lunes, 12 de mayo de 2014

RED BOOK

RED BOOK

Es una bebida energizante, tengo autorización de mi primo Eliseo para contar lo que pasó con su muchacho, a quien tuvimos la dicha de conocer, pues visitaba a nuestra madre seguido, y su parecido con mi primo era innegable, pues él se presentó diciendo que era su hijo. 

Acaba de estar de visita en mi casa, hablamos de varias cosas pero ésta historia en especial me dijo: cuéntela prima, tal vez así le salvamos la vida a una persona.

Pues bien, el hijo de mi primo Alvaro, falleció hace poco tiempo, y la causa de su deceso fue un paro fulminante.

Acababa de llegar de la calle, se había tomado unos tragos con sus amigos y decidió comprar una Redbuk, la pronuncio así, ahora mismo no sé como se escribe, pero todos comprenden de qué bebida les estoy hablando. Casi al instante empezó a convulsionar y no hubo nada que hacer, ante la mirada de quien estaba con él, el chico fallece.

Hay que tener mucho cuidado con las combinaciones que hacemos, sería mejor olvidarnos del licor y esas bebidas falsas, que nos pueden acercar a la muerte, cuando más felices parezcamos.

Sólo un gracias a mi primo Eliseo, a quien aprecio y quiero mucho, y una promesa de ir con Pedro Rueda Bohorquez de visita, y de una vez a bañarnos en las divinas playas de Santa Martha.

Raquel


Nota: La palabra todos la conocen, la idea,  también todos la advertimos.

A UN LADO DEL CAMINO

A UN LADO DEL CAMINO L2R

12 de mayo de 2014 a la(s) 14:51
Cuando llenas las manos estaban,
a un lado del camino un cardo
¡qué dolor, creí que no tenía espinas!
más en un segundo, un parpadeo
como gotas de rocío que temblaban en mis ojos,
una espada en mis manos recordó la vida,
y otra espina en el costado, me advirtió de la muerte.

¿En dónde estás ahora?
De nuevo el ave se apresta a volar
un jardín promete en la otra esquina
allá vi muchas ramas secas
otro encino, otra enredadera…

Me iré de nuevo sin haber llegado a ningún puerto
mi barca empieza a navegar por aguas turbias,
pero no hay dolor, él se quedó en el desierto
en donde las dunas consiguieron de aquél cactus
una hermosa flor.

¡Qué nicho tan hermoso!… ya no son tus ojos
¡qué piel!, ¡qué cobija!…ya no son las tuyas
he visto que desde abajo las estrellas no brillan en el día,
pero la magia de un pintor vistió de negro los ocasos
para que ellas pudieran ser vistas al final del camino.

Me detengo un poco, debo suspirar de nuevo
arrodíllate, has entrado a terrenos pedregosos
¿quién te mandó?... ahora mismo abre tus alas de gorrión
¿ves aquél pequeño pino?, es todo tuyo…

Abrígate bajo sus delgadas hojas
tan tupido, fue fabricado para ti;
donde nadie robará tu alma
y tus ocres alas,
serán como el traje del búho en el día
para que nada te hiera ni perturbe.

Aprende a volar después de una caída,
tú misma te enredas, tú misma debes iniciar de nuevo
¿has aprendido la lección pequeño gorrión?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 12/14

El  gorrión hizo el intento, pero al tocar a la puerta, imaginando que al abrirse una luz violeta le llamaba, preciso ahí se quedó pálido, y el golpe fuerte, sólo sirvió, para que durmiera un rato.
Imagen: Internet

El gorrión hizo el intento, pero al tocar a la puerta, imaginando que al abrirse una luz violeta le llamaba, preciso ahí se quedó pálido, y el golpe fuerte, sólo sirvió, para que durmiera un rato.