martes, 8 de enero de 2013

DICE LA ORUGA...


Orquìdeas amarillas. Jardìn Botànico-Colombia.


DICE LA ORUGA  [72]


¡Qué silencio el de mi cárcel!
Nadie vendrá a visitarme.
Los que ayer me vieron arrastrar los pasos
y me ahuyentaron de la parcela,
nunca comprenderán

lo triste de mi callada voz.

Me gusta construir madrigales,
la cerradura es fuerte,

nadie la reventará,
ni observaré mentiras en sus ojos
ni sus voces altaneras.

Mañana es mi día…
Desde mi orquídea dorada en donde habito
una llave mágica abrirá mi celda.


¡Al fin extenderé mis coloridas alas
y sabré que mi vida es una certeza!

Al fin la libertad, la fronda mágica.
Por su amor mi efímera existencia,
por su dulzor una cárcel de sueños negados.


Por existir,
¡morir cuando más feliz creía estar!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13


DUEÑOS DE LA SOMBRA [73]


Mariposa. Fotografìa: Liz Nayibe Àlvarez Rueda Colombia/13

DUEÑOS DE LA SOMBRA [73]

¿De quién es la hoja que me aguanta?
¿La gota de rocío que calma mi sed?
¿De quién es el aire que respiro?
¿La sangre roja corre por mis venas?
¿De quién todo lo que existe?,

Y el eco responde:

¡De quien!… ¡de quien!…

De quien ame la vida con delirio
y comprenda que es un regalo existir,
de quien tome mis manos y camine conmigo
viendo un jardín florecer.

¿De quién tu boca en la mía?
¿Y este infinito placer?
¿De quién, prenda mía?

¿Tú en mí y yo en ti?

De la tarde, del ocaso, de la noche;
de la lluvia que empieza a caer,
del espacio infinito en sombra convertido
un traje de luna hemos de ver,
siendo huella de nubes que pasa
esa es la vida,


hoy como ayer…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13



EN TU VENTANA/Julio César Rueda [74]


Ventana. Julio Cèsar Rueda Bohòrquez-Colombia/13

EN TU VENTANA/A Julio César Rueda [74]

Déjame un rinconcito de tu ventana
para que mis noches no sean tan largas
y pueda entibiarme de luna clara
con la ruana que dejó mi madre.

En tu estancia de verde traje
ciernes tus esperanzas,
ahí me cobijo de vez en cuando
extasiada de tus fragancias.

Soy paloma bajo tu alar.
Mi dulce niño

tal vez me encuentres,
y con mi llanto me verás pasar
porque es muy triste

saberse ausente.

Soy una novia en busca de tus ojos,
una garza, un escarabajo,
una niña de pecho ardiente,
una madre llorona,

¡apretada en tus manos blancas!



Y en las mañanas, ahí te veo
sobre las ramas verdes y cálidas.
Casi me antojo de tus suspiros
levanto vuelo y vuelvo a casa.

En una nube con otros viajo
para buscar dulce consuelo
entre los rayos del sol ardiente
y el viaje raudo de otros luceros.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13

TE REGALO [75]


Jardìn Botànico-Colombia. Fotografìa: Liz Nayibe Àlvarez Rueda/13.

TE REGALO [75]

¿Acaso me has pedido algo?
Tengo un regalo para ti, escucha:
El cantar del mar,  

una orquesta completa de aves
y el paisaje cambiante cada segundo.

Tengo un beso de miel para ti, ¡tómalo!
Es una obrera que cubre de néctar los panales
y el dorado trigo que brota cual manantiales.

Hay una sombra que te sigue, ¡cuídala!
Es mi regalo que te perseguirá por siempre.
Imaginas que es la tuya,
pero es la de un ángel paciente.

Un premio cada vez que abres tus ojos.
Un amanecer donde la vida se abate,
un roble que fenece ante tu lámpara apagada,
una cascada que se utiliza para lavar carros.

¡Tengo para ti tanto, que aún no te has dado cuenta!
Caminas pasos falsos, la vanidad te persigue.
Buscas las riquezas que en nada te llenan
y llegas a mi casa con tu morral vacío.

Te regalo el ocaso,

el iris, el anochecer tupido de diamantes
la lluvia maravillosa de éste día
con todas sus estaciones.


Te entrego mi corazón que late

con los suspiros del mar.
Pero escucho a mi gacela gemir en la oscuridad.
Un leve aleteo silencia bajo tu honda
y un inocente muere bajo tus llantas.

Busca ese regalo y cuídalo.
¿No dejaras ni los desechos a quienes vienen?
Te queda el pensamiento, es un libro abierto.
Mis manos en las tuyas, mi corazón en el tuyo,
mi sangre, que como río violento te regala la vida.

Dame un beso que no tenga sabor a traición
y construiremos un mundo nuevo.
Mira como nadan los peces en el lago
y una flor de loto se copia en su oscuridad.

Dame tu mano… ¡qué tibia es!
¡Qué rico huele el amor entre los pastizales!



Hierbabuena serás hoy,
mañana, ese olor viajará contigo.
Habrá un ajuste de cuentas,
y sabrás que desperdiciaste la vida.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13




CORRUPTOS [76]


CORRUPTOS [76]


Los he visto pastar,

parecen corderos pero tienen filo sus dientes.
Lamer la sangre del herido a la vez con los buitres.



Se pasean con sus ponchos dicen ser paisanos,

se adornan con joyas y mujeres de paso,

para que se asusten los débiles
de quienes se alimentan y nutren.


No caminan, parecen volar…
Sus pies se adornan de charoles finos
pero bajo ellos, sarna y hongos…



Los veo, no bajan el rostro.

Su mirada es arrogante, y altanera.


Creen que se salvarán del nicho de madera,
de la parcela 2x3 que a todos espera.
Sus bocas vomitan palabras hirientes,

asustan con armas y navajas.


Viajan en sus lujosos vehículos,

otros a pie y descalzos.

Caminan sus veredas y se las adueñan,
visitan sus campos con los ojos brillantes
y llevan palas a escondidas

para hurtar sus entrañas.


¡Son la devastación!  

Crean leyes donde se favorecen ellos,

llenan las ciudades de vanidades

que pocos  pueden comprar.
Los entretienen con baratijas de barro
en tanto ellos navegan desnudos, dorando su piel,
hartándose de vinos y maldades.


Cada día se une alguien a su manada…
Es devastador verlos,

parecen huracán que arrasa con todo.
Lava hirviente recorre pueblos y ciudades,
se llevan hasta los muertos y comercian con ellos,
son buitres, venden sus ojos y sus extremidades…


Roban las herramientas a los dueños de la parcela,
se acomodan en sus propias hamacas,

utilizan a sus mujeres y abusan de los ancianos.


A patadas igual que a perros sarnosos y hambrientos,
son lanzados a las calles, de sus propias casas ,

pagadas una, dos, tres veces,

y continúan con mirada de águila

viendo por más.


¡Pobre de mí!, ¡pobre de todos!…
Una inmensa cobija nos arropará,
viene de rojo encendido,

se adorna de colores como el iris,

pero al tocar nuestra piel,

nos derrite, nos aplaca,

y nos convierte en roca esponjosa


al abrazarse  con el mar.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13





MIS SAFIROS [77]


Anderson Rueda Lora. Q.E.P.D. /Camilo/


MIS SAFIROS [77]

Sobre la roca inmensa
viendo reverdecer los campos,
azotando el viento nuestras ansias
y el sol en el dorado ocaso…


Aquí un recuerdo de tu faz preciosa,
tus ambarinos ojos, mariposas tímidas,
blanca aurora de manos cansinas,
anocheceres blandos de regazos y gemidos.



¡Qué tibio es pensar en ti!
Creer que la cascada asoma de nuevo,
donde tus labios un beso primero
y los míos,

un sueño estampado en el ayer.


El saxofón suena… ¡qué mágicos sonidos!
El alma tuya en unión con el verbo,
mis zafiros de la noche entrelazados.



Arenales tibios donde reposa el dolor,

sedas de iris que abrigan si tengo frío.
Tus ojos, ¡mis tiernos luceros!
son lámparas que iluminan la oquedad

de mis momentos.


De nuevo me inspiro en el ocaso,
el son de una flauta parece tu voz 
y un niño cantor escucho

aprendiendo sones

tan parecidos a ti,

¡mi dulce pichón, mi niño!…


Pero de nuevo, ¡qué frágil es la vida!
Se quiebra como un vaso de cristal

y desapareces.
Junto trozos de ti
en un caleidoscopio
que siempre florece.


Gracias que no pude cerrar tus bellos ojos,
quedaron abiertos para siempre en tu amanecer.
Gracias que no pude escuchar tu voz angustiada
ni verte partir.



Escucho la melodía una vez más;
tomo lo que ha quedado sobre mi escritorio.
Una oración emiten  tus labios
y un aroma que tiene voz de niño

parece tener alas.


Pasas de vez en cuando
para que no me olvide de él,

quedando en el aire un suspiro

con aromas de amor. 


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13 

EL MIRLO NEGRO [78]


Mirlo negro. Fotografìa: Liz Nayibe Àlvarez Rueda. Colombia/13

EL MIRLO NEGRO [78]

Una voz escucho,

cierta fragancia me llama.

Se desviste un lirio entre las ramas,
los ojos de las cascadas invitan
no sé hacia donde volar,

hacia donde correr,
pues todo es magnífico,

mi alar, mi jardín
tu divino amor…

Quiero que Él escuche mi voz de alegría,
trino desde el amanecer complacida en su obra.


Me ha donado alas negras,
un dorado pico,
mis patitas son de oro,
un sinfín de melodías

para entregar a otros.

Habitas el blanco aposento de los lirios, 
en el colgajo de rojas campanolas

que del cielo bajan.

En las hojas doradas
que se multiplican como abono,
¡Oh mi amado!…

mi divino, mi vida en todo…

La pereza no es un motivo,

mis ojos abiertos hacia tu olivo.
Reverdece un segundo y al instante cae,
resucita una rosa nueva

en un cultivo de girasoles
donde el aceite es el motivo

para tu lámpara fina.

Quisiera una palabra para mi ángel dorado 
donde cupiera el universo de mi amor,
pero extiendes tu ropaje claro
en las aguas tibias del manantial.


Enmudezco…
Tiemblan dos luceros en mis cristales abiertos
para caer sobre la roca

escondida en el fondo del mar.

De nuevo,

al avanzar hacia ningún puerto,
cierro los ojos para escuchar entre los trinos ajenos
una dulce voz sobre la llanura,

tan clara y fuerte
anunciando con premura

que llegó la hora de buscar un nido.

Extiendo mis  alas una vez más

al escuchar su respuesta
bordada entre una pequeña rama de ocres,

que adornaré de notas blancas
que brotan de mi corazón inflamado,

y empiezo a volar…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13