lunes, 10 de diciembre de 2018

SIN RETORNO

SIN RETORNO

Cuánta vanidad y ella se va, 
se disuelve entre la pus del mundo
que nos pone a temblar 
y los hilos fuertes se acobardan
al llegar la enfermedad.

Le vi todos los días de mi vida
fueron mías todas sus carcajadas
y un cuerpo que parecía de bronce
esculpía esquinas, transformaba curvas
para deleite de mis pupilas.

Me vi al espejo y las sombras me sonrieron
pero le vi pasar desde niño por mi lado, 
¡jajajajajaja!, no se cansaba de reír ni de cantar ,
todo era música y mujeres para doblar sus talles
y hacerlas suyas porque todas se ofrecían,
tanto, que ya no tenían miel sus ojos.

Vanidad pasó, sonrió, se alzó la falda
y debajo de ella nacían lombrices 
flotaban las moscas y nacían verrugas
que hacían correr al más valiente.

¡Cuánta pasión desperdiciada!
Recordé un momento mis privaciones de juventud,
el rubor recorrió mis pómulos y fui amapola
me volví rosa entre sus brazos y no me dejé espinar
sino de la lengua perversa que inventó gritos y alaridos
cuando enmudecida estuve por siempre
después de lo falso de su amor. 

Abren sus alas los colores de la primavera
se van de flor en flor y aman sin mezquindad
todas las reinas del jardín
y entonces, otra vez  le recuerdo, parece un mármol
le veo en silencio entre un bullicio de gentes
para volver a nacer dentro de mí un torrente
que cada vez le extraña más. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, Diciembre 10/18