lunes, 31 de agosto de 2015

OVEJA GRIS [1]





OVEJA GRIS [1]

No es día para despedidas, hoy está verde un árbol, acaba de nacer un ave, ¡ey pero esos niños no son suyos!, ¿qué importa?, lo que vale es que alguien abrió sus ojos y ha visto un paisaje, muchos no los ven, ni porque tienen vida y sus ojos abiertos, ahora los celulares ocupan ese lugar y los rostros parecen de zombis, ¿el mío también está así?, creo que sí, por eso debo salir más, y aprovechar los segundos de vida que se me regalan.

Salí un momento a ver el sol, coqueto y maravilloso sabe quién soy y me acepta, me ama y acaricia, pero jamás me daña, sólo si abuso de su bondad.

Que éste día nos encuentre bendiciendo la gracia de existir, ¿creen que nos conocemos?, ¡es mentira!, nadie conoce a otro, cada quién sabe cómo es, el resto es apariencia para tus ojos.

Existe un Rey, confío en que Él no se equivocó ni en una hoja, tuvo todos los aciertos, aunque pienso que no debieron existir depredadores, ¿pero quién soy para criticar a Dios?, Él reirá de mí, estoy segura que piensa: ¡mi ovejita gris!, ¡cuánto amo a mi oveja!, la dejaré un rato más, y cuando no esté pensando en la muerte, la traeré a mi valle, para que respire aromas a flores, y camine por ahí sin miedo a nada ni nadie.

Conoce mi llamado, la he visto muchas veces, sé lo que hace, ella cree que está pecando, ¿quién puede decir que mi oveja peca?, ¡jajajaja!, siempre será mi niña, aún con su cabellera blanca, siempre será mi amor a pesar de todos sus tropiezos… y luego, enviará un rayo de luz a mi casa, ¡éste es para ella!, mis rayos tocarán a todos los que anhelen de mi energía, calentará lo frío y volverá ardiente lo tibio, porque así es mi amor, soy hecho de amor, y soy quien fabricó todo éste universo, ¿quién dice que no fue Él?, ¡un científico claro!, todo evolucionó, hasta el cerebro del científico, pero por su obra y gracia.

Mi Pastor sabe quién soy, nos conoce, ¿pero tú en verdad me conoces?, no lances más tus espadas contra mí, porque tengo una roca inmensa que resguarda mis suspiros, y con éste amor tan grande, inicio éste  día.

 Jamás digas que eres mejor que nadie, porque todos somos carne de su carne, polvo al fin para esparcir en sus praderas, abono para que el planeta jamás muera, y resuciten flores y vencejos en el valle.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 31/15