martes, 14 de mayo de 2013

ROSAS BLANCAS (105)

ROSAS BLANCAS (105)


Para mi madre bella
un poema diario,

el motivo que me impulsa
a creer en Dios.

Mi princesa linda
lo demostraste:
Él está vivo en cada flor.

Y doblo mis rodillas,
es tu heredad;
la maldad nos incita 
pero de Él es la bondad.

Y en verdes prados
he visto retoñar,
tres rosas  blancas
para tu altar.

Raquel Rueda Bohórquez
14 5 16 

EL GALLO DE PEDRO (106)

EL GALLO DE PEDRO (106)


La historia del Gallo de Pedro, se está contando por partes. Ayer trajo unos pollitos, unas lindas hembras para que lo acompañen, pues una rata se ha comido a sus hijos, pero él como todo un macho de espuelas finas, mató a la rata que los devoraba, de nuevo otro depredador hizo fiestas y mató a los niños que trajo para reemplazarlos, pero como buen gallo que es, no se amilana ni se acobarda, subió hasta la copa del árbol y empezó a cantar agradecido, a ese Dios que dejó en su garganta un arpa, para que alegrara las madrugadas de los flojos, y los invitara a ver nacer el sol entre nubes coloradas.


Un pequeño patio es su morada, allí tiene todo lo que desea, el amor de sus dueños que no los quieren para devorarlos, sino que les permiten un espacio para alegrarse ante sus historias de amor, tan bellas y sencillas.

Estuvo enamorando a la princesa, la madre de sus primeros hijos, pero ella no deseaba contentillos de nada, que sus pisadas las dejara en otro lado, pues ahora ella tenía una razón más bella, que la invitaban a buscar entre los arenales, un trozo de contento para sus crías.

¡Ven acá mi niño!, decía la gallina; y el gallo alborotado, con ganas de más pollitas, pisaba cuanta roca en el camino, hasta que decidió Pedro, cambiar su destino.

Una polla colorada de cuello desnudo, y dos niñas más pequeñas, serán su compañía, y el harem de Mustafà Gallo, se agranda cada día.

¡Quién fuera tan feliz como ellos!, tan preciosos adornando el gallinero, tan lindos dando ejemplo del amor verdadero, y ellas, dulces y pacientes con sus crías.

¡Ahí va el gallo de Pedro!, no se cambia por nada ni por nadie, empieza a cantar desde antes del amanecer, y cantando al fin, se duerme.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, mayo 14/13

SEÑOR X (107)

SEÑOR X (107)

Encontré un espacio en blanco, para hablar contigo; para decirte que estoy extrañada por tus actitudes, y que me ha dolido ser tu venganza personal, por algo que aún no comprendo.

No me gustaron tus grises palabras, ni me gustó la comparación que hiciste, cuando fueron horas, muchas  horas y segundos en los que reímos a carcajadas por la vida, y nos regalamos consuelo mutuo.

Sólo te diré algo: Nos dijimos mucho, pero aún en esas rabias y celos, hubo muchas carcajadas, un plato lleno de bondades y locuras, que si los lees ahora, también reirás.

Me dolió tu pecado, y que sigas callando; que quieras ponerme a mí como la mala del paseo, pero esto se lo dejo en manos a mi Jefe. Sólo te diré que no hay rencores, y espero que algún día podamos hablar y reír de nuevo.

No vuelvas a clonarte en nadie, es mala señal, y menos clonar charlas de otras personas para ganar favores de una mujer, es tan dañino como el veneno que quieres mostrar de unos colmillos que no tengo.

Es tan poca la vida para odiar, y el tiempo es implacable, no me gustaría una marcha, sin antes cumplir el sueño de ver tus ojos en los míos, y la oportunidad de que me conozcas y conocerte  realmente como eres.

El amor no conoce de atajos, y va por donde quiere, nadie le pide permiso y es por esta razón de que todos somos libres de amar,  y te deseo lo mejor, ¡pero por favor!, sin volver a herir ni dañar a otros en esa búsqueda.

Queda una línea invisible que se llama destino, espero estés en algún aparte de ella, pues mis sentimientos son tan limpios, como mis locuras.

Un abrazo.

Raquel Rueda Bohórquez
14 5 13 








EL GALLO DE PEDRO (108)

Gallo con sus pollitos.

EL GALLO DE PEDRO (108)

Se antojó Pedro, de un gallo dorado,

de su cantar en las madrugadas,

/pero un vecino atontado,
vino a casa a hacer un reclamo:

¡No quiero escuchar su canto!
¡Me espanta el sueño!
Pero como el mundo es pequeño,
el gallo hizo lo que le dio la gana
 sigue cantando hoy, 
y toda la semana.

Dijo el pollo altivo y altanero:
¿Acaso no fue Dios quien donó mi flauta
para que las enamorara?

Es Dios, quien me hace despertar, antes que todos,
para que los anime a elevar el rostro,
a escuchar el trino de las aves, y ver como se enamoran
en cualquier rama las palomas,
descubriendo que felices son, 
sin pedir más nada.

El hombre se pierde de la belleza, por su vanidad
en cambio yo… ¡qué bien sé cantar!
¡Cómo endulzo la vida de mis reinas!
¡Y no hago sino pisar y pisar!
¡Cantar y cantar!…

En un tibio nido, mis niños iniciaron la faena,
pero de a poco, uno herido, otro maltratado…
Enfrenté al enemigo con furia loca
y como león dolido, ante mis peluches
destruí con mi pico, enorme rata,
y canté otra vez agradecido.

Hoy sólo queda mi reina y un último pollito.
Mi patrón se antojó en traerme compañía,
/una polla roja como yo, de cuello desnudo,
tan bella, que me enamoré una vez la veo,
pero a mi princesa consentida, no olvido.

¡Pero es que soy un gallo!…
¿No es acaso la tarea que me dejaron?
Déjenme cumplirla, que no sea parte de sus asados.

También amo la vida, me encanta el rojo sol,
me gusta mi árbol, y sobre su copa me elevo,
desde allí canto, temblando de amor mis alas,
elevando la primera oración del día, 
antes que la tuya,
 ¿y reniegas porque canto?

¡Llora el día que dejen de cantar los gallos,
y una hembra no encuentre quién la enamore!


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 14/13

VERDES (109)

VERDES (109)


Hoy recibo más de lo que necesito;
así es mi Pintor,
cada día ocupado en llenar mi huerto
mientras otros, 
se ocupan en destruir su obra.

Su aliento son los esmeraldas, 
los rojos, los violetas.

Su tibieza llega en rayos dorados,
su amor, divino y grande,
tan sin descubrir...

Pero si ramo de flores advierto,
empiezo a danzar, a cantar;

y cuando me observo 
en sus ojos de trigal,

inicio la primera oración del día
perfumado de azahar.

Raquel Rueda Bohórquez
14 5 16 




MI ESPOSO (110)

MI ESPOSO (110)

Mi  amado esposo me ha llevado a volar.
Al cerrar los ojos entre su pecho,
un cantar de gorriones,
un vértigo que muere en los labios
y se ajusta a mi cuerpo.

Mi amor sabe lo que quiero:
Hoy platinó mis alas,
me invitó a ver las pasajeras nubes,
y en un escondido rincón, 
una flor resucitando 
después de intenso verano.

Le dije a mi esposo cuánto lo amo,
dos copas de vino, 
¡rojo vino!

Parecía vida que cubrió nuestros cuerpos
y un poco ebrios, 
nos dimos las manos,
cuando temblando nos encontramos.

Amor mío:
¿Quién me regaló tan hermoso detalle?
Mi vida sin ti no es nada,
por ti extiendo mis alas,
cierro los ojos, 
y soy tu amante.

Raquel Rueda Bohórquez
14 5 13