POR LA NIEVE [98]
Para lo
que dura la nieve, se vale un beso de brisa entre los desnudos gajos...
Acierto es
una gaviota tibia anidando en la esquina más olvidada de un acantilado, ¿acaso
ella piensa en el intenso frío que cala las rocas?
¿Conoce el
hombre el lugar donde el mago inventa el poema de la vida?
Si pudiera
viajaría ahora que estoy cansada, un segundo me regala el pentagrama para hacer
mutis por alguien que despertó temprano, y en ese abrir intenso de la mirada,
halló un jardín pleno, y las orugas no
tenían cárcel, ni el águila poseía garras.
Hay un
algo invisible que vuelve grises las nubes, pero la distancia le da color al
cielo, y la cercanía conjuga mi amor en un aroma, como un raro prodigio, que al
pasar la mano nada toca, adivinando el viento un beso en azules gajos, y copia
el lago lo mustio del bosque para dejar un sueño vencido y pasajero, enredando
hilos de cometa en tranquilas aguas.
Por la
nieve mis pisadas y las tuyas, el hogar que bendice tu mirada al retornar de
largo viaje, y el poema que componemos
los dos, aun sabiéndonos ajenos, pero pegados del mismo pensamiento.
Se ha
quebrado el río… pasó un alcatraz y fue copiado en su cristal, cayó la última
hoja seca y ahí se quedó, sin tener frío pudo soñar que era un ermitaño
buscando una casita blanca, como un préstamo, en medio de todas las almas que
habitaban bajo la colcha blanca de un largo invierno.
Se vale
todo, por la blancura de la nieve… hasta saber que me amas, como yo a ti.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 26/15
© 10-491-97
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