domingo, 24 de noviembre de 2013

CON EL MAR [32]

CON EL MAR [32]

Muchas veces le pregunto al mar sobre la vida,
y él, con su sabiduría  habitual me responde:

La vida es una ola que va y viene, se multiplica, se eleva
y en un segundo cae, desaparece, para repetirse en una parecida.

Creo en la inmortalidad, pues nunca terminan, siempre llegan a la orilla como niñas felices, se bañan de sol  o de luna, dejan su frescor o su arrojo, su ira contenida  sobre las rocas, y ellas esperan silenciosas a que su imagen cambie con el tiempo...

Sabe el mar que algún día se transformarán en algo más, pero desaparecer, ¡nunca!...

Vi un caracol y corrí... pero el caracol tenía vida, me di cuenta que donó su casa hermosa a un ermitaño que por ahí pasaba,  ahora tiene prisa, busca una casa más grande porque ahí lo descubrieron.

El mar lo sabe todo... conoce del cielo y  las estrellas, de los amantes bajo las palmeras y de su índigo mirar.
Se copia el atardecer en sus aguas, en una sábana dorada se extiende para deleite de nuestros ojos. Al marchar,  le roba al cielo sus estrellas, luego canturrean sus melodías incansables si las brisas de diciembre se acercan.

El mar sabe inquietarse y también se calma, sabe estar en la cumbre, pero si escupimos nuestras rabias y enojos sobre él, también se hace respetar y vomita nuestras inmundicias sobre la playa.

¿Quién no se enamora viendo al mar?

Vivo enamorada de él... no lo visito mucho, pero a veces si tengo oportunidad, quisiera ser eterna en sus aguas y viajar despacio, esconderme bajo las rocas y ser una caracola, una ostra pegada de ellas, un grano de arena salobre...

Ahora soy un mar de lágrimas... ¿se dan cuenta lo magnífico que es?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre/13


AHORA 2 [33]

AHORA 2  [33]

En este momento pienso:
Tengo que hacer algo con mi tiempo,
los segundos pasan, y una blanca pared espera para llenarla de letras,
descubrí  gotas de rocío que bajan de lo alto, y empecé a preguntarme:

¿Cómo hacen para caer de arriba y ser un beso para una flor?
¿Qué las invita a elevarse de nuevo, para transformarse en un copo de algodón?

Entonces escucho  la lluvia caer, parecen miles de besos de niños pálidos que viajaron en cualquier atardecer, la música, ese regalo maravilloso para todos, y me doy cuenta que existe desde el momento de nacer.

Música en la boca de mi madre al iniciar el amor, y la semilla fue...

Música si la brisa  mueve las hojas, si un río corre y las rocas se antojan de todas las blancas y negras...

El trino de las aves con un instrumento musical en su corazón...

Música si una luciérnaga invita a su amor, y si un amante colibrí desea robar la miel de una flor,  si un ave empieza a construir un nido o una paloma lo termina,  si mis ojos se iluminan al ver los tuyos…

Ciertamente tenía que llenar éste espacio que se me dona, no puedo perder un segundo de mi vida para contar a todos que las gotas de lluvia somos nosotros, al nacer y cuando marchamos, y el sonido, son besos de nuestras madres desde el cielo...

¡Qué divino es todo!...
Pero siempre hay algo que me pone triste,
no comprendo la razón,
y debiera reír a carcajadas...

Hoy no puedo perder el tiempo,
soy  afortunada por estar viva,
 por disfrutar de la lluvia que cae,
de la música que producen sus besos
al tocar las flores y acariciar la tierra.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 24/13 






¿DE DÓNDE SOMOS? [34]

¿DE DÓNDE SOMOS? [34]

Hola amigos, ¿de dónde somos?,  una pregunta que me inquieta mucho, pues descubrí que no soy de ningún sitio, soy una hoja del gran árbol de la vida, que tendrá que retornar al lugar de donde vino.

El momento del retorno será cuando más feliz me encuentre, /imagino, pero si puedo pedir algo a mi Dios invisible, le pediré que me lleve en un sueño de letras a navegar en un sitio donde no exista el odio y la maldad, y será allá, donde al fin podré ser feliz.

El hombre tal vez fue un error de mi amor, se equivocó entregándonos su paraíso, porque no hay otro, no lo creo, no puedo creer que haya aves más bellas, ni plantas, ríos, lagos...

En esto llega Domingo, un día cualquiera de la semana, un día para descansar, pero no podemos dormir en tanto se asesina una niña por su propio familiar, o si torturamos un ave, o no dejamos cruzar una iguana, somos dueños de todo, /eso creemos, pero no somos ni siquiera una brizna encendida...

Quisiera ser al menos eso, una brizna encendida, una llama que no se apaga, pero temo que si lo fuera, no haría lo que debo hacer.

Quiero ser algo  mejor que un ser humano, tenemos todos los pecados, cometemos todos los errores, tenemos una religión que nos dice: si eres pecador tendrás el perdón, pero al obtener el perdón, seguimos pecando y empatando con nuevos errores.

Ya sé lo que quiero ser:
Un águila, pero sin garras,
sólo un águila volando
entre las montañas...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 24/13


EL PARAÍSO TIERRA [35]

EL PARAÍSO TIERRA [35]

Decir no a una honda, a derribar un árbol para sembrar una palmera, no, a ser indolentes con la naturaleza, pues cada vez que llueve, entregamos nuestras basuras a los arroyos, somos indisciplinados, nos falta amor y esa falta la estamos pagando todos.

Decir  no, a herir a un ángel que desea cruzar un camino de cemento, eran sus tierras, fueron sus montañas que ahora ocupamos con nuestras casas...

Respetemos la vida, ¿muere diferente una hormiga a un ser humano?... ¿Acaso lo ignoramos?...

Somos tan iguales a una hoja que cae de un árbol que parece  inmortal, pues se multiplican sus hojas, y sus semillas germinan igual que las nuestras, ellas en el vientre de nuestra madre tierra, las nuestras, con los pies sobre ella y dentro de nuestro propio fruto, ya que somos iguales a los demás seres, flor, fruto, semilla…

Temo que si continuamos ésta loca carrera de ambición, nunca veremos lo maravilloso de la naturaleza, ¡detente!... estamos matando a nuestra tierra, y todo lo maravilloso que ella contiene, es hora de empezar, ¡ahora!... porque mañana tal vez no llegue, para muchos de nosotros.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 23/13

¿DE DÓNDE SOY?

German


¿DE DÓNDE SOY? [36]

Vivo en el país de las tristezas, 
de los bosques que lloran, 
porque están llenos de sierras y vampiros...

En el país de los dos mares, 
de los miles de colores en sus ríos, 
pero donde se ha teñido de púrpura la montaña  
y se ahogaron en las ciénagas hermosos jóvenes, 
que apenas empezaban a trinar 
cual gorriones en las ramas.

Sí,  vivo en el país de las tristezas, 
pero seguimos buscando alegrías de negra 
montadas en sus caballitos dulces.

Aquí se cultivan flores para robarles su alma 
y envenenar a nuestros hijos; 
se vende su blanca miel, que es la sangre de sus venas. 

Nacen flores para matar la vida, 
y crecen una y otra vez,  
para sufrir en éste paraíso, 
donde las hienas cultivan sus iras en la tierra.

¿Quieres saber en qué país vivo?

Desde niña viví de cerca la muerte; 
también sé de amigos que nunca fueron, 
que me tendieron la mano, 
pero que al llegar a la cumbre me soltaron y siguieron, 
sin voltear a ver esas lágrimas que se descolgaban 
y hacían temblar mi pecho de pesar.

¿De dónde soy? 
 ¡Qué buena pregunta amigo!…
¡No sé de donde soy!, 
de aquí, de allá… de las olas o del viento,
en donde se matan con honda las águilas 
y se derriban sus peñas.

Soy de donde se roban las tierras a los campesinos, 
más hoy se busca devolverlas,
pero antes, otros serán herederos 
con sus mentiras y abogados de mierda.

Soy del sitio donde nace el sol en medio de dos mares.
Aquí se roba a nuestra madre sus joyas y se mata por ellas.

Verdes esmeraldas parecidas a  los ojos de mi princesa
brillan con una sierra sobre los robles,
y se apagan si una espada hiere su rostro.

¡Cuánto quisiera decirte, 
que vivo en el país más bello del mundo!
Aquí hay abundancia de cascadas, ríos, y lagos,
y los ángeles del bosque son libres.

¡Cuánto por anunciar a todos sobre la felicidad!
Que nada pasa, todo es alegría,
que la brisa trabaja a su antojo
si vienen los diciembres,
y se levantan de las damas sus faldas…

Llegará un día donde no me preguntes de donde soy, 
pues nada importa…

Soy del planeta tierra, 
una madre herida llora bosques y montañas,
y muere lentamente… 
Sin saber si soy de aquí, 
o soy de allá.

Lo cierto, 
es que soy  una hoja mecida por el viento 
que no sabe a dónde va.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla noviembre 23/13
German Alonso Rueda B.






AL SOL [37]

AL SOL [37]

Hay un sol en cada músico,
un sonido grabado
en la conciencia de un órgano
y ante la magia de sus dedos
la vida de una melodía nace y muere.

A ti sol que me haces soñar…
Cuántas veces vienes para arder montañas.
si apareces sobre mi ventana
se esfuma la oscuridad, y regresa el ruido,
los cantores se agitan entre las ramas.

Bendito astro,
te escondes en un pentagrama.
A partir de ti sin conocer más,
surge la libertad.

Eres la voz de un dios
en esa pared en blanco y negro,
y la danza empieza.

El mundo sin música, ¿cómo sería?
¿La noche sin el canto del búho?
¿Sin el brillo de la luciérnaga
pareciendo una pequeña estrella
cómo lo veríamos?

Pero el músico enciende todo, alegra todo,
hasta la muerte parece tener vida
si un violín abre sus  alas
y vuela con lágrimas vivas,
llenando de dulzura el dolor.

¡A ti, sol!,  figura Dios en tu centro
y nada se quema ante tal resplandor.
todo es como la brisa, es alegría o tristeza,
según lo adivine el cantor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 23/13


CUANDO UNA FLOR [38]

CUANDO UNA FLOR [38]

No descuides a tu flor del campo,
tiemblan sus pechos todavía
con olor a fresco talco.

Las alegrías de la niña
se han pintado de púrpura.
No descuides a tu flor,
que vendrá una hiena
disfrazada de paloma.

Ya en la tarde,
habrá sido pisoteada.
¿Alguien escuchó sus gritos?
Tantas veces te llamé,
¿en dónde estabas?

Ardía mi piel, quería vomitar,
pero al ver que no llegabas
no pude ni siquiera llorar.

Ahora… ¿mi ahora contigo?
Quedé pendiente de un abrazo,
ese te quiero de tantos días
dormida en tu regazo.

¡Cómo tallan las espinas el recuerdo!
No hay silencios ni gritos ahogados,
una barca enorme me conduce
por los más hermosos lagos…

No descuides a tu flor del campo,
¡por favor!… no la descuides…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 23/13


DÍMELO AHORA [39]

DÍMELO AHORA [39]

¿Para qué esperar a mañana?
Dime que soy importante para ti,
que puedo ser parte del algo maravilloso
en donde mis manos se dignifiquen en tu pecho,
y  mis ojos te inspiren al menos un beso.

Dime que me extrañas, de vez en cuando,
¿no te has dado cuenta de mis tristezas?
¿Acaso alguna vez
has pasado tu mano por mi rostro?

Tómate un segundo para verme…
Mis días son largos, me siento agotada.
Las pequeñas cosas me molestan
y temo abrir la boca muchas veces…

Una espada hiriente de palabras escucho,
todas las bocas parecen de fuego
más sólo deseo, el fuego de la tuya.
Quiero volar dando giros en tus brazos,
desnudarme una y mil veces,
despistar mi vida entre la tuya,
bordar tejidos en el viento y enredarlos
donde seamos uno, pero felices.

Hay un sol que siempre espera por nosotros,
una playa desnuda con sus blancas arenas.
De vez en cuando,
recuerda que también nos gusta salir
invítame, vamos con nuestros hijos…

Tal vez mañana no llegue nunca
y ellos recordarán al menos,
que hubo una invitación…


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 21/13