viernes, 8 de noviembre de 2013

CAMINANDO [103]

CAMINANDO [103]

Los veo caminar, pausadamente,
gacha la mirada, ante el sol naciente.
Aturdidos sin saber a dónde correr,
tan agotados del Kalahari
a donde llegan con sus dardos
y no los dejan ser.

Ahí van, son corderos al matadero
sumisos a éste cruel destino obligado.
Caen los gigantes ante nuestros ojos
tan de brillantes ojos, tan dulces,
que hasta recuerdan a sus madres.

¿Qué somos acaso en éste planeta?
Creo que Dios se equivocó con nosotros;
dañamos su obra impacientes, severos,
y queremos ver mundos de cemento
montañas grises con sus humos venenosos.

¡Divino sol!... no quiero ver más horrores,
vivo mis días llorando, al ver cómo la manada
donde ayer fueron miles libres por la llanura,
hoy, unos tantos, con sus niños sin madre,
y sus dientes mutilados.

¡Qué  grande se cree el hombre!
Su inteligencia lo volvió un bruto,
su arrogancia una endurecida roca,
donde el corazón no habita.

Pareciera un mundo vacío de amor.
Mis divinos amores...¡tantos luchando!,
pero la maldad tiene seguidores
y la bondad es como una daga clavada
a los torturadores.

Sigue tu camino, es extensa la llanura;
llora sobre los huesos que han quedado,
espera a que broten nuevas flores
y otros pastizales no habite el hombre,
más allá de todo...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 8/13

SIN MI JUGUETE [104]

SIN MI JUGUETE [104]

Si me quitan las páginas en blanco, nada queda...
Es mi pequeño juguete guardado con celo
en donde abonan mis lágrimas sus quejas,
y mis labios se entretienen.

Al abrigo de cualquier sombra me cobijo.
Que nada turbe mi inocente calma,
que nada enfríe el calor de un día,
si vacías  quedan las cigarras.

Y la escuché cantar, era un agudo llanto.
Lastimaba mis oídos su dolor
y una gota transparente,
donde su imagen se copiaba
se  fue nadando despacio,
para quedarse ahogada
en el infinito azul.

¿A dónde vas acaso?
¡No te apures!... espera un poco...
Tal vez en un rescoldo de una roca
aprisionada vivas un segundo  más,
o una brisa tempranera te sacuda
para que sigas,  tan  incierto continuar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 8/13


COMO EL TRIGAL [105]

COMO EL TRIGAL [105]

Cierra los ojos y escucha,
hasta el color tiene ruido.
El cieno se ha recogido
y lloran las cigarras.

Abre los labios y bendice,
un ave acaba de trinar conmigo,
es suave la mañana,
y no sé cómo caerá el rocío.

Un gorrión tal vez anidaba
bajo una pequeña rama.
¡Es tan quebradiza la vida,
cuando el corazón se inflama!

Pero aun así, mi amor,
te has quedado para siempre
dentro de mi corazón,
con el encendido rubor
de las rosas en noviembre.

Abre los labios para darte un beso.
al momento del silencio,
si hay retorno de las aves que se fueron
y habitan de nuevo mi aposento.

Nadie está triste hoy…
Entretejo con las ramas un nido.
¿Seré gorrión o mirlo?
¿Seré mariposa en el camino?

¿Quién llora?
Lo que fue no se repetirá.
Pero al ver las hojas caer,
un suspiro me alivia
al sonido de un murmullo
que acaba de  regresar.

Las he visto tan iguales,
sólo bajan a reposar
para que broten encendidos lirios,
sobre el reseco pastizal.
¡Detalla cómo se clona el rocío
cuando bajan las cascadas…!

Besan con amor a las aves
y desde que inician el viaje
pasando por la quebrada,
¡siempre van alegres
con su divina tonada!

Como el trigal es la vida,
ayer verdes tiernos,
hoy, tibio pan que se amasó con el tiempo
y se adobó con lágrimas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 8/13


A DORITA 2 [102]

A DORITA 2 [102]

¡Miren ahora a la doncella!
Tiene un traje granate en su rostro,
adivina el parpadeo de una flor
y dice que en ella está un amor.

En una piltra de rosas rojas
donde se fueron las espinas,
ve en un largo camino
al final de su destino.

Todo son cuchicheos de amores…
Temblores olvidados que regresan.
Hay una luz inmensa que le arropa,
allí los azules son capricho
si brillan los luceros en el día.

No hay noche, no hay sueño
el dolor se extingue,
nada se tuerce en el camino
todo es liviano, parece bruma,
que de paso, nos impulsa por la vida.

Tiene un brillo extraño
un motivo bajo el firmamento,
más su anhelo es una luz violeta
que al amanecer, se extingue con el sol.

Tiemblan sus labios,
anhelante de un beso la encuentro;
de un abrazo desnudo entre sus pechos
y esa agitación le aqueja,
para con esa ilusión, volverse vieja.

Espera un poco…
Aparecen los que marcharon,
rondan el hogar en su compañía,
le dicen: yo te amo mi corazón
no te impacientes por el después,
que mañana no existe, si no ahora.

Habrá retorno del águila,
sus alas  bien abiertas te guardarán.
No habrá tropiezo a tu llegada.
Tan dócil como ayer, mi paloma blanca,
que entre suspiros y dolores una queja,
pero el tiempo arropa y cobija
a quien paciente espera.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 8/13 



CAEN LAS HOJAS [106]

CAEN LAS HOJAS [106]

¿No es acaso hermoso despertar,
viendo un lecho de oro a nuestros pies?
Siguen cayendo hojas de mi árbol
cerca de donde habita un ciprés…

Fue un regalo para mis niños
que entre sus gajos florecidos
pudieron elevarse como golondrinas,
para descansar en el atardecer.

¡Oh divino!... ¡qué mágicos regalos!
Cuántas heridas a tu parcela,
cuántos rojos encendidos
copiados entre los pastizales…

¡Qué temblor tan hermoso sacude tus alas!
Acércate a palpitar dentro de mí,
de nuevo estamos solos
y llega tu perfume de alhelí.
Hay una gracia en éste hoy…
¡Qué bello es despertar!
A pesar de que no hubo despedidas
sus ojos parecieran divisar
un parque inmenso rodeado de flores
en el que pudo descansar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 8/13