jueves, 21 de julio de 2011

VESTIDO BLANCO (305)

VESTIDO BLANCO (305)

Me hiciste creer 
que tu vida estaba en la mía;
que mis sueños 
serían los mismos tuyos...

Me tomabas con dulzura 
me besabas con ardor
mientras sonreías
y cada día era nuevo y hermoso,
cada atardecer inspiraba otra mirada
con un brillo intenso 
que nos enamoraba...

Enviabas tus regalos 
que nunca llegaban a mis manos;
otras  manos los absorbían 
y te envenenaban,
otros perfumes se perdían en el camino,
otras cartas se abrían 
y eran la burla del día a día...

Me jurabas mirando a las estrellas
que tu amor era único y nunca moriría...
Que cada hora y segundo eran un motivo,
que cada canción de amor fue creada por ti
y el ardor de tus caricias me perdían,
tus negros ojos me extasiaban...

Creíste las mentiras ajenas...
Más no preguntaste mis verdades...
Quisiste tomar lo bueno de la vida,
te llamó el dinero y la ostentación,
te alejaste sin una despedida...

Fui invitada a un festejo ante mi dolor,
para mostrar tus fotos blancas
donde tu sonrisa se esfumó
y tus ojos veía tristes y vacíos...

Más llegaste aún así,
pediste un perdón sin sentido.
Mis ojos no veían hacia otro lado,
eran los tuyos la ilusión de mis días,
otros ojos te atraparon con sus mañas;
otra mano se plantó mi anillo,
otro cuerpo robó mi blanco vestido,
otro sueño se esfumó;
más no hay olvido.

Hoy me miras:¿qué hicimos?
¿Quién inventó historias para separarnos?
¿Qué motivos existieron? 

Sólo vanidades,
orgullo que hoy causa dolor
y ante tu mirada envejecida, aún veo tu amor,
y ante los míos llenos de pesar,
el sonido del mar que viajó aquél día
dejando un océano sin música.

Es la vida reseca y áspera
sin el amor que perfumaba mi jardín
y sin la orquídea amorosa
que alegraría tus efímeros instantes
mirando una nueva estrella en el cielo
tomados de la mano con un caliente tinto
y el olor de la montaña,

que nos anunciaba
que si tú ansiabas vivir allí
te seguiría hasta los guaduales
y cultivaríamos no sólo rosas,
sino un amor que se pintaba eterno...

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla julio 18/11

CON TU AMOR (306)

CON TU AMOR (306)

En mi propio espejo de agua me copiaba.
Incrédula, observaba un rostro de niña.

No había coquetería ni galanteo...
Mis alas extendidas me indicaban
que pronto ya no habría un canto final
ni una despedida...

El cristal era el mismo de siempre...
Las mismas huellas sobre las heridas viejas.
No alcanzaba a ver mi pico rojo,
más en la fuente de mis ojos,  
te divisabas oscuro y lejano...

Una tonta niña, crédula, ingenua
caía en el lago turbio de otros días,
y su amante de mentiras se escondió
aunque decían que entre los cisnes
era eterno el amor ...

Escuché un cántico feliz.
Dicen que en su único día
donde entonan una canción,
será su viaje sin retorno.

Solitario se esfuma en el estanque frío.
Desaparece silencioso sin mirar atrás,
y el bello cantar se va con él,
así la espuma blanca y suave
que se dibujaba en el espejo de su vida.

Ya no estás aquí...
Sólo hay hojas muertas.

Encuentro palabras escritas en el viento;
una luz ilumina tus días
hace que mi blancura no apetezcas,
y me veas cual alondra de paso.

Soy un cisne blanco
de grandes y preciosas alas
¿qué te hizo olvidarme?

Nunca me perdería en el lago
sin antes esperar de ti aunque sea un beso
o un aleteo suave de tus alas en las mías.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio  18/11

LA MUSA (307)


LA MUSA (307)

Dorado sol
no reseques mi corazón  de nuevo,
entrégame las dunas suaves de tu alma,
llena mis espacios de vida nueva...

Gran hermosura diviso desde aquí.
Aún con la tristeza de duros recuerdos
me recuesto sobre los grandes árboles
inventados para mí, por tus manos.

Pretendo divisarte desde ahí
más veo que no sólo hay belleza
también hay mucho dolor...

El depredador no se aquieta,
sus garras corren veloces
mi corazón palpita con el aliento asustadizo.

Parezco gacela perseguida y temblorosa,
paloma herida que no puede volar,
que impávida mira colmillos y  garras
que atraviesan de nuevo el corazón...

Ahí está el árbol de mi esquina,
lo has plantado para mí,
en su altura poso mis largas uñas
y con angustia observo
mientras doy cuenta que mis plantas
también causan dolor.

¡Míralos como se observan ellos
con sus pintas oscuras, 
en medio de dorados gajos!

¡Sus rostros hermosos se ven
dibujados en el cristal de agua,
el mismo que desborda desde tus cascadas
y el mismo que brota de mis ojos tristes!...

Hoy tu musa llegó de nuevo a mi corazón.
A pesar de tantas heridas y sangre
pintas de dorado el cielo, ¡siempre!
cada día, como un cántico en mi boca
es cada palabra puesta por la tuya.

¡Oh amado mío!
Eres Dios consentido y precioso,
eres la musa tan querida
desde la salida del sol hasta el ocaso 
que me pierde sobre tenues sábanas
y me hace repetir de nuevo otras palabras...

Eres mi consuelo, el abrigo de mi piel.
Eres la boca que no habla locuras
sino la que te invoca y te implora,
la que te dice que aún con mis perversidades
tú me perdonas, me tomas de tu mano suave
me das siempre un beso nuevo...

Eres el regalo sin abrir de  cada día...
Eres la plenitud que no he buscado,
el sol naciente de mis amaneceres.
No permitas un dolor nuevo, 
una lágrima fresca.

Déjame entregar mis sonrisas...
Que no me confundan mis propias palabras.
Dame tu corazón, tu tibieza, el campanario del tuyo
para levantarme nuevamente 
y empezar de nuevo...

Que mis faenas no me acorralen y las haga con amor.
Que mis gritos silenciosos lleguen a ti
y que tu mirada dulce como el azul que diviso,
penetren en el corazón de un amor
que siempre has dejado para mí.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio  19/11

MI HADA (308)

MI HADA (308)

Llegó en caballo blanco...
Sus crines hermosas se movían con el viento
mientras un ángel la bajó suavemente,
la posó sobre pensamientos de colores
y dió un suave beso sobre su frente...

Hubo un reencuentro con sus amados
el sueño recobró vida, llegó Cielito,
llegaron todos, se posaron a su alrededor
le brindaron vino fresco, 
un colibrí dorado le regaló una flor 
y le dijo que era del amor.

Se vistió como una diosa...
Hoy su traje era azul... su preferido...
Gustaba de rosas de éste color, el cielo, los ojos,
las mariposas encantadas 
que volaron hacia el jardín de los colores
donde los mirlos cantaban
y los gorriones armaban nido.

Miró hacia atrás... pero un ruiseñor tapó sus ojos
miró al frente y lo vió ahí, su caballo era negro
sus ancas relucientes invitaban a una potra
que sin pena ni verguenza se acercó
lo acarició con su dulce trompa,
olió las delicias de sus perfumes
que invitaban a la entrega,
y suavemente sin luchar
se inclinó mansamente
y se doblegó.

El hada seguía ahí...
Sólo observaba sin tristeza,
decidió que no volvería a mirar hacia atrás.

Se montó en su caballo blanco,
alguien la tomó de la mano,
la enrolló por el talle,
la invitó al Restaurante Casa Vieja,
y allí la encontraron  borracha
cantando rancheras
y llorando de amor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 19/11

TE QUIERO (309)


TE QUIERO (309)

Cuando te digo: "te quiero",
el sol aparece y resplandece en mis días,
más el tuyo se oculta en otras sábanas
que veo en tu lago extendidas.

Si deseo tu piel fría
ya estás en otros brazos
nadando en otros rios
en tanto continúo en mis desvelos.

Cuando quiero besar tu piel que invita al amor,
y aferrarme a tu cuello, abrazarme a tus piernas,
el sol está encendido y quema la carne,
mi rostro tiene sed al igual que mi boca,
mis brazos agitados saltan y vuelan
por la estancia cargada de trabajos.

En cambio estás descansado,
habitas bajo tibias aguas,
te pierdes en los besos que te corresponden
que puedes palpar, tocar, 
y sorber las mieles de la vida.

Mi vida es una estación nevada,
están lívidos mis labios, 
trato de croar pero no puedo,
se humedecen creyendo que la brisa que llega
son los besos nuevos en mis primaveras
y los sonidos de la noche son tus brazos
que nadan hacia mi rivera.

Cuando mi día termina
estoy agotada, no puedo dormir,
desde el amanecer te pienso
te añoro
   te deseo...

Más cuando mi sentir ardiente
se esfuma de nuevo con la oscuridad,
la noche me arropa con su manto suave,
vienen tal vez algunos desvelos,
en tu árbol ha de estar trinando un jilguero,
corretea una mariposa frente a tu mirada,
los cisnes se miran... se entregan...

Danzan con sus alas
fabrican un corazón para dos,
se esconden dentro del lago que ves,
unen sus largos cuellos, se enredan
se besan de nuevo con la eternidad de palabras
y la promesa de un amor eterno y abrazo fresco.

Más yo, miro las estrellas,
hoy es luna nueva, brillante... plateada...
suspira sobre mi ventana y mis ojos te llaman,
mis sentidos anuncian que es hora de dormir
pero mi pensamiento repite mientras el sueño me abraza:
"te quiero" ... "te quiero"... "te quiero"...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio  21/11

¡FUEGOOO! (310)

¡FUEGOOO! (310)

¡Abra cadabraaaa!
¡Abra cadabraaaa!...

¡Que mis palabras le lleguen!
¡Que sus oídos se enciendan!
¡Que mi voz lo cerque en las noches, lo arrincone!
¡Que mis besos enciendan la llama apagada!

¡Que las flamas de mi corazón
Apaguen el frío de su vientre,
Que su pecho se agite conmigo!

Que su boca se pose sobre la mía,
Que su lengua me abrase.
¡Eterno fuego!...

¡Que sus piernas no se quemen /que se ampollen!
¡Que no sienta dolor, sino pasión!

¡Abra cadabraaaa!...
¡Ya lo tengo sometidoooo!

Cierro mi mano y le envío un beso suavemente...
Él lo recibe... ¡grita!... 
Gimeeee...se levanta con sed...
¡Busca una toalla para que nadie
Vea su espina dorsal

¡Su esposa lo sigue!
Él entra al baño viendo hacia todos lados...
¡Está convencido de que nadie lo ve!...
¡Mis suspiros y el calor de mi fuego
Lo tienen encendido!

Hace mucho frio
Pero él está que prende...

¡El fuego lo consume!...
 ¡Me desea, me adora!
¡Quiere penetrarme con algo escondido!

¡Se quita la toalla!
Busca el champú...
¡Lo riega sobre sus partes
No tan nobles.

¡Se escucha un grito!:

 ¡Ayyyy madre míaaaaa!...
¡Quién fue el  hijueputa
Que cambió el champú por menticol?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 21/11

TU LUNA Y YO (311)

TU LUNA Y YO (311)

Llegar a la cima de tus besos
 tocarme con tu aurora,
fundirme contigo y todos los astros.

Eres el lucero de mi corazón
y por tal razón,
mis te quiero son tuyos...

Los envío con todas las estrellas
y con el aura clara de mi alma...

Quiero cerrar los ojos,
creer que estoy drogada,
que vuelo sobre las nubes,
que me abrazo con los colores del iris,
y te acaricio sin término ni medida...

Me entrego no sólo 
con los placeres del cuerpo,
sino que mi alma se eleva
hasta los confines eternos,
con tus manos posadas en las mías
y mi pecho sobre el tuyo...

Las piernas abrazadas en las tuyas...
Mi todo un océano de luz y colores
con el enfoque del azul divino 
sobre nuestras pieles.
 .
Quiero antes de mi viaje
un encuentro contigo,
sin importar los amarres humanos,
sin creer en las mezquindades del mundo,
 sin confiar en palabras ajenas...

Los dos solos
sin más vestido que nuestros cuerpos
sobre las playas blancas
de mi pueblo o el tuyo,
mirando el ocaso...

Ignorando tantas cosas mundanas,
mirándonos a los ojos sin decir nada,
con una caracola que nos anuncie
que ya es de madrugada,
y la entrega aún no termina...

Quiero vestirme de aurora,
de luna pálida, para que me veas al fin,
y me digas sin mentira alguna,
sin ocultarte en trajes ajenos,
sin mezquinar una sola palabra
con tu boca en la mía,
tu lengua en la mía, tú dentro de mí,
contigo fundidos como uno solo,
mar y  arena...

Con el tiempo por absorber
la divinidad de nuestro sentimiento
inventando un poema nuevo los dos,
y repetirnos sin cansarnos
sin pensar en nada más
que en el sol que nos alumbra
y en la luna de tus besos...

Soñar que soy tu amor y tú el mío...
Que soy  la luz 
que te  hace escribir un nuevo poema,
y tú la aurora que me alienta a seguir contigo.

Soy tu musa 
y tú eres la mía.

Tus besos a la luna son para mí
y mis "te quiero",
siempre serán para ti,
al igual que los tuyos son míos.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 21/11