jueves, 16 de mayo de 2013

ME DI CUENTA (84)

ME DI CUENTA (84)

Parece que no salía nada
por compartir ese largo poema,
y ahora paso por la pena de eliminarlo.

Pero, es que sin la motivación
de que alguien lea lo que escribo,
el verbo se queda en nada
y yo me quedo contigo.

Al principio no me importaba,
ahora, me importa mucho, 
/¡no lo niego!

Qué mala costumbre, 
hacer de  todo un poema,
pero es que paso por la pena 
de borrarlo de mi vida,
aunque quedará guardado 
en el baúl de los recuerdos,
¡pueda ser que algún día, lo imprima!

Valieron las risas, las carcajadas,
esas no tienen precio, valen oro,
aunque un mal pago siempre recibo,
no me resisto a quedar en nada.

Por eso ahora, amaneciendo,
tomo la vida con más contento,
aprendo a lidiar con vanos sueños,
ya que de a poco, vamos muriendo.

No es mi culpa ser tan necia,
ni saber poco de éstas andadas.

 Me dejo por hoy de más pendejadas,
mientras siga sonriendo el pollo, 
de sus embarradas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13



BAJO LA LLUVIA (85)

BAJO LA LLUVIA (85)

Bajo la lluvia: 
¡Qué dulces gotas de rocío!...


Desnuda mi alma, advierto,

Y no espero de ti ningún consuelo;

Si acaso mañana, al despertar, 
Un recuerdo...

¿Olvidarás mis necias palabras?
Si te quiero, me amaño en repetirlo.

Si me odias, tal vez termines amándome,
Para descubrir que en otro tiempo,

En mi alero ya existía quien me amara,
Pero no, como te quiero. 

Raquel Rueda  Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13

LIRIOS (86)

LIRIOS (86)

Recuerdo cuando brotaron
Los primeros lirios,
Mi madre arrodillada en ovación:

¡Para ti mi reina, desde aquí los ofrezco,
Para que protejas la vida de mis hijos
Y tenga aliento de verlos crecer!

Y de los lirios, una novia se adornaba
Cuando en blanca sepultura convirtió,
Una daga se volvió púrpura en su pecho
Y la niña de blanco expiró.

No hay afanes si el amor es abundante,
Es la libertad de amar, la razón.

Por eso hay lirios blancos en el cielo,
Y púrpuras, que se vuelven pálidos
Ante el sol.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, mayo 16/13

ORQUÍDEA (87)

ORQUÍDEA (87)

Me preguntas: 
¿Qué recuerdo de ti?
¿Acaso importan mis sentimientos?

Parezco una hoja reseca,
hiena maltratada sin motivo,
serpiente con lengua bífida
que busca la tibieza del sol
y se enrolla sobre sí, 
cuando tiene frío.

Nadie me dará explicación del por qué…
Poca cosa parezco, tan reseca tierra,
donde el abono de la vida se perdió,
para que los desechos  de las reces al secarse
dejaran un tibio nido, 
para que al fin pudiera estar.

Sin darme cuenta, 
mi leñoso traje, verde oliva intenso, mis rubíes,
unos brotes nacientes en mayo,
y ese olor… ese suave aliento de las orquídeas,
ahí estaba yo… descolgada, era un gajo
dejando algo más que amor.

¿Y dices que nada valgo?
Alguien me vistió con traje de seda, sin pedido;
adornó mi alma y entregó mi sexo a un colibrí
para que amante sin igual, me dejara sus cariños,
y regara mis alientos por ahí.

Sobre una roca tal vez, al descuido,
complacida en nacer desde la inmundicia,
desde ahí se alimenta mi ser y nada temo,
es la gracia de Dios quien me sostiene
y para Él son los perfumes de mi corazón.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13



PORQUE TE QUIERO (88)

PORQUE TE QUIERO (88)

Que nadie me castigue por amar.

¿Sigues enojado porque te quiero?
Ojalá alguien lo hiciera como yo.

Pero abro mis alas...
¡Es tan grande el cielo,
tan inmenso el pastizal...

El azul siempre me llama, 
me incita,
como crear cada segundo 
un madrigal. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13



MADRIGAL (89)

MADRIGAL (89)

Me hablan de ti 
las perlas de mis ojos
que se desgranan sin tu amor.

¿Has amado sin ser correspondido?
¿Has buscado en un huerto despoblado, una flor?

Como te amo, ¿quién te amará?

Observa al cielo un momento,
se conjugan los rayos del sol;
penetran en el mar 
sin mezquindad.

Se aman con los corales, 
como te amo yo.

Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, mayo 16/13

RIMANDO (90)

RIMANDO (90)

Amor mío: 
quiero rimar mi corazón con el tuyo.
Alcahuetear tu sangre caliente con la mía;
seas en mi nicho, el espacio para tus ganas,
y padecer amándote cada día.

Quiero emparejar mi boca con la tuya.
¿Existe para el amor otra fantasía?
Que las ganas me conviertan en tres
para clonarme amado mío en tus ricuras.

Mis pechos adornados de aureolas rojas
que oscurecidas por el tiempo, se han vuelto.
Un cáncer pasará, más no mi olvido.
Padezco  por ti, y es para ti, mi desvarío.

Quiero rimar el azul del cielo con tus ojos,
tu pecho fuerte componiendo en el mío melodías,
tus piernas abrazadas a mi torso desnudo,
para sudar lágrimas de calor y fantasía.

Rima en mí,  amor...
En tus manos justas en mi sexo,
en tus dedos halagadores, fantasiosos;
en tu lengua, serpiente herida,
para dejar en tu piel, mi huella confundida.

Al rimar el cielo con la tierra
sabrás de mis locuras.

Soy una tigresa enamorada,
escucharás desde lejos mis rugidos.

Comprenderás al fin cuando no esté,
que como yo,
nadie te ha querido.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13




UNA CARACOLA (91) (infantil)

UNA CARACOLA (91) (infantil)

Una caracola se fue a navegar
y con cinco niños 
la vi regresar.

Una caracola tenía una casita,
¡pero la de mis niños, 
es la más bonita!...

En una hoja se fueron a jugar,
¡y la chiquitita sobre su mamá!

La caracola las quiso llevar
a ver un huerto de verde color…

Muchas lucecitas dejaron al viajar,
semejaban perlas desnudas 
sobre la mar.

Mamá  caracola se puso a llorar
porque la niñita, 
no se quería bajar.

Eres mi caballito 
y aquí quiero estar...
¡Nadie de mi montaña, 
me podrá tumbar!

La caracola se pudo disgustar
y de un pequeño salto, 
la hizo resbalar.

Y la Chiquitita inició a llorar.
No llores mi niña, 
¡vamos a cantar!

¡Se formó una orquesta!
¡Se formó un rumbón!

Sobre una bella hoja
de verde color.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13


ME ASOMBRA (92)

ME ASOMBRA (92)


Me asombra la gente mañosa,

el temporal que daña mis instintos,

el amor pasajero, cual mi sombra;

tu locura, y la mía en el olvido.



Cambian las personas,

se alejan, parecen gaviotas en la mañana
y regresan de a poco las que fueron,
en tanto, otras, se quedan rezagadas.

Una extrañeza me toma y enmudezco,
si a la luz de un candelabro te descubro.

Una luciérnaga es luz en la oscuridad,
y la bondad se olvida, el amor castiga,
si lo entregamos en verdad.

¡Qué difícil se ha vuelto la amistad!
Confiar en los demás es un castigo.
Se develan los secretos entre orgías,
ríen las hienas si nos hieren,
y confiadas continúan…

¿Pero a una gaviota herida quién defiende?
Se deja llevar apacible por las olas,
sus ojos se destiñen con el sol abrasador;
deja de suspirar y calla el poeta,
y al fin, dobla sus alas y olvida,
que alguna vez existió.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13 



TE QUIERO (93)

TE QUIERO (93)


¡Si supieras cuánto te quiero!

Es un amor incomprendido,

una llama que hiere y lastima,

y de a poco te echo al olvido.



Desechaste mi amor,

tal vez lo más puro hallado.


En un rincón del bosque te he rastreado,
para quedarme dormida en otro lago.

Bajo la sombra nueva me cobijo,
dulce es despertar amando tanto.

Trinan de nuevo los sinsontes,
y retorna a mis ojos el llanto.

Raquel Rueda Bohórquez
16 5 13 



NIÑOS (94)

NIÑOS (94)

Cuando niños, todo es alegría.
El dolor, no lo comprendemos,
Ni las oscuridades, ni las negras manos,
Y crecemos siendo niños,
Nos volvemos viejos, sin desear crecer.

Cuando somos niños, todo es juego.
Elevamos cometas de colores con una hoja caída.
Jugamos a ser amantes bajo la lluvia
Y a convertir una flor en un navegante,
En las claras aguas de un lago.

Volamos por los cerros sin temor
Y vamos creciendo un poco, nada más,
Añorando del ayer, los besos de una madre,
Y las carcajadas de un padre,
Que con dádivas sostiene nuestro amor.

Cantamos tantas veces,
Aliviamos el hambre con caldos vírgenes
Y lo que hay es gloria a Dios,
Lo que venga es delicia a nuestros labios
Contentos con estar y ser,
Sin importar que la lluvia empape nuestra almohada
Si ahí están los dos.

Pero cuando marchan los amores viejos
Cuando se van yendo de a uno,
Descubrimos las sendas heridas del tiempo,
Nos olvidamos de las alegrías
Porque tañen las campanas muy seguido
Y nos estamos quedando solos y desnudos.

Pero cuando estamos niños…
¡Ah!...  ¡Qué alegría serlo!...
Sin importar oscuridades temerosas
Olvidamos lo que es maldad,
Corremos con los ojos cerrados,
Nos escondemos bajo la cama,
Para que nadie escuche nuestros llantos.

Qué fácil transformar una hoja en un avión
Y correr, correr para que la brisa acaricie
Los cabellos sueltos y desgreñados,
Los pies descalzos y heridos,
Los mocos, los calzones rotos…

Es que cuando estamos niños
Todo es fantasía que se disuelve de a poco,
Si creemos que estamos grandes,
Y descubrimos que la vida no es fácil.

Pero si cerramos los ojos,
Siempre seremos niños bajo la lluvia.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13




ARRIBA (95)

ARRIBA (95)

Me deslumbra lo alto;

soy una enredadera, subo,
arriba... ¡arriba!...

Junto a las estrellas
cuelga la luna
y el sol envía destellos.

Arriba de todo y de nada
allá quiero estar.

Sedienta de tu vino añejo,
cual viñedo te busco,
como alondra al nido.

Sobre la cumbre de todo
al cerrar los ojos y volar,
abro mis alas, y la brisa,
me entrega un dulce cantar.

Y entre suspiros despierto.
¿No han visto a mi amor pasar?

¡Déjenme cerrar los ojos!
No quiero otra vez llorar...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 15/13