domingo, 7 de agosto de 2011

BIENVENIDA SOLEDAD (41)

BIENVENIDA SOLEDAD (41)

Soy loto rejuvenecido, y feliz despierto.
He visto los trigales en tu huerto,
tu poesía hermosa en otros lares que creías escondidos.
Ahora se pinta hermoso en las lagunas cristalinas,
el estanque atrapa arco iris de esperanza
en donde me besan los ideales
que imaginaba perdidos.

He compartido mesa en una antigua casona,
y tú mirabas otros labios y entregabas otros besos,
No importa mientras el sueño persista en mi corazón
y el loto continúe floreciendo.

Cascadas nuevas bajan por tus balcones,
besos de plata y fuego caen del cielo,
 y me adorno de rojo pasión; 
soy ahora la flor abierta al colibrí
en el espejo de agua más pálido.

Y en el ocaso, el sol trae resplandor para mí
besando con ardor blancas margaritas
con su corazón de oro, y los bosques extendidos
entregan el verdor a las aves de paso.

No te siento ausente, estás aquí,
en mi pensamiento de loca, otra vez. 
Tu perfume llegó a mi estancia;
no siento despedidas si el alcatraz cruza 
y el viento no se quiebra ante sus alas.

Me pierdo en un bosque donde irradia la pureza
la flor de loto, siempre oculta, 
muestra su belleza en medio de negras aguas
y pestilente fango.  

Es día domingo de soledades 
todos mis pensamientos retornan, 
¡no se han ido, son tuyos!,
así el trigo para el gorrión
y las nubes que van y vienen
por culpa del ventarrón.

Navegan los barcos por  los mismos ríos 
las cascadas se renuevan con el manantial,
y bajan presurosas besando rocas y flores
en el caudal que inunda mi corazón 
y se funde con el tuyo...

¡Qué prodigio es el amor!  
¡Qué gaitas y flautas divinas!

Ven danzamos corazón mío, 
mi pensamiento es tuyo,
mis besos para ti en la misma flor
con alas adornadas con otro vigor, 
sin tristezas ni desconsuelo,
así me crecieron las guías en el alma
y el favor de tus ojos 
se han llenado con mi estampa.

No he de olvidar que hoy es domingo
 y me acompañas de nuevo
mi hermosa y bella soledad,  
para imaginarte aquí conmigo
cogidos de la mano escuchando la misma melodía
sin creer más en el ayer, sino en nuestro espacio real
de tiempo sin tiempo, con el respiro que nos regala el aire
y nos otorga un instante más,
para compartirlo en un espacio creado para dos.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto  7/11