INOCENCIA SE NOS VA 7 [24]
7.1 EL SEÑOR CONCEJAL PATETORTUGA
Bastó una noche de sueño para coger
confianza de nuevo, y doña Inocencia después de haber llorado mucho rato, se
dio cuenta que la vida no es cualquier morita en el camino, a veces
tenemos que espinarnos, para conseguir las mejores, esas que están negritas y a
punto de reventar de lo ricas.
Con una sonrisa de oreja a oreja se
paseó por sus rincones, donde también el agridulce de la vida la había
encontrado unas veces riendo, y muchas llorando.
Su vida no había sido nada fácil,
vivir con un hombre mujeriego no era tan bonito, saber que de un momento a otro
nos “pringan” con esas cochinadas que traen bien guardadas entre la funda, y
que pareciera que a ellos nada les hace, pero ahí, lidiando cada cosa, se
encontró con que su ex se metería de político, y éste negocio sí que era
redondo, ¡pero no!, ni por el putas caería de nuevo en sus garras, que se
quedara con su fufurufa bien lejos de su vida, podían ser amigos, de aquéllos
que de vez en cuando estiran la mano con ayuda, para seguir con su historia,
ahora que su muchachita se fuera para las extranjas todo cambiaría, de eso
estaba segura, no se dejaría abatir por el mal tiempo, ya había salido de
muchos infiernos, otro más, era cosa de un día.
¡Esposa de un diputado!, eso suena
bonito, y Perendengue parecía un pueblo triste, con alguien así, estaba segura
de que todos saldrían adelante, ¿era diputado un concejal?, ¡esa mierda de la política
era tan enredada!, ¿qué tal primera dama de Perendengue y sus alrededores?,
tendría que leer un poco para saber qué era lo que hacía un concejal, ¿esa joda
será dar muchos consejos?, ¡de bruta no la agarrarían dos veces!
¡Ya!, es un tipo que tiene que
prestar atención a las necesidades de un pueblo, ¡pero qué va!, en éste país
quien no está corrupto, tiene que untarse del mismo pastel, aunque
el viejo de bruto no tenía nada, ¿pendejo?, ¡ni por el carajos!, sabía muy bien
su arte, ¡era gracioso pa qué!, es que cuando se fue a vivir con él, era tan
cariñoso, mi padre me decía que no me metiera con ese viejo con tanto
compromiso y tantos hijos, porque después sufriría, ¡cuánta razón tenía mi
viejo!, pero en el fondo lo quiero, si enferma me siento muy triste, ¡qué joda
rara me da!, no sé qué pasaría luego, me gustaría quedar con él pero viviendo
bien, pero me han dicho que tiene una mujer, aunque sé que le hace competencia
a Diomedes Díaz en lo perro y mujeriego, tiene un montón de hijos fuera de los de
su ex y fuera de mi hija, ¡no se vale!, cuando nos fuimos a vivir juntos, ambos
estábamos solos y muy ilusionados, mi padre acababa de morir, ¡pero qué
va!, todo se fue enfriando por falta de dinero, la mayoría de veces, pero
otras, esa vagabundería de perro huevero que jamás se le quitó, imagino que
ahora le llamarán Concejal Bala Perdida, así le decían en el último trabajo, lo
que sí deseo es que tenga ese empleo, me parece algo así como una de sus
promesas de amor que al fin cumplirá, pero con la que no le tocó soportar sus
gritos y chocheras, y menos esa hamaca de rayitas y sus patas afuera por tantos
años, porque eso sí, de aquello pocón pocón, por no decir que el libro en
ceros.
Recuerdo esos gritos, se quedaron
pegados de las paredes: ¡eto como e qué!, ¿¡quién dijo que si la pueica, quién
dijo que si el buey!?, ¡por las abaicas de mi abuelo, de ésta vieja no me dejo
jodé!, ¡y punto! ¡plas!,¡ y no me cojan de marrano!, y arrancaba furioso
a donde la comae, a llevar mi vida y ponerla en bandeja de plata para que
dijeran que era yo la mala todo el tiempo, y esa putada de estar diciendo, ¡es
que no lo trata bien!, no le arregla las uñas de las patas, no le lleva café a
la cama, pero eso sí, ¡cachos jamás le puse!, ¿por ser idiota también seré mala
mujer?, tan bonito que es hablar de la gotera ajena, ¡qué verraquera!
De tanto pensar se me acaba el
cerebro, si esta semana llama y me dice que se viene otra vez para su casa, le
diré que sí, pero con otras condiciones, si ahora nos mejora la mano, nos
estamos poniendo viejos, ¿será que podemos continuar?, por ahí se la pasa de
muy amigo del otro viejo putero y eso parecen hermanitos, ¿qué tanto se dirán?,
imagino que el otro se hará el muy santo y la nevera pidiendo Clemencia, ¡qué
pena!, ¿qué comerá la vieja?, ¡gallina criolla y huevos pendeja!
Se vio el culo en el espejo, todavía
tenía esas marcas y los morados no se habían disuelto, ¡desgraciado!, ¡que
encuentre una bien miserable para que pague lo que me hizo!, ¿cómo estará ese
hifueputa a ésta hora?, ¡jajajajajaja!, imagino que dándole quejas a los
compadres falsos, un par de bandidos amangualados para joderme la vida, ¡quién
lo creyera y yo tan santa!, como que tengo un compadre en el cielo, amigo
íntimo mío, el mismo Diosito que ajustará las cargas en el camino, ¡sí señor!,
¡a caminar pianito ese malparido!, que si acaso averigua en donde vivo ni
siquiera se atreverá a llegar, porque es un cobarde de mierda!, y bien se lo
diré a los compadres, si por alguna joda se atreve a venir a joder, ¡¡le
relleno el sieso a plomo!!, ¡luego lo amarro de los huevos en la misma mata de
fique en donde me jodió la vida!, ¡qué se atreva!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 21/15