lunes, 25 de enero de 2016

EL ÁRBOL DEL CAMINO (9)

De mami, me quedó su camisa 
y el verde de sus ojos;
de mi padre, el río que corre por mis venas 
junto al manantial que brota de ella.
Son uno por siempre, son el mar que se agita
y la sal que adoba mi existencia.  


EL ÁRBOL DEL CAMINO (9)

Vivía en desespero, siempre buscando un árbol frondoso en mi camino, ya mi roble hacía muchos años había muerto. El comején abrazó sus pulmones y poco a poco, me robó el árbol más boscoso que colmaba de amor y alegría mi vida.

22 años hace que mi hijo nació, y esa edad tiene mi roble amado de pertenecer a otro estado, pero siempre he sentido su presencia por donde voy, en cada esquina adivino su pensamiento de rosadas flores, era el amor primero para nosotras. Protegía a los niños pequeños, de los más grandes, igual a sus hijas, a quienes brindada inmenso cariño y apoyo, defendiéndonos del macho que siempre estuvo  por ahí sofocando con su fuerza nuestro frágil andar.

Desde que se fue, me sentí desprotegida, me volví rebelde ante los azotes de quienes debieron amarme y protegerme, de los abusos siempre que marcaron en mi tronco grandes heridas, y pálidas cicatrices; y así fue pasando el tiempo, anhelando abrazarme a ese tronco fuerte, que me hizo sonreír ante sus brazos abiertos, siempre llenos de frutos y aves canoras.

Hoy, al ver la imagen de un tronco en mi camino, de nuevo tropecé con su recuerdo; sentí que siempre ha estado conmigo, que habita en un marco en mi pared, pero que su alma ronda mi hogar, escucho cómo cantan las aves en su prisión y pienso que regresó con sigilo para abrir mi jaula, adivino esa franca sonrisa y su mirada bonachona.  Mis ojos se llenan de lagunas que corren y corren ladera abajo, en un incontenible forcejeo entre ese ya pasó,  y el no aceptar jamás su partida.

Luego, siento que está en mí, llevo la savia de sus venas. Un comején intentó robar nuestra juventud,  pero un algo extraño y mágico detuvo el camino, para sembrarse en él, y así nuestras hojas iniciaron a reverdecer, dieron fruto, y ahora se estacionarán en otros jardines; pero mi árbol amado y yo, nos quedamos aquí, donde hubo una ilusión que lo mantuvo preso de nuestras caricias, y marchó en una mañana, rodeado de sus pimpollos, con mi madre elevando una oración, y los niños ansiando trepar por su torso, a regalar un beso, al hermoso árbol que llenó nuestra vida de bendición.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 25/16

MENSAJE EXTRATERRESTRE (10)

MENSAJE EXTRATERRESTRE (10)

RATAS VIVAS EN AGUA HIRVIENDO

Y esa de manera de matar, ¿por qué acaso no me fulminas primero?, fui una rata de experimento, sé lo que se siente estar herido y caminar en círculo; sé lo que es caer profundo en un foso sin salida, y todo me huele a caño, a fétida carne que se pudre, ¿por qué no pueden matar primero, antes de tanta crueldad?, lo acabo de ver con mis ojos, y se abrieron enormes, no podía creer que un infierno le tocó a una criatura más pequeña e indefensa que yo.

Estaba en sus manos, manos de "seres que dicen llamarse humanos", porque no hay piedad, no existe, parecen semillas sin embrión, ¡y chilló su alma como la mía!, escuché sus risas, vi como dan me gusta a la crueldad, a la sangre que corre, y en ese grito desesperado, un alma me tocó con sus lágrimas... era Dios, está muy enojado con la especie humana, está muy triste, ¡tan triste como yo!

Herida y moribunda, así desnudaron su piel esas manos ásperas, ¡y saltaban ante sus ojos!, veían sin ver, porque están ciegos, parecen muertos en vida, no existe piedad en sus corazones, y divulgan esas imágenes, ríen a carcajadas esperando aprobación de otros seres que desean ver y ver más y más, ya nada aterroriza, están secos como una concha sobre el mar, nada les importa porque no pasa corriente por sus carnes, ni sienten el dolor de quien comparte éste planeta con nosotros.

Y vine un momento, estoy de paso, no regresaré a la tierra porque no me agrada que el ser humano esté aquí, todo destruye; si unos intentan hacer algo bien, una horda gigante destruye, y la obra jamás se crece, ¡más sí la iniquidad!

¡Humanos!, ¡humanos nada más!, ¡qué simples son para agradecer a Dios por sus vidas! ¿Qué los incita a matar, pero ante todo, a ejercer crueldad?

No tienen hambre, comen más de lo que necesitan; les gusta el dinero más que disfrutar del paisaje, aman lo mundano, olvidando vivir un día sin dañar; ausentes al dolor ajeno, sin saber que tienen la muerte marcada en la frente.

¡Humanos! ¡Qué triste está Dios!

CAPITÁN SJEILA

Raquel Rueda Bohórquez

25-01-16

AMANSANDO A MI POTRO (11)

AMANSANDO A MI POTRO (11)

Soy una amazona
En medio de un mundo demasiado cruel.

Mi pobre caballo no quiere que lo monte,
Y un látigo parece relampaguear con el sol.

¡Arree!.. /Y él se encoge;
Entonces siento pena por mí;
Acaricio las heridas de su lomo,
Paso mi mano sobre su frente torturada:
/¡Vamos mi potro salvaje,
No puedes contra este furor!

Intento trepar su cuesta, y él se dobla
Como si estuviera en oración.
Es porque el amor doblega, ¡lo sé!,
 Y en su lomo de nuevo bendije el bosque
Y su trote mágico me lleva al cenit del amor.

Raquel Rueda Bohórquez
25-01-16