ALZO LA MIRADA [24]
Sueño con volar
hacia tu espacio
tu corazón de oro
me invita,
mientras se maquinan dolores
en el rincón de los silencios.
Aquí estoy
elevándome...
Divago entre las
calladas rocas,
mi pensamiento
observa tú aquilón
y te llama mi corazón.
Tu aura es fuego
que no se apaga…
Tu invitación no es
una daga clavada
es la placidez de
un alma solitaria
que piensa en el
único amante que vale:
Tú, diamante puro tallado en lágrimas,
mi gran amor
perdido en el desierto;
dolido corazón que
se desangra
sobre el indolente
estero...
Déjame extender mis
plumas,
quiero buscar el
norte de tus manos,
la salubridad de
tus ojos siempre azules,
el calor tibio que
no abrasa.
Canto agudo que me
invita
al escuchar gemir el alma…
Moribundo horizonte
de las olas
que se pierden
tibias
sobre los arenales.
Manso cordero de
ojos cálidos
donde el reposo es
el fin soñado.
Danzarinas alas de
mariposa
que mueren,
al encontrar un
paraíso desalmado.
Me levantas de
nuevo tras otra caída,
los azahares su
perfume entregan,
la mirada fija en su meta,
que eres
tú, la roca fuerte
en donde al fin
reposarán mis alas.
Raquel Rueda Bohórquez
Septiembre 9/11