domingo, 15 de enero de 2012

A MI COMPADRE BENJAMÍN (27)

A MI COMPADRE BENJAMÍN (27)

Aquí estoy, 
me disfracé de colibrí dorado 
para llegar al lirio más bello de México, 
y no es mentira, 
me alienta una amistad hermosa, 
el calor tibio de una mano amiga 
que a pesar de las fuertes brisas, 
siempre ha permanecido igual.

¡Qué dulce miel encuentro en sus palabras, 
y en esa mirada a veces llena de nostalgia!... 

Pero es ahí donde descubrí 

que un gran tesoro hallo 
cada vez que visito su jardín, 
donde está plantada por siempre, 
su hermosa flor de ojos azules.


Volaré de nuevo, 
creo que marcharé a Toluca 
y visitaré otro huerto, 
no podré extender tan mínimas alas, 
pero seré veloz y graciosa, 
mi abanico batiré ante sus ojos. 

Sólo un instante de su mirada, 
bastará para que retorne feliz.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 15/12

TE QUIERO (28)

TE QUIERO (28)


Te diré: “te quiero”

al emprender las gaviotas vuelo.


Al dorado sol ocultarse entre las nubes, 
si reaparece penetrando sus encendidos rayos 
tiñendo mi estero de sueños…
Si un beso de las ramas del camino
dibuja su majestuosidad.

“Te quiero” 
Cuando pareciera correr
 un gran globo y la brisa suave 
lo confunde con los grandes sauces,
bese los trigales cargados de amores,
 se apareen los ruiseñores 
y aniden en sus ramas…

Allí cielo mío, si a lo lejos
grandes bandadas cantan 
con la seguridad de un regreso.

Muy de mañana la algarabía palpita 
regalando una nueva historia, 
con aquélla maravilla de rojos encendidos 
que dibuja un paisaje mágico 
teñido de todos los colores del alba 
regalando otra vez 
un ensoñado amanecer.

Marchó la tarde dejando de regalo 
un cielo inmenso y confundido, 
donde las luciérnagas 
recordarán esa promesa por ti olvidada, 
pero que aún conservo 
si admiro de nuevo a los luceros
 y repito con nostalgia: 

“Te quiero, te quiero.”

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 15/12

EL PERRO (29)

EL PERRO (29)

El perro viejo ni me observaba

cuando estaba ataviado,
y mucho perfume guardaba
entre sus nuevas prendas.

Miradas esquivas,
sonrisas extraviadas,
la cara bien afeitada
andar de caballo brioso
porque le hacían sabroso.

El perro viejo me gritaba
si de paseo llegaba...
La cara sonrosada, 
mirada cansada
la jeta bien colorada
las camisas bien manchadas...

El puto viejo no me hablaba
o la pelea buscaba
si la zorra alborotada
entre gemidos y notas lo acosaba
mientras yo siempre lloraba.

Las patas se fueron hinchando
el corazón se fue marchitando,
el viagra con mucha venta
los condones fueron reventando...

El viejo desgraciado
ya ni sonrisas me daba.

La cara sin afeitar,
la ropa se encochinaba
mientras  con sonrisa de diabla
otros versos le inventaba.

Barranquilla, enero 4/12