sábado, 5 de diciembre de 2015

¡DE QUÉ MANERA! (51)


¡DE QUÉ MANERA! (51)

Sí, pobre de mi madre
Con tantas violetas en sus manos
Siendo un ángel.

¡De qué manera la espinaron!

¡Con cuánta saña
Clavaron en su pecho tal espada!

Pero se fue llena de flores...
Recogió malvas y rosas;
Claveles y margaritas,
Niños y mariposas;
Besos y abrazos…

¡Con cuánto desamor fue tratada!

Pero gracias a quienes la tocaron.
Cumplieron su misión a carta cabal
Los que sabían que no debía ser herida,
Y que era una santa que se iba en silencio
Sin repicar, ni renegar.

¡Cuántas sombras pasaron!
¡Cuántas arrugaron el rostro!
Pero gracias, /dice ahora,
Porque a pesar de todo,
Humedecieron sus dedos
Y pasaron gotas de lluvia por mi boca.

¡Hoy me siento cansada!, /dijo un día.
Creo que mi tarea concluye /arrinconó su libro.

Dejó en su mesita de madera la biblia
Leída tantas veces y puesta en práctica cada día,
Y sabía que sí, porque no declamó más su poesía.

Amar y amar, sin esperar nada;
Entregar y entregar, sin recompensa.

Así fue ella, y ese día estuvo inquieta...

Miraba sin mirar, reía sin reír,
Pidió un aderezo pequeño de aspirina;
Pellizcó una mano con cariño/a escondidas,
Pidió los tesoros que sus nietos habían regalado:
La pulsera de Vero, la de Alejandra
La de Caro, y las abrazó como si fuera a ellas.

Pasó su mirada por la estancia;
Reparó en German y Dorita,
Le gustó ese silencio, esa media luz.
Amaba su alcoba y su camita de madera,
¡Ahí sí!, ahora sí me voy…

Oculté mis ojos un segundo, ¡no fue más!...
Al despertar, los suyos habían cerrado.

Todo era frío,
Todo había pasado
Como espuma de mar sobre la arena.

¡Así se fue!,
Sin un suspiro siquiera,
El ser que más he amado…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 5/15