Mastiqué
tanta rabia que terminé lleno de tristezas.
Iniciar
un poema es tan solo descubrir la voz de una hoja
al
ser tocadas por la brisa.
¿A qué temes?, pero tengo miedo,
ese
oculto miedo que vencerá mi carne
y
deshojará mis huesos...
Cuando
aparezca un editor serio que al menos crea en mi poesía y que asuma también
gastos, me reiré de la vida.
A
veces estamos como arañas, por pequeñas cosas disparamos, ha de ser que vivimos
un mundo loco y cada quien siente el escozor de vivir entre semejantes tan poco
parecidos, menos mal no vomitamos hilos, sino palabras, pero éstas pueden herir
más que una espada, y atrapar más que una malla enredada en besitos y quimeras.
Si
de parir se trata madre mía, pariste hasta tu corazón y desbordaste de tu
poesía hasta ahogarme en tu llanto de versos, en aromas y flores convertidos.
El
hombre se inventó las armas para matar, la mujer se abrió como una flor por
ardor, el artista buscó pintura, el músico un sonido, y Dios inventa cada
segundo un paisaje, para ver en qué momento contemplamos su obra, y averiguamos
la razón por la que estamos aquí, de pasajeros en una nave con destino
incierto, ahí descubrí que en verdad Dios es un poema sin final, pero con
un principio claro.
Una
ley para que una mujer pueda tener máximo 3 hijos, sería muy bueno para el
planeta tierra y provechoso para los niños, por la calidad de vida que
tendrían, digo, digo, y claro, castrar a los padres, para que no sigan por ahí
regando semilla a topa y tolondra.
Despertando
de una noche tan larga, y tan intensa como una pesadilla, pero al fin cantó la
puerta y vi sus negros ojos, su rostro tenía una medio sonrisa, mi corazón un
medio latido, un esbozo de vida que sonó al verlo, como bandada de pájaros que
despiertan y levantan vuelo...
Dijo el vendedor de sueños.
Pero
un poeta le salió al encuentro
y
le dijo: ¡coja oficio vago!,
-¿es grosería eso?, replicó el vago,
-¡ah!, ¡entonces perdone si
acaso le ofendí!
Repitió
el vendedor de sueños.
Doña
Aristocracia dijo un día, que hay personas que buscan lástima de otros, y a mí
me dio lástima con ella, pues a veces juzgamos con látigo a otros, sin
conocerlos, tampoco conocía a ésta señora, pero respetaba sus gritos y sus
silencios.
En
un camino desértico siempre hay bendición bajo una roca, eso lo he comprobado,
su sombra es el reposo para el cansado, y bajo ella, seguro espera una
serpiente un poco de contento, en tanto es amiga de un escorpión o un
escarabajo.
Hay
pequeñas cosas que no debemos hacer, sin importar el motivo, y son, entre
muchas:
1
Negar la visita y compañía a un enfermo
2 Negar alimento a un amigo
3 Menospreciar a otra persona por
orgullo
4 Negar un sueño
5 Pisotear otro sueño
6 Un abrazo a quien lo pide
7 Un beso a un hermano
8 Un apretón de mano sincero
9 Una mirada a una flor en el camino
10 Un perdón
Madre
mía, ¡qué dulce eres!, haces brotar mis semillas, y
luego, me regalas sus flores y frutos, de nuevo bendices mi bosque perdida en
ti y amándote más que ayer.
Dijo
don Aristóbulo: Me comí a Francisca, me comí a Juliana, me comí a Teresa, me
comí a Fulana y merendé con Sultana, y Don Agustín mi padre respondió: ¡para qué habla mierda, las acabo de ver y están enteritas!
Doña
Sabiduría recibió otra lección éste día: no confíes ni de tu sombra, porque
cuando envejecemos, ella nos puede hacer caer.
¿Por qué será que somos buenos
cuando nos necesitan?, ¿pero perversos, cuando dejamos de ser útiles?
La
lengua es el arma más letal que existe, puede iniciar una guerra, pero también
puede acabarla.
No
busques amor donde no hay cabida sino para el odio, si levantas el rostro, sólo
te puede castigar el sol, pero si lo agachas y doblas las rodillas, veremos a
nuestra madre cálida y sencilla haciendo brotar una flor.
Madres
divinas del planeta, sin importar su condición, la vida es un poema, un corto
poema que termina en un tímido suspiro.
Pura
demencia, creadores del mal, hombres contra hombres, seguro que sí, con hambre
nos miraríamos con sospecha, pero crear bacterias y virus para matar, es cosa
del maligno, y existe, se multiplica en esas mentes sucias, ¿por
qué no se inventan cómo regresar la vida?, asunto de Dios es el bien, ¿qué hacemos con el cuarto de hora que se nos regaló?
Si
matas para comer te puedes condenar, tiene un nombre castigador y severo, peor
que un enemigo no buscado, pero que nos halla con esmero.
No
es por su estatura que la pulga salta, sino porque con tu sangre basta.
De
nuevo mi espejo advirtió que no me asuste mi propia sombra, porque hay otras
tan invisibles y certeras, que nos matarían si quisieran.