martes, 5 de noviembre de 2013

ALÉGRATE [122]

ALÉGRATE [122]

Sonríe, ¡estás viva!
Alégrate porque puedes respirar;
muchos alimentan sus pulmones con cables
y a pesar de ello, sonríen más.

Mira el atardecer,
hoy me lo perdí,
tal vez sea el último
y no sé cómo fue.

Tienes completas las manos
no te sobra ni te falta nada,
el dinero es tu afán, ¡pero cálmate!
si no llega ese mañana, te irás igual,
pero si llega y tienes abundancias
también lo harás…

Regálame una dulce palabra
la conservaré como una rosa.
Una flor del campo perfuma más,
cuando nadie la toca.

¡Sonríe!, es la tarea para hoy.
Siempre he dicho que mañana no existe
y el ahora, el instante del rocío en la ventana,
el momento de un colibrí de verdes alas
que se enamora de una flor ante tus ojos,
no se repetirá jamás.

Alégrate porque tienes amigos.
A través del viento resucita la bondad,
llegan perfumes de muchas flores,
besos con lengua se enredan en la tuya
y el corazón de nuevo empieza a palpitar.

No te ilusiones por lo que puedes tocar
pues lo invisible es de Dios,
y es el aliento lo que llena los pulmones,
es el viento,
quien hace sonar a una flauta,
donde la ocarina nos hace guiños
con su amor.

Espero estés feliz…
Nada te duele, sólo vives con ansiedad…
Me uniré a los trinos de la mañana
para declamar un verso a solas,
donde sea la aurora quien escuche
y las ramas de mi árbol
empiecen a danzar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13



A TI [123]

A TI [123]

¿Puedes escuchar el sonido de la flauta?
Parece niña danzando desnuda,
ave que esponja sus alas al sol
y se entretiene con la lluvia.

A ti Señor del silencio
que gritas con furor entre brisas fuertes,
si en forma de cascada te antojas,
serás mi amor en la voz del ruiseñor,
y mi amante en el reposo de la noche.

¿Es el tiempo dueño de las imágenes?
Eres negado si el pensamiento dado se abusa
si derriban tu obra y no hay saciedad,
y tu vientre es abierto una y mil veces
para saquear tus prendas…

Joya divina es tu palacio.
¿Seré recibida por ti?
Tal vez deba recoger tantas flores,
espinar mis manos con los cardos
para descubrir su  interior rico en promesas
de ahí brotarán inmensas flores
que mañana serán dulces higos.

¡Nada es fácil!
¿Qué tarea me has dejado?
Ahora estoy en el silencio de un amanecer
todos se han ido y sola me que quedado,
no hay lágrimas,
está confundido mi lago,
no hay motivo…

¿Sabías que no lloro?
Es que hay un río que se ahoga dentro de mí,
más un  pequeño riachuelo se empeña,
y entre tanta espina me habita
anhelando ser  gorrión,
posado en el trigal de tu mirada.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 4/13

EL HUMO [124]

EL HUMO [124]

Encendí un cigarro para ver sus prisas.
Entre los colores del sol, parecía un iris,
pero en mi pecho se quedaba el acíbar
que tarde o temprano, me consumiría.

¿Acaso no he de morir en cualquier segundo?
Se fue mi niño quien corría detrás de un sueño,
se fueron a navegar los lirios del bosque
y resucitaron en un lugar nuevo…

El humo seguía elevándose
sus curvas eran sinuosas,
se consumía entre la brisa.
Su instante nació como yo,
a partir de la boca,
para morir también
dentro de un hálito.

Ahora cierro los ojos,
se ha ido, se quedó entre las imágenes,
voló como las aves veraniegas
y me quedé en el silencio de cualquier tarde
con la boca abierta y los ojos viendo al cielo.

Di cuenta que la vida es como un cigarro,
una mortaja sus ocres ramas
que se borrarán en un instante,
siendo un leve parpadeo
con el mágico sonido del tiempo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13



ESTOY DESPIERTA [125]

ESTOY DESPIERTA [125]

No he dormido, el sueño se ha ido.
Soy una luciérnaga en la noche
y en el día los ojos abiertos son llamaradas
cual  sol pendiente de un nuevo día.

No hay perturbación por hoy.
Entre demonios creí estar,
se han vuelto pedazos en el infierno
y logré escapar.

Dormir es tan solo un paso de película.
El negro de la noche y el develar del día,
si creemos ser una imagen
y sólo vamos desnudos por la vida.

¡Aquí no hay nada raro!,
Sólo soy una hoja seca y herida.
Es la luz el motivo del color y a ella me acojo,
a esos matices que motivan el corazón
así de la aurora las mañanas
y del acíbar los amargos  repetidos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 5/13