miércoles, 10 de abril de 2013

CANTO AL MAR [110]

Atardecer. Sonia Rueda B.

CANTO AL  MAR [110]

En las tardes, 
si el sol se antoja de otros valles,
y el mar, 
mi divino mar arrullador 
muestra un nuevo rostro,
tranquilo, como aquél náufrago 
que halló un tronco en el camino
y en la orilla se descansa…

Aquí sobre la misma roca 
admiro tu belleza;
los tonos azules y violetas, 
rojos encendidos, dorados,
un asomo de ternura en tu voz
acariciando todo a tu paso
con los amantes entregados 
a esa pasión del momento, 
y las caricias que a veces 
nos dejan pálidos de tanto ardor.

En las rocas el alcatraz encontró el camino
y las gaviotas dejaron su bulla 
para arrullarse junto a  tibios arenales 
que las adivinan volar.

Un asomo tal vez, 
las nostalgias se juntan…

La sal de la vida nos encuentra desnudos,
afloran versos con el cantar de las palmeras
sin más paisaje que tus azules, 
sin más divisar que tu canto
envuelto en mágicas olas
que marchan al azar
cual pavos en calor.

Han dejado de caer lágrimas
para adormecernos en la paz,
tan bella y anhelada 
parece un beso de las tuyas juntas,
y tus aguas danzarinas deciden un descanso 
en ese vientre caprichoso.

Un asomo de dulzuras parecen corretear, 
una casa tiene vida
y el ermitaño decide cambiar de hogar.

¡Qué hermoso y triste!
Así vemos el mar en las tardes,
así vislumbramos tu amor 
lleno de lágrimas de colores,
esperando de los amantes una mirada
hacia tus profundas aguas, 
que invitan una caricia a probar.

Mancebo lejano, mar azul:
Domina el paisaje tu belleza
y el sol contenido entre tus aguas parece suspirar
alborozado en tus ricuras, 
esperando ver la luna pasar…

Me entrego entonces a ese paisaje amado…
Escucho tu divino cantar entre las rocas,
me dejo llevar de la brisa soberbia y altanera,
si una danza, o una orgía interna palpita.

Diviso entre tu sombra a un navegante sobre una gran ola,
mis brazos se pintan de mágicos espejos
que bailan al son de las brisas venidas del norte
alegrando el corazón.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 11/13



A MI VIOLETA [111]


A MI VIOLETA [111]

Mi violeta pequeña:
dulce amor encendido,
mi tierna ave emplumada
cantora como el río,
bella como un amanecer.

A ti mi dulce miel de angelita,
ojos llenos de humedad;
gota de rocío sobre un pétalo ajado,
donde tu amor inundó de madrigales la vida
y los sueños elevaron cometas
a pesar de momentos inciertos

en medio de tanta vanidad.

Mi niña descalza correteando por ahí,
caminante herida, sostenida en Dios,
en tu libro amado,
que deshojabas día a día,
dejando tus dedos estampados
junto a tus lágrimas…

Tan violeta eres ayer, hoy,
suave perfume y brisa fresca
recuerdo tuyo, perenne...

Mecedora con tu niño dorado
arrullándole y meciéndole,
entre sonrisas de la tarde
y rosas perfumadas siempre.


Mariposa danzarina: ¡abre tus alas!
Tu capullo abrió, dormida estaba,
no pude ver el brillo de tus ojos,
cuando viste el maravilloso sol de tus anhelos.

Mi pequeño gorrión contento con las migajas,
con las sobras de cariño de tus momentos.

Llorando marchó mi ave canora
con heridas violeta  en sus manos,
y el pecho sangrante como un Nazareno
en la primavera que apenas iniciaba…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 10/13

MAMI [112]

MAMI [112]

Hace 11 meses pude ver el brillo de tus ojos,
girasoles brillantes y hermosos
con el verde amigo mío,y el dorado impaciente
que esperaba tus brazos.

Hoy madre, hace tantos inviernos
que parece que fue ayer, y no tanto tiempo,
que tu abrigo marchó de madrugada
musitando: el sol... el sol... el sol...

Hoy mi tesoro, mi amor
estás aquí presente a nuestro lado,
te veo con esa sonrisa de niña grande,
escucho tu voz entrecortada orando por alguien
y declamando con una sonrisa,
que Dios  vive en cada ave canora,
en cada suspiro del viento, 

en cada lágrima.

Hoy se fue la luz que iluminaba mis días,
pero una huella reposa cerca de mi corazón,
unas manos se parecen a las tuyas;
una voz tiene color y energía
si el amanecer señala el astro de nuevo
tan lejano y  tuyo.

Hoy mi violeta pequeña
vine a renovar los votos de mi amor
y a llevar una pequeña flor de tu ventana,
a los gorriones que se bañan de luz
dejando una honda tristeza,
y la esperanza de un mañana juntos.

"Te quiero madre, Monito"

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 10/13

DOÑA PARCA [113]

La Cacica. Zapatoca SS. Finca de nuestros padres hoy.
Ayer una bella estampa llena de orquídeas y sueños.


DOÑA PARCA [113]

Vestida de negro la parca,
vieja malhechora que a ratos es ventura,
nos roba el brillo de los ojos, 

sin importarle siquiera,
y nos arropa de lozas frías.

¡Mala vieja!, atrevida
que le hurta  a un niño sus llantos
y a nuestros amores sus alegrías,
vistiendo de campanas el silencio,
cubriendo de abrojos lo que ayer
de bellas mariposas se adornaba
y cantaba con los mejores vientos su elegía.

Pude ver que a ratos bienvenida
como la aurora tal vez, o un sueño,
donde pareciera que el dolor se esfumara
con los ojos viendo hacia ningún puerto
y las manos frías…

¡Deja de jorobar por aquí!
Suficiente tenemos por ahora.
Roba si quieres a todos los malvados,
los que hurtan la felicidad a los vencidos
y dañan la tierra para sacarle sus tesoros,
dejando descalzas las ilusiones
para que marchen sin rumbo,
sin saber qué tranvía coger
ni qué guía seguir.

Toma de aquéllos que viven muertos,
que caminan porque la brisa los mueve
y no han detallado del sol su brillo mágico,
ni de las estrellas su titilar pasivo
si de negro intenso se adornan las noches.

¡Vieja mala onda!, atrevida, abusiva…
No te pasees por éstos lugares,
aquí soñamos que vivir es cierto,
y no tu sombra que nos toma cuando más felices,
y  marcha contigo bajo la huella indeleble
que no sabemos si es suerte, 

sueño o fantasía.

Desnuda tu corazón,
arráncale a la luna un suspiro.
Sumisa  a ratos se desvela,
para llevar hacia ese mundo extraño lo que quiere
desnudando el alma de la noche
quedando la suya blanca y vacía.

Cualquier día te antojas de mí,
el segundo en que sin esperanzas viva
y cuando el dolor insoportable,
o el sueño del amor suspire en mis labios,
no antes, pues estaré ocupada por ahí,
escuchando siempre el trino de un ave
surcando veloz el cielo
al llorar diamantes la cascada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 10/13