lunes, 1 de abril de 2013

TE VEO [141]

TE VEO  [141]

Una extraña sensación
Un hormigueo,
Eso me inspiras cuando te veo.

Un sonrojo que sube y baja

Muchas palomas allí aletean:
Grillos, luciérnagas, luces que brillan
Al presentir al fin tu regreso.

Es un delirio todas mis noches
Y al levantar mis ojos hacia tu cerro,
Estás viendo hacia mi cárcel
Mi ausente amor de ojos negros.

En un suspiro entrego mi alma
Quiero volar… deseo correr
Saltar la cerca que de ti me aleja
Y entregar en tus brazos todas mis quejas.

Pero te marchas sin un adiós.
Me dejas sin despedida
Y un carcelero toma mi vida
Para llenarla de dulces sueños.

Fue mi destino amarte tanto.
He visto un campo de verdes pampas
Donde brillan hermosas ancas
Y se enamoran las almas solas.

Y aquí me quedo hasta que vuelvas
Sobre la misma roca fuerte;
La que sostiene mi enorme peso
Que se hace liviano sólo con verte.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 1/13

VIENDO EL MAR [142]


Caballo y mar.
VIENDO EL MAR [142]


Pude detallar el mar,
Sentir la tibieza de su amor.
Las pequeñas niñas danzarinas
Una tras otra, 
Como si jugaran o volaran ante el sol.

No estaba sola, 
Mi sombra era mi amiga,
A donde voy me sigue y consuela
Y persisto en ver a las alturas
Para encontrar un motivo a tu adiós.

¡Qué danzantes viajeras!
Pálidas y matizadas...
Adivino imágenes donde no estás.
Busco entre el manso cantar del mar, tu voz
Pero te alejas, como el navegante,
Hacia el cerro que se esconde
Y oculta de tus ojos mi verdad.

Viendo el mar te descubrí,
No eras mío ni de nadie,
Eras de las golondrinas 
Adornadas de terciopelo,
De las flores de un día
Que perfuman, 
Sólo perfuman al pasar.

Me atuve entonces al silencio,
Ahí encontré un motivo:
Llené de letras una blanca lápida
Y me quedé con tu recuerdo
Muriendo, a la par conmigo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 1/13










MELANCOLÍA [143]

Mis padres...

MELANCOLÍA  [143]

Te llamo y me tomas,
eres la dueña de mis pasos,
la diosa de mis días
al recordar esas miradas

con las sombras de una sonrisa,

el llanto de un niño,

su inquietud y carcajadas.

Dulce melancolía:
Te has robado mi alegría,
el dolor persiste y continúo
aunque me quiebre el viento
con sus solapadas brisas,
donde el hedor de la muerte nos marchita
y el cantar de la vida nos resucita.

¡Ay amores!
Son tus perlas más salobres que el mar,
los cantares se los robó la tarde,
los sueños se fueron amanecidos
sin ver un nuevo ocaso.

El dolor… ¡qué suave es a veces!
y a ratos nos toma para quedarse.

Qué desnuda estoy a ratos
si a la sombra de tus pasos,
persigo, cual mariposa negra una luz,
y mis ojos a los tuyos,
tan sombríos y distantes.

Tomo un ramo de rosas de colores,
aquí en mi corazón las deposito.

Mis dulces recuerdos son lo que tengo,
y éste dolor que se quedó por siempre
abarcando la niña de mis ojos
en un lago profundo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 1/13

ELLA [144]

Mi madre amada con su bebè.


ELLA [144]


Mi día es para pensar en mi reina.

¿Quién como ella?

Sólo bondad su imagen,

caricias sus manos

y su boca ni una maldición.

Nació para bendecir y amar
y así marchó...

Viendo a ese cielo soñado
en la soledad de su aposento,
con el único tesoro que guardó su corazón:
amar a Dios y al prójimo,
ese fue su legado,
no sé si lo estamos copiando
pero ya, es ahora,
antes de que la señora parca regrese
y nos encuentre descuidados
en la vanidad del mundo.

Te quiero madre. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, abril 1/13

BUSCANDO A DIOS [145]

BUSCANDO A DIOS [145]


No busquemos a Dios donde están los ídolos de barro,

Él está en cada hoja que danza, con los suspiros de la brisa.

Permanece sobre las calladas y grises rocas,
se renueva cada segundo en el cielo
habla con la voz de mis niños y ve con sus ojos.

Dios no está en palacios dorados...
Búscalo bajo una rama reseca,
sobre una montaña si un cóndor se eleva,
bajo las aguas del mar y sobre ellas.

Encuéntralo prontamente... Está a tu lado...
Palpita con tu propio corazón,
suspira con tus pulmones
llora cuando hieres, matas y acuchillas...

¡Levántate!... Dobla las rodillas un segundo
porque mi Jefe nos reclama para su obra;
una mirada compasiva, 
pues mis niños emplumados tienen hambre
y es nuestra razón, llenar de alegrías sus picos
elevando con ellos nuestra alma. 

Llena de verdor tu estancia,
sus pulmones mueren a la vez con mi madre,
la negra que hace brotar semillas y flores
y nos pide a gritos que bajemos la guardia
porque pronto, no quedará nada. 

Calma esa vanidad y esa soberbia,
no pediré más de lo que necesito
pues en un segundo,
su blanda mano estará sobre mí,
veré que pronto marcharé 
tan desnuda como la playa
y tan vacía cual globo de cristal. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 30/13


MI TARDE [146]

MI TARDE [146]

Mi tarde amada 
dulce melancolía,
que me roba de a poco
y de a migajas me eleva.

Me queda un poco de ti
sobre las azaleas,
un tanto de brillo en mis ojos
y ese nublar de penas
en el alma mía.

Y aquí muriendo de a trocitos
me desgasto en amar,
me azoto en primavera
si a lo lejos,
levantan vuelo las gaviotas
y se mecen suavemente las palmeras.

Presiento un mañana sombrío,
ahí una roca guardará mis gemidos.
Una lluvia de ojos caerá del cielo
y tropezará el despojo
que moverá la brisa.

Me queda un resto para adorarte,
un montón de segundos para amarte;
antes que las flores se deshojen
y sus pétalos rosa cubran mi blanca piel.


Un cofre de madera 

se llevará la inmundicia.
 Podré volar lejos… muy lejos…

Más allá de las estrellas,
cerca de un diluvio de centellas
en cualquier amanecer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 30/13

UN AMOR/A mi padrino Jorge [147]



UN AMOR/A mi padrino Jorge [147]

Así, inmenso como lo que ven mis ojos,

arrogante, parecido a las montañas,

suave como las flores del campo,

sutil cual la transparencia de un lago.


Un amor así... blanco como las nieves,
sedoso, como la miel en los labios,
abundante como las arenas del mar,
hambriento como la sed de las dunas.

No tiene fronteras ni límites,
entrega en abundancia sin decir nada,
no reclama ni te lo echa en cara, 
ni te anuncia con un dedo
sabiendo lo que anhelas 
sin reproches. 

¿Quién no desea un amor así?
Hoy me levanté viendo de nuevo hacia la cumbre.

Ahí, a pesar del frío, abrí mis alas
y volé... volé muy lejos,
con los ojos cerrados.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 31/13

MIENTRAS 2 [148]

El perrito Gay de Dorita

MIENTRAS 2/A perrito Gay [148]

Mientras no despojemos nuestro corazón de mentira
cualquier sacrificio ante los ojos de los demás no sirve.

Nada vale quebrar los huesos 
ni doblar las rodillas,
si tenemos sucia el alma, 
ese rincón que todos conocemos

pero que a Dios no engaña.

¿De qué valen los rezos, las misas, 
las miradas de cordero degollado 
ante la imagen de un crucificado, 

si a diario condenamos a nuestros hermanos 
a la tristeza y al agobio?


¿Si abusamos de nuestro 

poder para someter a otros,
si desperdiciamos el alimento 
y gastamos en vanidades que nada llenan 

y sólo nos convierte en títeres 
de un sistema fabricado, 
para que seamos sus esclavos?

No sirve de nada una Semana Santa 
repitiendo lo mismo cada vez, 

borrando los pecados con una confesión 
si salimos de allí odiando 
y olvidando que los demás 
también tienen sueños y esperanzas.



No doblaré las rodillas ante los hombres…
Las doblaré en mi soledad ante mi Jefe Supremo.

Él conoce cada uno de mis cabellos
cada lágrima y angustia,
cada alegría y cada sueño…

Levantaré el rostro antes de la aurora
para bendecir el prodigio de un despertar.

Ante sus divinos ocasos, una lágrima,
esperando el anochecer me encuentre cansada
y no quiera despertar más.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 31/13

A MI PRINCESA [149]

A MI PRINCESA  [149]

Me quedo entre tus azules,

no quiero pensar en nada,

en blanco como una hoja

vestida de tu mirada.

Me arropo con tus sábanas,
parecen tules celestes,
parecen besos de madre
semejan a este niño, 
que de tus pechos se prende.

¡Mira que hay tanto cariño!
Son tus amores, mi cielo,
los índigos que tanto anhelo,
tus ojos divino consuelo.

Me duermo entre tu regazo
adornada de nubes de amores.

Vuela garcita entre sus garzos ojos
y llévale mis blancas flores,
a esa reina que me espera
sobre un cerro de colores. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 31/13


DILE/ A Karen [150]

Karen viendo al mar.

DILE/ A Karen [150]

Dile que cuando mira,
es como si la madre tierra 
me dijera que el mundo aún gira, 
que aún existe, 
y que la naturaleza sigue siendo bella.

Dile que espero de sus ojos negros,

son una estrella luminosa en mi camino.


Que tiemblo al pensar que en sus brazos,
soy un prisionero, y su talle,
es una palmera que me incita a un verso,
a declamar a una diosa que me espere.

Dile que voltee sus ojos...
Que cada día espero de su brillo
tan manso como buey cebado,
tan tierno como un cervatillo...

¡Dile, mujer dile!
Que mis días con ella serían luna y estrella,
mar azul adornado de gigantes olas
con un sueño cumplido para dos,
navegante sin barca ni velero
en ese cuerpo donde anclará mi vida
recibiendo tal consuelo. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 31-713