en mi ventana con su mueca sonrisa, sin saber cómo pasó la noche, y  a pesar de su aparente pobreza material, es un sabio caminante de ojos negros, tan curtidos como sus arrugados senderos…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 11/13 

UN NUEVO DÍA [91]

UN NUEVO DÍA [91]

Es verdad, somos una lágrima en el desierto,
arena mojada por el mar,
lágrimas juntas que lo estremecen
que entre blanca espuma lo hacen danzar.

Un nuevo día me sorprende, aquí todo es música,
una locura cada segundo, me hace sonreír o llorar.
Despertar es certeza a pesar de todo.
La lluvia de ayer desapareció como por arte de magia,
pero el mar  ha de estar limpio y sosegado.

Imagino mundos de escombro a la orilla,
alguna vez me acariciaron tus aguas
y la juventud era  flor en verano
junto al ardor de tus hermosas manos.

Alguien limpia lo sucio por mí…
Hoy es un día bendecido igual que ayer,
y será el segundo en que abra los ojos al despertar
que inicie a ser feliz,
detallando que no se ha mudado el sol
y la luna continúa, donde debe estar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, sept. 12/13

YO, LA CHONCHIS [92]

YO LA CHONCHIS [92]

Yo, la cerdita que vive feliz,
que va y viene como los días
y se entretiene con lo poco
estando contenta con estar,
viendo verdes praderas
y lodazales dorados y frescos.

Yo la chonchis...
¡Qué hermosa soy!
¿Tengo rostro de humano?
¿Tengo garras de león?...

Voy por ahí un momento,
espero no claves tu daga de nuevo,
quiero retozar un rato
para no ser tu chicharrón...

Yo la Chonchis... ¡qué bonita soy!
¿Adornarás mi trompita con una manzana?
¿Llenarás mi pancita de arroz?

Déjame un rato saltar por ahí...
Si me ves bajo la lluvia seré feliz,
si bajo el sol, buscaré un abrigo bajo un roble
si me ves llorar, nada hay que hacer...

Por hoy, déjame un rato...
Quiero estar bajo la lluvia
vivir un día más, para bendecir
la gracia de existir.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 12/13

HOY [93]

HOY [93]

¡Qué cosa rara!, hoy despierto con una sonrisa, pero me reciben con una bofetada,  creo que a pesar de la tristeza del día, mi Jefe precioso tenía algo para mí, como es abrir los ojos y ahondar en esas heridas de madre que a veces nos tornan nostálgicas, para comprender que nada podemos hacer, cada uno debe vivir su propia historia para su crecimiento y madurez.

Hoy que amanezco con dolor en el cuerpo, algo quema mi interior y no comprendo qué es, tal vez mis huesos no estaban como deberían estar, y las gotas de mi techo sólo las conozco, pero sin importar, lo que soluciono un día, al siguiente se desbarata.

Entregamos amor a quien no lo merece, a quien se burlará luego, no de mí, de los chicos, que confían tanto en él y lo idealizan como yo, y terminan estrellándose contra un muro terrible, lleno de espinas que después avientan, contra quienes nada tienen que ver con sus desdichas.

Mi día es tuyo, mi dolor es tuyo, mi llanto, y éste atoro nuevo en mi corazón, los sustos de la noche con esos rayos terribles que parecían que me hicieran explotar en mil pedazos, pero aquí estoy, me cambié de músico, estoy engañando a Cortázar porque si, deseo otros sonidos en el viento, otros mensajes que me llegan con olor a sales de mar y bullicio de Río Magdalena, tan cercano y lejano, tan veloz y soberbio cruzando la ciudad.

Pero mi dolor no es nuevo, es un dolor añejo, el mismo dolor de todas las madres del mundo, pues queremos ver a nuestros hijos felices, y por ellos hemos entregado nuestro tiempo y nuestra vida, pero a veces parece que lo olvidan, y no es necesario recordar que una vez sean padres, comprenderán de qué dolor les hablo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 13/13

NO LLOREN MÁS [94]


NO LLOREN MÁS [94]

Un día único, irrepetible, ¡lo sabía!
Levanté la mirada para buscar mi balón
y lo encontré más allá de las estrellas.

Abrí sendas entre los bosques
y brotaron cascadas, flores rojas y doradas.
Sobre una roca esperé en silencio,
ya mi mano tomabas.

¡Lo sabía!, era arriba, a donde debía ir…
Estaba enredado cazando mariposas de colores
pero la más bella estaba en las alturas,
y sobre su falda de iris tibio y reposado estoy.

¡No lloren más!...
Un aguacero se anuncia para hoy,
muchos vendrán a éste sitio, y los abrazaré,
¡pero ni una lágrima más!,
¿acaso te librarás de lirios blancos?

¿Puede repetir una flor un nuevo día?,
puede el sol brillar entre los cerros,
querer regresar a la vida,
¿aunque el dueño diga no?

Me pertenecen sus ojos negros /dijo la voz del viento
su sonrisa pura y limpia,
y estará aquí, de colibrí sobre las flores,
nadie saldrá herido, y se hartará de miel…

¡Más no lloren!…
Estoy aquí sobre una montaña
creo que tengo alas y volaré a tu lado,
estoy cerca de tu ventana,
en éste instante a tu espalda,
y un consuelo sentirás,
al terminar de leer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 13/13 

SER FELIZ [95]


SER FELIZ [95]

Puedo ser feliz en la medida que acepte, que no soy para otros, lo que ellos para mí...

Puedo cantar, reír y llorar muchas veces, con la música, la poesía,  el dolor ajeno, con las palomas que parecen niñas pálidas buscando un mendrugo de pan, y se acercan a mi hogar para aliviarse.

Si soy feliz con lo poco, no tendré necesidad de más, ni de dinero, de cosas, de sueños, pues todo sueño tiene un final, y el final es inevitable.

Seré como una mariposa que abre su cárcel, radiante y primorosa, sin saber lo bella que es, y así, volando de flor en flor, disfruta sus instantes, y así también cae, sin renegar, sobre una hoja que va con el viento...

Soy feliz porque estoy viva, porque siento dolor y alegría, pero entonces me pregunto:
¿Por qué me duelen tanto los desaires,y me confunde un nuevo día, tan lleno de trabas cada vez?

Detallé una imagen de María, y sé que ella está en un rincón de mi hogar, no es el rostro que todos pintan, su voz es el aroma a rosas que siento de vez en cuando, su aliento es el cantar del canario prisionero, y mi consuelo es elevar una oración.

Soy feliz, porque es el propósito de cada segundo, tal vez muera en el intento, pero estar aquí, suspirando, ya es un motivo para serlo.

Ser feliz es una realidad que todos ven de diferente manera, creo que vivir debe serlo, pero somos seres inconformes, siempre buscamos más, y en la fuente de una cascada, entre los cafetales en flor, entre los platanales con los toches construyendo nidos, estaría lo que busco, pero el dueño de mi aliento me ordenó que era en éste sitio, en donde debía aprender a serlo.

Un ardor en las manos y me invita a llenar una página de letras, mis torpes letras de cada día, no sé si tengan alguna razón, o puedan servir, pero aquí, hallé un poco de felicidad, y estoy abriendo los ojos a éste despertar.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 13/13

CUÉNTAME [96]

CUÉNTAME [96]

Descúbreme  dentro de la brisa,
si  una hoja se eleva y otra cae,
al canturrear palmeras los besos del mar,
y las rocas están  impasibles, tranquilas…

Cuéntame si has detallado las nubes,
¿quién las moverá?
Ese corazón tuyo,
tan de palpitar y de inquietud,
¿a quién pertenece?

Tus pequeñas venas
parecen ríos caudalosos,
teñidos de púrpura te llenan de fuerza,
bajan como cascadas por tu corazón
y una y otra vez regresan.

¿Has escuchado las alas de un gorrión?
¿Qué las impulsa contra la corriente?
¿Cuál es la razón para que siempre están felices?

Un ave parece triste cuando está herida,
si tiene hambre y  ve a tus ojos.
¿Puedes escuchar su voz, en el silencio?

Calla un segundo y escucha,
la voz del viento, ¡tan hermosa!, tan ronca a veces,
tan de mujer y de  hombre a la vez…

¿Ha golpeado tu rostro cuando está seca la playa?
Esos granos invisibles parecen herir,
pero como almas solitarias van y vienen
 hacia un mismo despertar ante el sol,
y se ajustan de nuevo a su destino.

Báñate con agua del mar, en dulce del río,
con lo claro de un manantial
y ahí me encontrarás…

Hoy estaba tan triste y herida,
mi corazón parecía explotar,
un leve sonido me advirtió de tu brisa,
y como una desnuda pluma te vi caer…

Cuéntame si al cerrar los ojos
la lluvia no te parece
un incendio sobre los bosques.

Ayer te vi,  triste y dolida,
con los ojos cerrados veías las llamas,
y tenían sonido de lluvia,
pero ante las cenizas que tomé ese día que pasó,
hoy un torrencial aguacero
hará brotar mágicos sonidos desde la madre tierra,
con tantos colores y sonidos,
que volverás a sonreír.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 13/13




¿QUÉ SUCEDE HOY? [97]

¿QUÉ SUCEDE HOY? [97]

¿Qué es esto tan extraño, que habita mi pecho?
Al suspirar un agudo dolor, débil aliento,
el respirar todo me duele y  quebranta…

Observo en el espejo una sombra, no sé si soy yo,
o es mi sueño que navega en un lago intocable,
¿serás tú?...

¿Qué es esto que hoy me sucede
que mantiene mi rostro pálido?
Ha de ser una golondrina de paso en mi interior,
una paloma que desea salir,
puede ser un tigre enojado, o un águila herida…

¿Será que voy a un sitio especial?
Tal vez hoy me despido de éste lugar,
abriré mi cárcel y dejaré de llorar, lo sé, lo presiento…

Tal vez así termine el ardor,
que de a poco me consume y vuelve triste…

¿Será mi alma con deseos de perseguir un cóndor?,
o mi estrella del norte que llama y no la descubro…
Estoy segura que unos barrotes oxidados alguien abre
para que pueda elevarme sin ser amada,
y cantar bajo la lluvia.

Blancos mis labios,
¿son verdes mis ojos?
O es tu mirar.
Son níveos los hielos en la montaña
y me conjugaré con ellos,
seré verbo y sustantivo con los grandes árboles,
o brizna que torna en rayo de luz en tu ventana.

Te busco y te nombro,
más te veo en mí, dulce amor que se quedó en mi piel,
tallado como un invierno dentro de mis ojos
para ser dolor en ésta primavera.

No siento palpitar mi corazón…
Un débil sonido presiento, gota pálida sobre una hoja,
de a poco marcho, me deslío para ser parte de una nube,
de a poco estoy viajando,
como si morir fuera la estrella perseguida.

¡No lo sé!…
Me  veo en el espejo de tus ojos verdes,
me persigo, me quiebro a plena luz del día
y de nuevo resucito,
y no sé si soy yo, o eres tú.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 13/13