miércoles, 15 de mayo de 2013

BRILLOS (103)

BRILLOS (103)


Recibo la energía de los triángulos, 

de las estrellas, de la luna...

Quiero estar adornada de azules intensos
de plateados que deslumbren ante todo,
y me muestren así como soy: desnuda.

Aplaudo el brillo de otros, 
y a esa luminosidad me sumo;
muestro de sus ojos diamantinas olas,
plácidos destellos para que se conmuevan
y vean en los demás, las caricias del cielo.

Me atengo a la voluntad divina
a ella me acojo, me doblego, me arrodillo,
doblando algo más que mi ser 
donde la humillación no sea castigo,
si no voluntad de ver más allá del alma
que Dios está vivo en cada ser que ven mis ojos
y en cada hoja, que se mueve por voluntad desconocida
como el aliento que penetra por la boca 
y por ella misma expira... 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, mayo 15/13


EL GALLO DE PEDRO (104)

EL GALLO DE PEDRO (104)

El gallo de Pedro era de plumaje rojo,
Su larga cola mostraba dominancia
Pero un pollo con cara de faisán,
Quiso mostrarle su arrogancia.

Lo primero que hizo fue cantar.
Estiró sus alas y el cuello esponjado
Para dar al entrometido
Su primer estofado.

Dijeron que el  pollo faisán, 
Venía de tierras lejanas.
Acostumbrado a comer ranas
Pensó que aquí, haría lo que le daba la gana,
Pero no contaba con el gallo de Pedro.

Empieza la función, 
Viendo quién cantaba más alto,
Y entre el canto del gallo rojo y el faisán
El rojo llevaba las de ganar.

¡Ven acá pollo insolente!
¿Eres el de la pluma cagada?
Y en medio de otra tonada
Atacó al gallo sobrado y grosero,
Con una leve estocada. 

Se fueron de lengua primero
Hasta que la gallina intervino.
La fiera se hartó de vino,
Borracha y pendenciera
Lo lanzó cual zorra mañosa
De su propio gallinero.

El gallo de Pedro tomó su puesto
Y en el más alto tronco cantó de nuevo
A lo que el  pollo faisán, creyéndose más bueno,
Sólo un rasgado canto, y cayó al suelo.

Ya las espuelas estaban en el pecho.
De sangrante herida buscó un consuelo
Donde una gallina de dorado copete
Que lo arropó con sus mañas
Cambiando sin pena las espuelas.

Viene soberbio de nuevo...
¡Lanza su primera estocada!
El gallo de Pedro salió lastimado
Pero ganó su gallardía
Y el pollo faisán se fue en cagada. 

Las espuelas falsas fueron sostenidas
Y en lo alto lo veo cantar con más fuerza:
¿¡Quién será el verraco que venga a retarme!?
¡Qué se atenga a mis dagas consentidas
Que no tienen mañas para atravesar 
A otro pollo atrevido!

Ahora retoza feliz  en su gallinero,
Pisa y pisa a sus gallinas.
No habrá pollo tuerto que le gane 
Ni gallina que no se arrodille ante su valentía. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 15/13