¡Hola amiga!,
iniciando con tu hermoso pavo blanco,
a quien le escribí alguna vez un poema,
gracias por tu amistad.
Bienvenida a la casa de "la intensa" me dicen mis hermanas.
Pero sólo es intenso el amor,
cuando vemos el mundo de colores, y ante todo,
cuando los árboles se desnudan de sus amarillos.
¡Qué bonito!, gracias, feliz con tu amistad
siempre aprendemos entre las voces de nuestro bosque unos de otros.
Siempre aquí con una sonrisa y menos signos de puntuación,
que todo el tiempo fallan.
Válido vivir el segundo, regalarnos todas las sonrisas y abrazos del ya
pensaba que yo lo había dicho primero jajaja!,
resulta que hay muchos poetas que lo pensaron hace siglos,
antes que la tonta Sheila, que se cree la gran poeta,
en medio de una cocina vieja y arrugada, como sus propias quejas.
Ahora mismo no quiero trabajar, sino escribir
pero todo es aprisa, sudando corriendo, ¿Cuándo me detendré?
Espero que nunca, que en el tiempo de los jamaces,
no me gustaría verme con la mirada quieta sin saber a dónde ver.
Aprecio cada minuto, pero más, si tuviera todo el tiempo
para charlar con mi pared en blanco.
Hoy ni cociné, no se me antoja, están grandes
tienen salud y la mirada brillante,
lo harán mejor que yo, porque no quiero miradas llenas de rabia
no soy tan buena para los guisos, pero propongo cada día una sazón,
cada segundo una lágrima envía el amor desde dentro,
desde ese lago profundo del alma,
para ver al fin una sonrisa, un contento.
Pero no será hoy, tampoco mañana… porque es día domingo
el día escogido para buscar el sol desde muy temprano,
corretear con los perros un rato, desenredar sus greñas con mis dedos,
mirarnos a los ojos sin hablar, diciéndonos, te quiero, te amo
en tanto ellos responden lamiendo mis pies
y con sus ladridos felices, bendicen la gracia de un nuevo día,
si acaso llega, si nos espera…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 17/14
Ellos alegran mis días, no estoy sola nunca,
porque sus ojos me vigilan y bendicen cada una de mis caricias.